Comida recién sacada de la nevera.
■ Si queréis que un plato ya cocinado no esté muy frío a la hora de calentarlo y comerlo, lo que no se puede hacer es sacarlo de la nevera con muchas horas de antelación, ya que si lo hicierais comprobaríais, al querer abrirlo, que su tapa se ha abombado, lo cual no es bueno.
■ Sacadlo, como máximo, una hora antes para que vaya adquiriendo la temperatura ambiente y levantar un poquito su tapa para que ahora ya no esté hermético y respire, y no llegue así a abombarse. Esta tapa tiene que seguir tapando el recipiente, pero ahora sin ajustarse del todo.
■ Tampoco es recomendable sacarlo de la nevera justo antes de calentarlo y comerlo porque estará demasiado frío, se tardará más y se gastará más tiempo y energía en conseguir que adquiera la temperatura óptima para ingerirlo.
■ Como ya os he comentado en ocasiones anteriores, para que se conserven muy bien estos guisos en la nevera, volcad las raciones que sobran inmediatamente después de cocinadas, todavía casi hirviendo, en recipientes herméticos, tipo tupper, preferiblemente redondos u ovalados que se llenarán hasta arriba. Tapadlos a continuación, sin esperar ni un segundo, y levantad una chispa de la tapa para eliminar la pequeña cantidad de aire que hubiera podido quedar en su interior. Llevadlos a un sitio fresco, y en cuanto estén a temperatura ambiente, guardadlos en la zona más fría de la nevera, como máximo a 4ºC. Dependiendo del alimento del que se trate se puede conservar más o menos días.
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