¿Tests de intolerancia alimentaria, son fiables?
Los tests de intolerancia alimentaria hace ya varios años que aparecieron, realizados entonces siempre por médicos, y uno de los primeros de los que se habló fue el test de Alcat que, entonces, costaba un pastón.
Para la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, la SEAIC, estas pruebas no cuentan con el respaldo de la comunidad científica y no tienen ningún rigor científico para detectar intolerancias alimentarias.
Las únicas intolerancias alimentarias detectables de verdad son:
1. La intolerancia a la lactosa, que se descubre con la prueba del hidrógeno inhalado.
También se descubre la intolerancia a la fructosa con esta prueba del hidrógeno inhalado. La intolerancia a la fructosa también se puede llamar «malabsorción de la fructosa» o bien «intolerancia intestinal a la fructosa».
2. Y la intolerancia al gluten que se descubre con una biopsia intestinal.
Ambas pruebas se efectúan en un hospital o centro sanitario.
Los que estén convencidos de que son celíacos, si no les han realizado esta biopsia, no podrán nunca estar seguros de ello. Puede que los alimentos con gluten no les sienten demasiado bien, pero no podrán afirmar que son celíacos, aunque tengan síntomas parecidos.
Ya sabéis que lo más importante en cualquier enfermedad es tener un buen diagnóstico médico.
Tan solo un 1% de la población tiene verdadera intolerancia a la lactosa a pesar del mogollón de leches sin lactosa que aparecen continuamente en nuestros supermercados, y hasta de yogures y quesos sin lactosa, cuando en estos últimos productos la lactosa está ya predigerida.
Pero como estos productos sin lactosa tienen un precio más elevado que sus homónimos con lactosa, son un gran negocio, ahí están y cada vez más numerosos.
Según los datos de los que disponemos, entre un 1 y un 2% de la población española es celiaca, lo que supone que en nuestro país puede haber entre 450.000 y unas 900.000 personas como máximo de celíacos, cifra nada despreciable.
Pero son muchos, muchísimos los que escogen comer sin qluten, sin ser celíacos, y esto tampoco es bueno aunque consigan adelgazar.
Hasta un dentífrico de marca conocida, y no de marca blanca, afirma que no tiene gluten en su composición. ¡Nos hemos vuelto todos locos!
¿Qué es una alergia alimentaria?
Las alergias en general tienen lugar cuando el cuerpo identifica una sustancia que, en principio, debería ser inocua, como algo extraño.
A estas sustancias se les llama alergenos.
Entonces nuestro sistema inmunológico desencadena una serie de reacciones en cadena para eliminarlos del organismo, entre las cuales la producción de anticuerpos. Estos, a su vez, segregan una serie de sustancias químicas con acción inflamatoria como la histamina.
Una verdadera alergia puede producir síntomas tan diversos como simples molestias cutáneas, sarpullido, urticaria, picazón, hinchazón de nariz o de garganta, moqueo, o molestias digestivas desagradables como dolor y distensión abdominal, gases, diarrea, náuseas, vómitos, cefaleas…, hasta una grave reacción anafiláctica con inflamación de las vías respiratorias que puede causar la asfixia y la muerte.
Las verdaderas alergias deben estar diagnosticadas por un médico alergólogo y, en general, solo las padecen la mitad de los que dicen sufrirlas.
Una alergia alimentaria es pues una respuesta exagerada del sistema inmunológico de nuestro organismo, incluso ingiriendo muy pequeña cantidad del alergeno.
Aunque el alimento no lleve entre sus ingredientes alguno de los 14 alergenos más frecuentes, se debe indicar si se ha fabricado o envasado en una instalación donde se manipula alguno de ellos, o si alguno de sus ingredientes podría contener cantidades mínimas, la famosa frase de “puede contener trazas de…”
El Comité Científico de la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, EFSA, reconoce como alergenos más frecuentes: la leche, los huevos, los crustáceos, los frutos de cáscara o frutos secos, el pescado, el trigo y otros cereales…
Las personas con una alergia diagnosticada a alguno de estos alimentos pueden necesitar llevar siempre consigo una jeringuilla precargada de adrenalina, para su uso en caso de una reacción anafiláctica como primera intervención.
¿Qué es una intolerancia alimentaria?
A diferencia de la alergia, la intolerancia alimentaria afecta al metabolismo pero no al sistema inmunológico del cuerpo.
Puede presentar síntomas similares a los de una alergia, pero nunca la gravedad de una verdadera alergia.
Según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, SEEN, se entiende por intolerancia alimentaria a la presencia de ciertos síntomas digestivos.
