Me pareció curioso este código de «buena conducta ante los alimentos», y por eso os lo transmito.
1. No comer nada que no le pareciese comida a nuestra bisabuela.
Cada año aparecen en los supermercados cientos de productos alimenticios nuevos, la mayoría muy procesados.
Si nuestra bisabuela se paseara hoy por el supermercado, jamás reconocería estos productos como alimentos porque contienen muchos “ingredientes” totalmente desconocidos para ella como son los aditivos químicos, demasiados azúcares simples añadidos, muchas grasas normalmente saturadas y demasiada sal.
Estos productos son muy calóricos y aportan pocos nutrientes, es decir pocas vitaminas y minerales.
2. Evitar productos con 5 o más ingredientes en alimentos envasados.
Cuantos más tengan, más probabilidades tienen de ser muy procesados.
Los alimentos totalmente naturales son esenciales y deben ser la base de nuestra alimentación.
3. Comer lo que podamos imaginar crudo o creciendo en el campo.
Hay que eliminar al máximo las sustancias comestibles con aspecto alimenticio en las que pululan muchos productos químicos.
Es preferible escoger alimentos más naturales, y desterrar los industriales.
Deberíamos tomar las carnes, pescados, verduras, frutas y cereales… de siempre, no manipulados, es decir procesados.
4. Comer a todo color.
Ya hemos hablado en más de una ocasión de los diferentes colores que debe tener un plato, debidos a las hortalizas, frutas y verduras, que nos indican lo saludables que son sus componentes.
Cuanto más colorido sea tu plato, mejor.
Las frutas y verduras deben precisamente su color, olor y sabor a la presencia de unas sustancias llamadas fotoquímicos que tienen, entre otras, propiedades antioxidantes y desintoxicantes que luchan contra los radicales libres previniendo enfermedades degenerativas y protegiendo el ADN de nuestras células.
Algunas de esas sustancias son el licopeno del tomate, los betacarotenos de las naranjas y las zanahorias, la quercetina del plátano y la uva blanca, o la luteína del kiwi o de la yema de huevo…
5. Evitar los productos light que pueden no llevar grasas y estar sin embargo atiborrados de hidratos y azúcares.
Quitar la grasa de un alimento implica disminuir su aporte calórico, pero no eliminarlo.
Existen otros componentes en los productos “light” que también engordan, como son los hidratos o azúcares.
Un alimento que lleve un 30% menos de grasa no lo convierte en adelgazante.
Casi todos los médicos están de acuerdo en que es mejor comer un alimento original con moderación, una mermelada o una mayonesa caseras y “enteras”, que hincharse de sus versiones “light” creyendo además erróneamente que éstas no engordan porque no tienen calorías, cuando no es así.
Tienen menos, pero claro que tienen, y para que se conserven bien tienen que ir acompañados a la fuerza de varios aditivos.
“No existe ningún alimento adelgazante ni que queme grasas», por mucho que la publicidad engañosa nos siga bombardeando con este tema.
Algunos aportan más calorías que otros, pero ninguno hace adelgazar por sí mismo.
Si compramos un alimento etiquetado como “bajo en grasa”, hemos de fijarnos que en su composición no se hayan añadido hidratos de carbono (por ejemplo, azúcares simples) que aumentarían el aporte de calorías totales, caso del chocolate para diabéticos por ejemplo que no lleva azúcar pero sí más grasa.
6. Servir la comida en platos y vasos más pequeños.
Según una investigación reciente reduciendo el tamaño del plato de 30 a 25 centímetros de diámetro, disminuye también la ración ingerida nada menos que en un 22%, aunque pueda parecer mentira.
Comemos demasiado y el tamaño de las raciones está claramente relacionado con el incremento de la obesidad, algo que pasa frecuentemente en Estados Unidos no solo en el tamaño de las raciones sino en el de las bebidas.
¡Allí todo es grande… incluso sus habitantes!
Reducir el tamaño del plato y del cubierto nos ayuda a comer menos debido al efecto visual que hace que nos sintamos satisfechos con una menor cantidad de comida, y si la esparcimos bien para que parezca mayor, mucho mejor.
Y si, además, comemos despacio masticando cada bocado, nos cansamos de masticar… y comemos bastante menos. ¡Probadlo!
Comer mucha cantidad es totalmente contraproducente para nuestra salud y por eso los endocrinos recomiendan reducir el tamaño de las raciones.
7. Tomar «comida basura»… hasta hincharse, siempre que esté elaborada por nosotros mismos.
En realidad no se la puede llamar «comida basura», puesto que si es casera ya no lo es, y tampoco hay por qué hincharse, todo debe tomarse con mesura.
