Aquí tenéis una receta de pechugas de pollo o pavo en salsa, rápida, fácil, muy rica y saludable, que sirve tanto para niños como para mayores.
Y es diferente de todas las que se conocen.
Os recuerdo que recetas de cocina hay miles en la Red, pero las mías se diferencian, primero porque soy la única que utiliza las técnicas culinarias modernas como deben usarse y, segundo, porque intento enseñaros la manera mejor y más corta de elaborarlas, manchando un mínimo de cacharros, consiguiendo el mayor valor nutritivo y rentabilizando al máximo vuestro tiempo.
De esta manera aumentáis vuestra productividad, y el tiempo que ahorráis podéis emplearlo para aumentar vuestro ocio, o para conseguir «hacer ejercicio«, algo que la mayoría justifica que no hace por falta de este «tiempo», pero que no deja de ser un «pretexto» más, como dice Eduardo Punset, para «engañar» nuestra mente.
Se puede hacer indistintamente con pechugas de pavo, que es una de las carnes más bajas en colesterol, especialmente comparada con la carne roja, y tiene más buenas proporciones de grasa insaturada que la propia pechuga de pollo.
También es más baja en calorías, aunque la diferencia no es mucha, y contiene más proteína por gramo que la carne roja, el cerdo y la misma pechuga de pollo.
A diferencia con esta última, la pechuga de pavo contiene también más metionina, un aminoácido esencial cuya función es que el cuerpo absorba las proteínas correctamente. También es más rica en vitaminas B6 y B12.
Los ingredientes para 4 personas serían:
■ 800 g de pechugas de pollo o de pavo troceadas
■ 5 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
■ 200 de cebollas picadas
■ 200 g de zanahorias picadas
■ 400 g de tomate natural triturado de lata, clase extra, sin colar, ver consejos
■ 350 g de champiñones ya laminados
■ 100 g de queso emmental, ver consejos
■ 1 hoja de laurel
■ sal y pimienta blanca o un popurrí de pimientas
■ un poquito de tomillo fresco o seco
■ o sal aromática, si se tiene, que sustituye a todo lo anterior, ver consejos
■ 2 cucharaditas de estragón fresco o seco
■ 200 g de vino blanco dulce, este otro o éste, o de caldo de pollo o de carne caseros y desgrasados
Ya lo sabéis, para tardar menos y ser más productivos hay que tener siempre todos los ingredientes que acabamos de citar ya preparados encima de la mesa de la cocina, y la «herramienta» que necesitemos para cocinarlos.
1. Laminar los champiñones si no se compran ya así, ver más adelante.
2. Picar el queso en trocitos pequeños para que luego se deshaga mejor en el guiso. No comprarlo nunca rallado.
3. Si la pechuga tuviera, por muy poca que fuera, alguna tirita de grasa, eliminarla y cortarla en trozos medianos, algo más grandes que de «bocado».
4. Picar la cebolla y las zanahorias con la picadora de la minipímer que se limpia después muy bien. También podemos picar en ella el queso, antes o después, sin necesidad de fregarla entre estos picados.
5. Abrir la lata de tomate. Si usáis otra marca que la que yo os he puesto, cercioraos bien de que se trata de la clase extra, para que no contenga demasiada agua y que solo lleve ácido cítrico, no como corrector de acidez, como ellos declaran, sino como conservante.
6. Tener también la olla superrápida preparada junto a su tapa de cristal que es la única que vamos a usar en esta receta.
Elaboración de las pechugas
1. Volcar el aceite en la olla, y en cuanto empiece a dilatarse, antes de que humee, algo que no debe hacer nunca, añadir las cebollas y las zanahorias picadas, salpimentarlas ligeramente, tapar y remover de vez en cuando para que se vayan sofriendo y ablandando. Utilizar siempre una «herramienta» de madera y nunca con la espátula de silicona que solo debe servir para rebañar.
2. Cuando calculéis que ya están blandas o casi, añadir el tomate sin colar, remover y volver a tapar.
3. Añadir ahora los champiñones laminados, y con la olla destapada removerlos en muy poquito tiempo, a fuego fuerte hasta que «parezca» que están hechos.
4. Salpimentar solo un poquito, añadir el laurel y el tomillo si no usáis sal aromática, y el estragón y volver a tapar.
5. Agregar ahora los trozos de pollo-pavo, seguir removiendo, y en cuanto casi estén, y eso se nota por el color, porque de rosa pasa a beige, añadir el vino blanco y el queso picado y remover continuamente para que, con el calor, el queso se funda pero no se peque en el fondo.
