Los aditivos de la comida procesada podrían contribuir a la obesidad.
Desde hace mucho tiempo se sabe que los microorganismos del intestino humano, llamados también flora o microbiota intestinal, desempeñan un papel importante no solo en nuestra salud digestiva sino también en la general.
Concretamente el intestino humano alberga en su interior una enorme cantidad de estos microorganismos, aproximadamente 100 trillones, es decir 10 veces más que células humanas.
De esta inmensurable cantidad unas 2.000 especies bacterianas son diferentes, y entre ellas solamente 100 pueden llegar a ser perjudiciales.
La gran mayoría de estas bacterias no son dañinas para la salud, y muchas son beneficiosas.
Habitan además en diversas partes del cuerpo humano como en la piel, la nariz, la boca, los intestinos…
Sin embargo, investigaciones más recientes indican que esta microbiota intestinal podría estar relacionada con aspectos más generales de la salud, incluida la obesidad y la salud metabólica.
Según un estudio que apareció hace muy poco en la revista Nature, realizado con ratones, parece ser que estos cambios en la flora intestinal podrían alterar estas poblaciones bacterianas que existen en nuestro tracto digestivo favoreciendo el riesgo de enfermedades intestinales en general y concretamente la Enfermedad Inflamatoria Intestinal o EII que incluye la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, y que afectan a millones de personas, resultando con frecuencia graves y debilitadoras para los enfermos.
También favorecería la aparición del síndrome metabólico que, como ya sabéis, es una enfermedad derivada de la obesidad que reúne un conjunto de enfermedades como la diabetes, la hipertensión, la hipercolesterolemia y otras enfermedades del corazón e hígado…
Según este estudio ciertos aditivos bastante frecuentes en la comida procesada, como los emulsionantes, que se utilizan para mejorar la textura de la comida y para prolongar su duración, podrían ser los responsables de este cambio en la flora intestinal.
Entre los más usados están el E-442 o fosfatidasa de amonio, el E-444 o acetato isoburato de sacarosa, el E-471 mono y diglicéridos de ácidos grasos…
Es importante anotar que esta investigación realizada con los roedores no siempre resulta equivalente en los humanos.
El estudio no se diseñó para mostrar si los emulsionantes podrían o no provocar problemas de salud en los humanos.
Sin embargo los autores del estudio constataron que desde mediados del siglo XX, cuando empezó el boom de esta abundancia de productos procesados, habían aumentado considerablemente este tipo de enfermedades, el EII y el síndrome metabólico.
«Una característica clave de estas plagas modernas es la alteración de la microbiota intestinal en una forma que fomenta la inflamación», señaló en un comunicado de prensa de la Universidad Estatal de Georgia el colíder del estudio, el profesor Andrew Gewirtz, del Instituto de Ciencias Biomédicas de dicha Universidad.
El Dr. Benoit Chassaing, que también trabaja en este Instituto de Ciencias Biomédicas, y también participó, añadió que «el aumento dramático de estas enfermedades ha ocurrido a pesar de una genética humana constante, lo que sugiere que el factor ambiental desempeña un papel fundamental».
El Dr. Chassaing explicó que «la comida interactúa de forma íntima con la microbiota», así que las adiciones modernas a estos alimentos perjudiciales, siempre que se tomen en cantidad, como sucede en la actualidad, podrían quizá hacer que las bacterias intestinales fomentaran más esta inflamación».
Algo parecido sucede con los jarabes de glucosa y fructosa, que están por todas partes en la comida industrializada y que, según parece, también contribuyen a la obesidad.
Los investigadores diseñan ahora experimentos para determinar la forma en que los emulsionantes afectan a las personas.
El Dr. Andrew Gewirtz recalcó que comer en exceso, es decir demasiadas cantidades de comida, más de las necesarias, es la principal causa de obesidad y de síndrome metabólico, pero más todavía si se abusa de estos productos procesados.
Y esto, unido a una vida totalmente sedentaria, acrecienta el problema hasta cotas insospechadas como las actuales.
Muy interesante el post de hoy, querida Cristina, sobre todo porque es un tema del que apenas se habla. Muchas gracias por darnos, en tus posts y en tus libros, tan valiosas alternativas para poder evitar los alimentos procesados, cocinando nosotros mismos con técnicas que nos ayudan a sacarle el máximo partido al poco tiempo que tenemos para estas labores, en particular quienes tenemos niños pequeños. Soy consciente del enorme peso que el lobby de la industria alimentaria tiene en los espacios en que se toman las decisiones relativas a muchos de estos aditivos alimentarios. Se nos vende como inocuo algo cuyos efectos, en algunos casos, están demasiado poco estudiados y demasiado poco contrastados. Como siempre, en nuestras manos está leernos bien las etiquetas (¡no nos lo ponen fácil!) y decidir qué queremos comer y qué no. Gracias por ayudarnos en esa tarea.