Pero se pueden hacer hamburguesas caseras riquísimas, por supuesto sanísimas si cada uno escoge la carne que quiere que le piquen, y en muy poco tiempo si se tiene la herramienta adecuada.
Este aparatito existe desde hace muchos años, y puede que hasta lo encontréis en los grandes bazares.
Se pueden comer dulces o bollería caseros de vez en cuando, pero muchos de los kilos de más de nuestra población se deben a la ingesta demasiado frecuente de fritos y dulces.
Muchos amos-amas de casa que disfrutan con la cocina hacen todos o casi todos los fines de semana tartas o bizcochos, y en cuanto tengan unos años de más comprobarán que el aumento de peso viene directo de aquí.
Y si acostumbran a sus hijos desde pequeños, puede resultar más adelante bastante peligroso porque su organismo se habrá acostumbrado a este sabor dulce … y lo reclamará.
8. Comer por hambre, no por aburrimiento.
En muchas ocasiones comemos para entretenernos, reconfortarnos, evadirnos de los problemas o recompensarnos por algo… y si se está algo deprimido todavía más.
La comida es para nosotros una gratificación y por si fuera poco los que ven la televisión están recibiendo mensajes subliminales constantemente.
Esto les lleva a engordar y a desarrollar trastornos de la conducta alimentaria como pueden ser los atracones o engancharse al picoteo continuo.
Antes de atracar la nevera, pensemos si realmente tenemos hambre.
Si la respuesta es no, mejor esperar.
9. Desayunar como un rey, comer como un príncipe y cenar como un mendigo.
Esto se lleva diciendo… desde tiempo inmemorial.
Comer demasiado antes de ir a la cama, según los últimos estudios, contribuye no solo al aumento de peso sino de los triglicéridos en sangre, lo cual incrementa el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Es un buen hábito empezar el día cargando los depósitos de energía con un desayuno completo, puesto que hemos estado “ayunando” durante toda la noche y, de ahí en adelante, ir reduciendo la ingesta.
Pero en España son muchísimos todavía los que abandonan su casa por la mañana sin haber tomado nada en absoluto y luego se toman tan solo 1 café en el trabajo, o mucho peor si el café va acompañado de churros, eso sí ¡con sacarina!
La cena, puesto que precede al periodo de descanso más largo, requiere de un menor aporte calórico.
10. Saltarse estas reglas alguna que otra vez.
Obsesionarse con comer todos los días moderadamente no es bueno ni para la salud ni para la felicidad.
Hay que “pagarse” de vez en cuando un capricho y transgredir las normas sin que este eslogan de “1 día es 1 día” no se transforme en 1 día es todos los días o 1 sí y otro no.
Nuestra actitud ante la comida debe ser relajada y disfrutando cada momento, paladeándolo bien.
Y cuando a conciencia se ha cometido un exceso, remediarlo al día siguiente con más ejercicio o comiendo algo menos.
Yo añadiría a este decálogo algo que en la época de nuestras bisabuelas ni había que planteárselo porque la vida y la alimentación eran completamente distintas.
Hacer ejercicio, el que sea, el que más guste o el que menos desagrade… pero quemar siempre lo que se come, ya que si se come más de lo que se quema... aparecerán los kilos de más, se quiera o no se quiera.
David dice
Deberias haber dicho los nuevos 10 mandamientos mas bien, jeje
Cristina Galiano dice
¡¡Tienes razón!! aunque no son tan nuevos y muchos lo saben… pero no lo aplican 🙂
Loly dice
Cuanta razón tienes en todo lo que nos cuentas.
Hablando de alimentarse bien, en estos días de calor apetecen mucho las gelatinas, pero la forma que conocemos de hacerlas es con los sobres de polvos para diluir en agua y que evidentemente son algo artificial lleno de colorantes y demás.
Hay alguna forma de hacer gelatina de una forma más sana y natural para poder evitar esos sobrecitos famosos?
Muchas gracias.
Cristina Galiano dice
¿Y por qué no haces polos de frutas naturales, solas o mezcladas?
Si quisieras gelatinas, a esos mismos zumos deberías de añadirles agar-agar por ejemplo, que es una gelatina vegetal muy sana.
Dependiendo de la textura que quieras conseguir, hay que añadir unos 5 gramos por litro.
De todas maneras, haz pruebas hasta que te guste la consistencia obtenida 🙂
Loly dice
Pues probaré a ver que tal y te cuento. Muchas gracias.
Rocío dice
Cristina, me encantan las reglas, sobre todo la última 😉
Y, aunque no sea de alimentación exclusiva, añadiría que para beber… ¡agua!