En cuanto haya desaparecido, apagar y servir.
Consejos de cocina y nutrición
■ Podéis tener siempre en vuestro congelador pechugas de pollo o/y de pavo, algo que os facilitará la vida, al tenerlas en casa sin tener que ir a comprarlas.
■ Recordad, sin embargo, que se deben congelar en un solo trozo, ver ebook, en lugar de troceadas ya que aunque estén muy bien envasadas en una bolsa de congelación de calidad, la superficie de ataque del aire frío del congelador será siempre menor.
Ya sabéis que si no están bien envasadas, pueden aparecer unas manchas blanquecinas en su superficie que es lo que se llama quemadura del congelador y que podréis ver en esta foto
Esto es válido para cualquier tipo de carne, para guisar, morcillo…, y para el pescado, bonito o salmón por ejemplo….
■ Acostumbrar a los niños desde pequeños al sabor de las especias y hierbas aromáticas. Estaréis ampliando su paladar y su cultura gastronómica.
En España, hasta hace poco, los guisos se hacían demasiado light, si acaso se añadía algo de pimienta, pero nada más.
■ Si tenéis siempre en casa sal aromática elaborada por vosotros mismos, os ahorráis el añadir el laurel, las pimientas y el tomillo y solo tendréis que añadir el estragón.
■ El estragón es de las pocas hierbas aromáticas, quizás sea la única, que se puede usar tanto fresca como seca porque sigue teniendo mucho aroma y sabor. Otras, como el perejil, el cebollino, la albahaca…, en seco no sirven para nada.
Si no os gusta podéis sustituirlo por curry, cominos, pimentón de La Vera..., aunque el sabor será totalmente distinto.
■ El vino blanco proporciona más sabor y aroma que el caldo de pollo. Escoger el que más os guste. Ya sabéis que el alcohol, al cocer, se evapora y los niños también podrán degustar este plato.
■ No cozáis estos trozos de pechuga durante mucho tiempo porque se cocinan rápidamente al estar troceados y si se «pasan de tiempo» aparecerán secos y estropajosos en lugar de jugosos.
■ En cuanto a los champiñones fileteados y ya limpios, solo los he visto de esta manera en una gran superficie muy conocida. Pero, aunque al principio no lo declaraban, en el agua de lavado, para que no se oxiden y aparezcan con aspecto feo, les añaden antioxidantes como el ascorbato sódico o E301, y el citrato sódico o E331o que luego nos tragamos.
■ Podéis comprarlos ya laminados pero sin lavar, que se encuentran por todas partes en bandejitas de porespan. Lo único que debéis hacer es frotarlos, uno a uno, en seco, con las manos y papel absorbente de cocina para eliminarles las pequeñas motitas negras del sustrato en el que se han criado y que siguen teniendo.
■ Otra opción es comprarlos enteros, tal como se recogen, pero siempre con el sombrerillo muy blanco y sin manchas. Cortarles la parte fea, frotarlos también en seco y uno a uno con papel absorbente de cocina y luego filetearlos.
Los acabo de descubrir enteros y casi limpios porque les han cortado ya el extremo feo, el pie, que estaba introducido en el sustrato. Todavía no he podido probarlos, pero si no hay que limpiarlos, sería la mejor opción.
Los champiñones no se deben lavar nunca, ya que por mucho que se escurran y sequen, siempre conservan agua, y ellos ya tienen en su interior un 92%.
■ El queso se debe comprar siempre en un trozo, y nunca rallado ni laminado por muy cómodo que os resulte. Es la única manera de saber realmente lo que estamos comiendo, algo cada vez más difícil en la actualidad.
Este queso emmental francés solo lleva leche, sal y fermentos, sin cloruro cálcico o E509, que se añade para endurecerlos porque la leche no es suficientemente buena, ni lisozima de huevo o E-1105 que, como proteína que es, puede ocasionar alergias en algunas personas y este es el riesgo que puede entrañar su utilización.
Los quesos de calidad, como éste, no deben llevar nada, solo leche, fermentos y sal.
■ Este es un plato único y completo si se toma algo de pan con él, mejor integral o multicereal, elaborados con masa madre, y se acompaña con una ensalada cruda.