Estas intolerancias tienen lugar cuando el organismo no es capaz de digerir de forma correcta algún componente de un alimento, como ya hemos visto en la intolerancia a la lactosa, siempre que esta intolerancia esté bien diagnosticada.
Los síntomas de las intolerancias alimentarias suelen limitarse, sobre todo, al aparato digestivo y confundirse con una apendicitis o una enfermedad de Crohn. Pero mediante un reconocimiento médico, estas deben ser descartadas.
Estas intolerancias, a pesar de presentar síntomas molestos y llegar a ser muy limitantes para la persona que las padece, no suelen poner en peligro la vida del que las sufre.
Peligros de muchos tests alimentarios
Estos tests de intolerancia alimentaria eliminan alimentos, a veces muchos, que no se pueden suprimir. Son muy restrictivos, mucho, pueden eliminar alimentos indispensables y provocar, por tanto, carencias nutricionales.
Son muy peligrosos para la salud.
La SEAIC, Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica, advierte también de que al eliminar ciertos alimentos pueden «permitirse» otros que podrían ser bastante menos adecuados.
Este organismo argumenta, también en su contra, que estos resultados de «intolerancia» varían cada vez que una misma persona se realiza el test.
Pero por el efecto placebo, que en ciertas personas sí que funciona, y porque ha podido costar una cierta cantidad de dinero que les confiere cierta credibilidad, muchos se pueden encontrar mejor al eliminar tantos alimentos.
En la actualidad estos tests se efectúan no solo en hospitales y centros médicos sino también en gran cantidad de farmacias, en pocos minutos, extrayendo sangre, con una muestra de saliva o con el análisis de heces, entre otros métodos, y a precios de lo más variopinto.
Prometen soluciones milagrosas para los problemas digestivos, las migrañas o el adelgazamiento.
Normalmente se analizan más de un centenar de alimentos. Tras la prueba dicen cuáles deben ser eliminados de la dieta. ¿Pero realmente son capaces de detectar intolerancias alimentarias?
Estos tests o pruebas de intolerancia alimentaria se han puesto de moda y se han convertido en un fenómeno entre la población, con una tendencia al alza entre los ciudadanos, a pesar de aconsejar costumbres nefastas.
Cara a la «operación biquini» en la que nos encontramos, la pérdida de peso se convierte en la obsesión de muchas personas. Puede que con estos tests pierdan efectivamente peso, pero también la salud, os lo puedo asegurar.
¿Por qué no son fiables estos tests alimentarios?
Lo más importante es averiguar, antes de nada, si se trata de una alergia o de una intolerancia.
Asimismo debemos ser conscientes de que estos test dicen garantizar probables intolerancias de nuestro sistema digestivo a más de 500 alimentos distintos, algo razonablemente imposible, debido a lo complejo que resulta realizar una prueba sobre un alimento en concreto.
Todavía son más modernos los tests de microbioma que prometen ser otro gran negocio.
¡Ya hay alguna empresa particular que los está ofreciendo!
Os copio aquí lo que me contó el año pasado uno de mis seguidores, al que no conozco, pero con el que he mantenido conversaciones en la distancia. Es un padre joven de 4 niños, de 30 años, profesor en un pueblecito cerca de Valencia que padecía tales dolores de cabeza que se volvía loco. Cuando me lo contó, yo pensé en lo peor.
Le hicieron todo tipo de pruebas neurológicas, pero todas fueron normales, y no consiguió ningún diagnóstico que, en ocasiones, es muy difícil.
“Yo estuve tentado de hacerme esas pruebas de intolerancia alimentaria hace un par de años, pero me topé con el blog de Arturo Goicochea, un neurólogo jubilado, y entre otras muchas cosas, leí este artículo:
«Si uno cree en su foro interno que algún alimento le va a provocar dolor de cabeza, así será. Yo llegué a atribuir mis migrañas hasta al zumo de naranja recién exprimido, y efectivamente pocas horas después de tomarlo ahí estaba el dolor.
Para mí no es sencillo de explicar, pero muy resumido te digo que si no hay un motivo físico que justifique el dolor, se trata de un error de evaluación cerebral, que puede ser de forma subconsciente.
De ahí que tras obtener el diagnóstico del neurólogo de la seguridad social (en el que tanto me insististe) y no detectar ningún problema físico en la cabeza, terminé de despegar.
Como te conté en aquel momento, me parecía increíble al principio, pero poco a poco me he ido autoconvenciendo ante la evidencia y actualmente para mí una migraña es una anécdota que reaparece muy de vez en cuando y con una intensidad infinitamente menor. Todavía queda algo, pues han sido casi treinta años de dolor.