Los aditivos en sí no son malos, lo realmente espantoso es la acumulación de los mismos, y muchos empiezan a «tragárselos» desde el desayuno.
Si los apuntaran desde el comienzo del día hasta por la noche… se quedarían horrorizados!
Nunca he dudado de que tanta cantidad de aditivos en la comida sean perjudiciales. Pero en mi caso me diagnosticaron hace cuatro años EII y nunca como productos procesados. No digo que no haya comprado nunca alguno pero desde luego no forman parte de mi dieta habitual. En mi caso coincidió con un periodo de estrés importante. Supongo que habrá diversos factores implicados. Y seguro que el factor ambiental desempeña un papel fundamental porque estas enfermedades son propias de sociedades industrializadas.
Ayer salió en las noticias que las grasas trans estarán prohibidas en EEUU. Estarás contenta, Cristina, tú que tanto has hablado de ello.
A ver si lo copiamos en Europa!!
Dejo dos enlaces interesantes por si alguien quiere más información.
Un abrazo.
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/06/150617_salud_grasas_trans_alimentos_que_son_il
http://hipertextual.com/2015/06/grasas-trans-estados-unidos
He tenido que aprobar tu comentario, porque al llevar enlaces, el sistema los rechaza sistemáticamente, pero me parecen estupendos… para el que quiera documentarse más!
Hola Cristina:
Vamos a comprar una vitro cerámica y no se si tienes alguna chuleta pa este caso. Nos gustaría hacer una buena compra.. Tenemos un poco de lío sobre si es mejor inducción o no,si el numero de fuegos es importante…
Un saludo.
No Virginia, no hay chuleta, solo conocer bien que es la vitrocerámica normal y la de inducción, que muchos compran exclusivamente porque se la recomiendan los amigos o en las tiendas, dónde prefieren vender, por razones obvias, las más caras.
En cuanto al número de fuegos, depende de tu estilo de cocinar. Como yo siempre uso una olla superrápida, con o sin presión, aunque mis placas tienen 4 fuegos, con tan solo 2 yo ya tendría bastante.
Hola Cristina, eres mi nueva gurú de la cocina. Soy una recien estrenada madre, «mala madre» que no sabe cocinar y me estoy poniendo las pilas.
Acabo de hacer calabacín al vapor siguiendo tus indicaciones: 1 minuto con las dos rayitas fuera. Nada mas salir la primera raya ya he bajado la potencia del fuego pero no ha sido bastante y se ha salido la valvula a tope. Al abrir la olla había agua pero el fondo estaba quemado. Mi pregunta es si se ha quemado porque se han disparado los anillos.
Muchas gracias de antemano.
Como yo no veo en la distancia, y aunque te parezca un rollo, para poder «adivinar» lo que te ha pasado necesito saber:
1. Marca y tamaño de la olla.
2. Cantidad de alimento y de agua puestas.
3. Si has usado rejilla o cestillo.
4. Si tienes placa de inducción o vitrocerámica.
5. Si en algún momento se han sobrepasado las 2 rayitas, o si has «mojado», aunque sea poco la placa porque se ha «escapado» algo de vapor o agua.
Muy interesante todo lo que me preguntas porque así sé las cosas importantes en las que me tengo que fijar para ir aprendiendo. Te respondo:
1. K.R de 8l. y 28 diametro
2. 800 gr calabacín y 10 cucharadas de agua.
3. Rejilla
4. Vitrocerámica
5. Sí, se han sobrepasado las 2 rayitas (porque no le he cogido el «truqui» todavia a la potencia de mi vitro).
Y creo que no he «mojado» la tapa», diría que no se ha «escapado» ni vapor ni agua. Bueno cuando se sobrepasaron las rayitas yo la quité rápido del fuego y sí que salió vapor.
En el punto 5 es dónde has fallado, el resto correctísimo!
Al salir vapor es cuando el fondo se te quemó.
Pruebas otra vez, con lo que sea, y si te parece, me cuentas.
¿No has probado a cocer el calabacín sin agua en el microondas? Es espectacular!
¡Muchas gracias! Voy a probar de nuevo y ya te cuento.
No he probado en el microondas. Probaré también. Es que quería hacer mucha cantidad y me daba menos pereza sacar la olla que hacer varias tandas en el mircoondas 🙂
Si haces mucha cantidad, es mejor la olla!