Para 6 u 8 personas
■ 1 rabillo de cadera o un redondo de ternera de 1 kilo
■ 2 o 3 cebollas grandes
■ 50 g de aceite de oliva virgen = 5 cucharadas
■ 1 hoja de laurel
■ 1 cabeza de ajos sin pelar
■ 5 cucharadas de un buen brandy
■ 10 cucharadas de agua
■ sal y pimienta blanca recién molida
1. Cortar las cebollas en rodajas finas.
2. Lavar la cabeza de ajos entera y secarla con papel absorbente de cocina para que luego al sofreírla no nos salte el aceite o simplemente limpiarla en seco con un papel absorbente de cocina.
3. Volcar el aceite en una buena olla superrápida, calentarlo y antes de que humee, echar las cebollas y rehogarlas hasta que empiecen a tomar color. Para que no se peguen y se vayan sofriendo en su propio jugo tapar la olla con una tapadera con pomo, mejor de cristal porque es transparente, que no sea la de presión y removerlas de vez en cuando con una cuchara de madera.
4. Cuando la cebolla vaya estando transparente, antes de que coja color, añadir la carne y dorarla bien por todas partes. Aquí estriba el secreto para conseguir en la olla una fantástica carne asada, mucho más jugosa que en el horno y utilizando una cantidad de aceite bastante menor, en dorar bien su superficie por todas partes. ¡Cuidado!, se debe dorar pero no «quemar» por lo que el aceite debe estar caliente pero no humear demasiado.
5. Mientras la carne se está dorando la tapa sigue puesta y solo la levantáis para darle la vuelta. Se salpica menos y sobre todo la carne no se reseca en absoluto.
6. Agregar también el laurel y la cabeza entera de ajos.
7. Cuando esté bien dorada y no antes salpimentarla por todas partes.
8. Añadir el vino y el agua y rascar rápidamente el fondo de la olla con una cuchara de madera para “desglasearla”, es decir para arrancar todo lo que se nos ha pegado en el fondo, parte de cebolla y parte de los jugos de la carne.
9. Tapar la olla con su tapadera de presión y en cuanto aparezcan las dos rayitas o niveles de la válvula de presión, bajar el fuego hasta el punto que os haga falta, dependiendo de vuestra placa de calor, y cocinar durante 10 minutos.
10. Dejar siempre que la válvula baje por su propio peso.
11. En cuanto la olla se pueda abrir, comprobar que la carne está blanda pinchándola con un pincho o aguja de cocina. La carne tiene que estar dorada por fuera pero rosada y jugosa por dentro, así que no conviene pasarse de tiempo porque entonces saldría reseca.
12. Retirar de la olla la hoja de laurel y la cabeza de ajos y triturar las cebollas con la minipimer o con la trituradora que se tenga. Si ésta es buena no habrá que pasar la salsa por el «chino» para que quede muy fina.
Consejos de cocina
■ Este es un plato típico de los de «Cocinar 1 día para varios», post que aparecerá próximamente, porque junto con su salsa se conserva varios días en la nevera , y también congela estupendamente, mejor en un trozo único que ya cortada.
■ En estas ollas tan buenas no hace falta añadir más agua porque la carne ya tiene mucha en su composición, un 74%, que va a soltar durante la cocción con lo cual tendremos salsa suficiente.
■ Los vinos y licores que se usan en la cocina deben ser siempre de muy buena calidad.
■ Al darle la vuelta, no pinchar nunca la carne con un tenedor, porque por los agujeritos practicados saldrían al exterior sus jugos internos. Utilizar exclusivamente unas pinzas largas de acero inoxidable de cocina.
■ Al sofreír la carne encima de las cebollas, éstas se nos tuestan algo más, pero esto no importa siempre y cuando no estén quemadas, pues la salsa nos saldrá con más bonito color, más oscura y sabrosa.
■ Este plato se puede hacer con varios trozos de carne de ternera, otro trozo de cadera como el cantero, la babilla…, incluso con una pieza que se llama «pez» y que es muy tierna aunque es una carne de segunda. Tiene un nervio en la parte central que los carniceros retiran si se lo pedís.
■ El «chino» es un colador en forma de embudo que se usaba antiguamente en la cocina para conseguir una salsa de textura muy fina. Hoy su uso ha quedado relegado puesto que disponemos de muy buenas trituradoras.
Organización y productividad
■ Para realmente organizar muy bien nuestro tiempo, es decir simplificar nuestra cocina y por tanto también nuestra vida, es muy práctico aprovechar esta receta y sofreír el doble o el triple de la cebolla necesaria. Se tendrá que añadir algo más de aceite, dependiendo de las cebollas que hayamos añadido, y tardaremos algo más pues habrá que remover más veces.
■ Pero solo se mancha una vez la olla y las cebollas fritas congelan maravillosamente. Luego las podremos usar otro día que tengamos más prisa para cualquier otro plato, un bonito encebollado, una pizza, quiche o sopa de cebolla… ahorrándonos así este primer paso. Por eso ya nos venden cebolla frita lista para usar.
■ Al realizar todos los sofritos con la olla tapada no solo aceleramos la cocción, sino que la cebolla va soltando su propia agua, se va ablandando y se necesita una cantidad de aceite notablemente inferior a la que nos haría falta si friéramos la cebolla en una sartén destapada.
■ Cuando esta cebolla empiece a colorearse, sacar con un cucharón la cantidad de cebolla que nos sobra, porque hemos puesto de más, junto con algo del aceite añadido. Volcarla todavía hirviendo en un tupper hermético que se quede bien lleno y conservarla o congelarla.