El dolor es real, muy real, pero injustificado. Así que toca reprogramarse el cerebro.
Sería similar con una lumbalgia, fibromialgia… pero de esto no tengo experiencia propia.
En cuanto a la medicación que dan a las personas que «diagnostican» déficit de DAO yo lo veo como efecto placebo. (Os aclaro que el déficit de DAO es una alteración en el metabolismo de la histamina alimentaria que se presenta cuando hay poca actividad de la enzima Diamino Oxidasa).
Es posible que a mucha gente le funcione, y cuando no tome dicha medicación vuelva a tener migrañas.
Lo mismo con las inyecciones de bottox y otras tantas cosas más que pueden convencer a quien entren en ellas con fe.
Va por aquí, por el convencimiento interior.»
Y este seguidor mío sigue. «Yo tomaba ibuprofeno en grandes cantidades, y desde hace dos años no he tomado nada de nada para aliviar el dolor, pese a que este fuera casi insoportable (los primeros meses de práctica tuve unos cuantos fuertes). Pero es que yo soy muy bruto… Se puede ir más poco a poco.
Yo solo compré el libro de Migraña del Dr. Goicochea, Una pesadilla cerebral, junto a algún video o entrevista, y su blog para mí ha sido suficiente para emprender mi camino.
Leer a este neurólogo jubilado, Arturo Goicoechea me ha cambiado la vida».
En la actualidad este seguidor mío iba a seguir un curso online con este neurólogo y puede que lo haya terminado.
Como sé que varios de vosotros habéis hecho algún tipo de test de intolerancia alimentaria y que estáis hasta contentos, mucho cuidado con ellos.
Yo no os recomiendo ninguno, aunque más de uno discrepará.
Hola
Que interesante, qué sorpresas nos da el cerebro!
Buscaré ese blog.
Feliz lunes, feliz semana y feliz junio!
¡Qué madrugadora! 🙂
Muy buenas, esros test que comentas, son los mismos que te dicen qué alimentos te engordan y cuales no? Basados supuestamente en analizar el ADN?
Tengo alfun conocido que tiene fe ciega en ellos. He tenido varoas conversaciónes al respecto, igual que con el gluten y lactosa. Hay mucha gente concencida con estos test.
Una pena
Son un grandísimo negocio y por ello «funcionan»´Jose. Pero te pueden desgraciar para toda la vida!!!
Seguro que ya lo has leído Cristina, pero este artículo complementa muy bien lo que aquí sostienes.
https://fojuelos.com/2019/05/16/test-de-intolerancias-alimentarias-de-dudosa-legalidad-y-con-mas-riesgo-del-que-parece/
Efectivamente María, pero los que se dejan engañar son casi «infinitos»!!!!
Hola Cristina,
Una muy grata sorpresa leer mi testimonio. Te agradezco que lo hayas utilizado por si pudiera ser de utilidad a cualquiera de tus seguidores.
Acabo de leer este otro testimonio muy reciente en el blog de Don Arturo, pego el enlace por si abre la mente a alguien más: https://arturogoicoechea.com/2019/06/25/testimonio-2/
El curso online lo tengo medio empezado todavía, solo me pongo con él cuando aparece alguna crisis, para reforzarme, pero como tengo ya tan poquitas, ahí lo tengo aparcado 🙂
Un abrazo y gracias por todo!
Gracias siempre a ti Sergio 🙂 🙂
Pero como habrás podido observar el post ha tenido poco eco, aunque yo pensaba que sería lo contrario.
Y yo me he preguntado después de publicado el por qué.
Posiblemente porque la información que doy no cuesta dinero, cualquiera la puede leer, pero muchos prefieren gastarse sumas importantes en estos tests, que les van a desgraciar para toda la vida. Pero como son caros, deducen que tienen que ser muy buenos a la fuerza.
Es algo parecido a lo que sucede con un médico que no receta ningún medicamento porque considera que no ha lugar. Dirán de él que es un mal médico y que no sabe nada! Y ha habido casos en los que hasta le han pegado!
¡Qué va! Aparenta tener poco eco, pero
es de lo más interesante y yo por lo menos mandé el enlace y el pantallazo de algunos párrafos a más de una amiga.
Estoy segura de que todo ese trabajo tuyo no ha caído en saco roto aunque nada te hayamos dicho. Por la parte que me toca te pido disculpas.
No hace falta que te disculpes por favor María Rosa!
Yo sé, porque me lo dicen por correo, que hay muchos, muchísimos que siguen estos tests y están arruinando su salud.
Gracias por tu colaboración 🙂 🙂