Una consulta (también relacionada con el post del azúcar):
Ahora en verano, me baja mucho la presión y tiendo a marearme, la «solución» más rápida es tomarme una cocacola (de hecho ni me gusta, la tomo a modo «medicina»). He probado bocaditos salados, refrescarme, y nada… Si me descuido, puedo llegar a desmayarme
¿Algún consejo para evitar este tipo de bebida tan azucarada y con tanta química?
Gracias!!
PD:
La gelatina con agar-agar queda muy rica, eso sí, no añadir nada de agua, sólo zumo de frutas (para que quede con un sabor más intenso), o mejor aún: frutas muy trituradas.
A los niños les encantan y es 100% natural y muy refrescante. Y cuidado con la textura, que al enfriarse se endurece bastante y sin querer, puedes hacer gominolas 🙂
Cristina Galiano dice
La cola te anima por la cafeína. Si se tomas un café helado o un granizado de café bien «cargadito», que puede ser hasta casero… te sentará mucho mejor.
Rocío dice
Gracias, Cristina, lo probaré… aunque tampoco debo abusar del café (estoy dando el pecho a mi hijo pequeño)
¡Es que si no es una cosa, es la otra! 🙂
M. Ángeles dice
Hola Cristina.
Suelo tomar a menudo cebollitas y pepinillos de los que venden en vinagre. En algunas tiendas los tienen a granel y en otras vienen en tarros de cristal. Me pregunto como es mejor comprarlos, pues supongo que tendrán más conservantes los de tarro. Me gustaría conocer tu opinión al respecto.
Muchas gracias por todos los conocimientos que nos trasmites.
María dice
Pues lo mismo me preguntaba yo, porque la semana pasado fui a comprar pepinillos, y fui al «CI» que es donde más marcas había. Había muchas y todas de pepinillos en vinagre sin más. Casi me caigo de las diferentes composiciones y de todos los aditivos que llevaban!!!. Para colmo la marca que menos llevaba era una alemana. Me hice la misma pregunta, si no sería mejor comprarlos a granel….
Cristina Galiano dice
María, lee el comentario que le puse en su día a M. Angeles.
Yo desde luego los compro a granel en un sitio en el que me enseñan la lata grande vacía.
Si luego me engañan??¿¿
Cristina Galiano dice
Te cuento lo que me han dicho a mí¿?
Los que se compran a granel, como las aceitunas, al consumirse más deprisa llevan menos conservantes que los de «tarro» que ahora duran años!!
Tiene su lógica 🙂
Verónica dice
Hace un rato di con tu blog buscando información sobre nutrición y te felicito por él: es estupendo.
Desearía apuntar que no sé de dónde habrás sacado la información para esta entrada, pero reconozco en ella algunas de las «Food rules» de Michael Pollan: http://michaelpollan.com/books/food-rules/.
Saludos.
Cristina Galiano dice
Efectivamente es de Pollan.
Lo leí en unos de los múltiples newsletters que me envían, me pareció curioso todo lo que dice aunque sea solo un periodista especializado en temas de salud, estoy totalmente de acuerdo con él, lo dicen muchos fabricantes de la industria alimentaria con los que hablo y, los que son honrados, están de acuerdo en que los alimentos son cada vez menos naturales.
Por eso «os lo transmití» añadiendo cosas de mi propia cosecha.
¡No todos mis lectores leen tanto como tú!
Me alegro de que te guste mi blog, como verás es muy variado, hay de «todo»… como en botica!
Verónica dice
Es rico citar las fuentes. Pollan es muy bueno y, como periodista, ofrece una visión bastante crítica del tema. ¡»El dilema del omnívoro» es algo que todo el que se alimente debería leer!
Tu blog es práctico y resuelve muchas dudas con información fiable, algo que a veces escasea por la red. Echo en falta algunas entradas más «vegetarianas», aunque haces muchos apuntes sobre el mundo vegetal.
Saludos.
Laura Torres dice
Hola Cristina,soy nueva por aquí y me está encantando.Tengo una duda desde hace tiempo, no sé si ya la habrás contestado anteriormente,se trata de si tomar fruta después de las comidas o tomarla sola pero por la noche hace que se engorde más.Si me pudieses orientar sobre el tema te lo agradecería.
Un saludo para tí y para todos los participantes.
Cristina Galiano dice
Ya está tratado pero te contesto rápidamente. La dieta disociada, que es probablemente a la que tú te refieres, no tiene ninguna base científica, y la fruta, lo mismo que el resto de los alimentos, tienen siempre las mismas calorías.
