Mejillones, diferencia con clochinas.
■ Cuando se adquieran mejillones, procurad que las conchas por fuera sean no solo grandes, sino que pesen bastante, lo que nos indicará que el «bichito» en el interior es gordo.
■ Sacudid uno de ellos para comprobar que no suenan a líquido en su interior porque, si lo hacen, pueden estar llenos de agua y el «bichito» del interior ser entonces pequeño a pesar de tener peso.
■ Los mejillones tienen muy pocas calorías y, sin embargo, un gran valor alimenticio ya que sus proteínas son de muy buena calidad.
■ Siete mejillones equivalen en valor nutritivo a un filete.
■ Los mejillones de color naranja, muy coloreados, son hembras y los más paliduchos, casi blanquecinos machos.
■ El biso es una especie de estropajillo que tienen entre las dos valvas o charnelas por donde se sujetan a las rocas o redes.
Aunque los mejillones de lata suelen conservarlo, por no gastar mano de obra en eliminarlo, en los caseros conviene cortárselo con unas tijeras bien afiladas una vez abiertos y ya cocinados.
■ Para limpiarlos no hay que recurrir al estropajo de aluminio ni perder con ellos mucho tiempo. Basta con frotarlos debajo del grifo del agua fría, nunca sumergidos, con un cuchillo pequeño de los llamados «patateros» para quitarles los restos de algas que pueden llevar adheridos, sin necesidad de quitar las concreciones calcáreas que pueden llevar.
■ Las “clochinas” o mejillones típicos de Levante suelen ser siempre de tamaño más bien pequeño pero muy sabrosos y gustosos.