Mucha gente toma solo fruta por la noche, lo cual es una barbaridad, y si toman 2 o 3 piezas grandes engordan… porque algunas frutas tienen muchas calorías.
Lo único que funciona hasta la fecha es «quemar lo que comes».
Laura Torres dice
Muchisimas gracias por responderme. He puesto tu página en favoritos y desde ahora te seguiré asiduamente, mucho de lo que he leído me ha servido de gran ayuda.
Un saludo.
Cristina Galiano dice
Es mucho más fácil suscribirse… y así aprendes algo nuevo.
Aquí está explicado cómo hacerlo =
https://cristinagaliano.com/2012/como-suscribirse-gratuitamente-a-mi-blog/ 🙂
Laura Torres dice
Perfecto, ahora mismo lo hago. Gracias de nuevo.
Cristina Galiano dice
Ya verás qué fácil!
Olatz dice
Hola Cristina:
Me ha llamado la atención lo que comentas de los productos light. Hace años que consumo mayonesa light porque considero que engorda mucho menos, y no por ello consumo más cantidad de la que consumiría si fuera de elaboración casera. No obstante me gustaría saber si hay forma de rebajar calorías a una mayonesa casera (con yogur u otro ingrediente) pues algo he oído al respecto.
También quería preguntar si los refrescos de cola light engordan (en teoría no tienen azúcar). Mi hija (que ya es adulta) solo bebe cola light, el agua ni la prueba; trato de convencerla de lo poco saludable que es ese hábito pero no me hace ni caso.
Y una última pregunta, ¿se pueden cuajar las albódigas al vapor para evitar la grasa de la fritura?
Muchas gracias y un saludo
Cristina Galiano dice
Siento tener que contestaros ya tipo telegrama.
1.La mayonesa casera tiene solo 72 calorías por cada cucharada de 10 g y tardas menos de 2 minutos en hacerla y es mayonesa de verdad sin ningún aditivo!
Puedes verlo en este video https://www.dropbox.com/s/0x9f3bjlg2b2khd/VIDEO%20SALSA%20TARTARA.AVI.
2. Los refrescos light son por lo menos tan malos para la salud como los enteros, aunque no lleven azúcar. Esto ya está explicado en varios posts que puedes buscar dentro de mi mismo blog.
3. Las albóndigas al vapor quedarían enguachinadas en agua, al haber estado rodeadas de muchísimo vapor, blanduchas y espantosas.
Quedan estupendas en el microondas, que no usarás para nada, en muy pocos minutos con el consiguiente ahorro de tiempo y de energía. Y sobre todo con calidad gastronómica y nutricional.
Con mi ebook te aseguro que le sacarías un partido enorme, por muy sencillo que sea el tuyo
https://www.bubok.es/libros/227813/SOLO-RECETAS-QUE-SALEN-BIEN-EN-EL-MICROONDAS.
Olatz dice
Hoy he hecho las albóndigas como me has indicado y me han salido buenísimas. La verdad, tenía un poco de miedo pero nos han gustado mucho y, además, resultan mucho más digestivas. Asimismo, hice la salsa casera de tomate (con tomate natural triturado) y resultó un éxito. Muchas gracias por tus consejos.
Un saludo
Silvia dice
¡Hola Cristina!
Mientras te incorporas, me estoy poniendo al dia con todas las entradas del blog (que he conocido recientemente y me parece interesantísimo).
¡Me han parecido simpáticas estas reglas! Algunas ya las ponía en práctica y otras me las anoto. Sin embargo, en estos momentos lo veo un poco difícil… Acabo de mudarme a Suecia por un año y, aunque solo llevo aquí una semana, me parece una tarea imposible enterarme de los ingredientes, ¡todo está en sueco! Muy muy pocos productos están traducidos al inglés. Y como curiosidad te diré que me ha sorprendido bastante ver que buena parte de la población tiene sobrepeso.
Eso sí, ya me he enterado dónde ponen el mercado los sábados y pienso visitar también granjas donde venden productos locales. ¡Ire aprendiendo poco a poco!
Buenas vacaciones y no hace falta que contestes a este comentario
Veronica dice
Hola Cristina, me podrias indicar de las ollas wmf, de los modelos que hay cual es el me recomiendas. Muchas gracias por toda la informacion que nos das.
Cristina Galiano dice
De las ollas que citas, no te puedo aconsejar ninguna porque, si te toca, algunas pierden agua al empezar a cocinar.
Y todas las de esta marca son altas y estrechas, ya que solo tienen 22 cm de diámetro, frente a las que tienen 28 de superficie útil, y son una gozada!