Cuesta de enero, cómo afrontarla saludablemente.
■ ¿Prefieres afrontar las cuestas sin entrenamiento ninguno, sufriéndola como puedas?
■ ¿O preparándote con antelación para que se haga llevadera?
■ Si quieres afrontar la cuesta de enero de esta segunda forma, de manera saludable, comiendo sano y sin gastar más, lee este post.
Consejos de cocina y nutrición
■ Comprad los alimentos de temporada que, generalmente, son más económicos que otros que se importan de otros países para que estén disponibles durante todo el año. También serán, previsiblemente, de mejor calidad, al ser el momento más idóneo para su consumo, sin haber estado conservados en cámaras frigoríficas.
■ Tened en cuenta que tampoco os aconsejo recurrir siempre a los productos baratos, que muchos de ellos suelen ser menos saludables, sino realizar la compra con cabeza, con una lista preparada con antelación.
■ Una cosa es una buena organización y saber comprar y otra, muy diferente, es ahorrar en la calidad de los alimentos, que rotundamente no.
■ Evitar consumir alimentos precocinados o ya preparados para su consumo. A menudo, llevan ingredientes poco recomendables y su precio puede ser, proporcionalmente, mayor que si los elaboráis vosotros.
■ Además, antes de que se estropeen los alimentos, pensad en darles otro uso. Por ejemplo, si se os van a estropear los limones, haced zumo y congelarlo. Si os han sobrado unas verduras de guarnición, podéis hacer un revuelto o tortilla con ellas. Si la fruta se os está pasando, preparad un zumo, batido o postre. De este modo, evitaréis malgastar dinero, al no tirar nada.
Consejos de organización y productividad
■ Es útil intentar comprar más cantidad cuando hay ofertas para pagar menos por el mismo producto. Evidentemente, hay alimentos que son perecederos pero, si seguís los consejos sobre cómo conservar o congelar nuestros alimentos, os aguantarán unos días en la nevera. Si tenéis la posibilidad de congelarlos una vez cocinados, porque tengáis espacio suficiente para ello, lo agradeceréis.
■ Además, se puede comprar mayor cantidad de alimentos que tienen una fecha de consumo preferente más larga cuando están rebajados, ya que no requieren frío para su conservación, como las legumbres, el aceite, el café, el arroz… Para ello, conviene que tengáis una pequeña despensa a temperatura ambiente.
■ Hasta en los medios de comunicación mencionan las diferencias que existen en los precios de un mismo artículo entre unos y otros supermercados y el ahorro que supone saber elegir dónde comprar y el qué. Por ello, si queréis economizar, posiblemente, tengáis que molestaros un poco más, acudiendo a varios establecimientos para adquirir aquellos productos con precios más baratos o descuentos, en lugar de comprarlo todo en la misma gran superficie, lo que resulta más cómodo y rápido. Invertiréis más tiempo pero, si aprovecháis las ofertas, ¡lo notaréis aún más! Eso sí, ¡ojo! tampoco debéis comprar por comprar o porque el descuento sea fantástico. Si creéis que no vais a poder conservar los alimentos de manera correcta y van a acabar en la basura ¡no los compréis!
■ Si no se puede ganar más, hay que gastar menos, aunque esto suponga invertir más tiempo en hacer una gran compra.
■ Por supuesto, es importante que utilicéis vuestro juicio crítico y no os dejéis engañar por las numerosas tácticas de marketing que, a menudo, se emplean. Si pone oferta en grandes carteles pero os consta que el precio es más o menos el habitual, ¡no piquéis!
■ Priorizad las compras de productos imprescindibles frente a los accesorios. Es posible que, tras las navidades, encontréis ofertas de jamón ibérico, marisco congelado,… pero pensad si el presupuesto os permite este tipo de compras, pese a que puedan estar bien de precio, u os urgen más otras.
■ Podéis suprimir, temporalmente, muchos caprichos que no son imprescindibles y, solo con eso, ya ahorraréis bastante.
■ No os dejéis engañar por reclamos, como es el caso de sobres a 1 euro, como en los blísteres de jamón “serrano” loncheado u otros embutidos. Fijaros si, efectivamente, sale más económico que el mismo producto en otro formato de mayor tamaño. Lo mismo ocurre con latas de conservas que, mirando el peso neto en ciertos envases, sale más caro pese a que nos quieran hacer creer lo contrario. Si observáis, ¡os sorprenderéis! Por supuesto, siempre tendréis que comparar «peras con peras»; es decir, comparar el mismo producto y no diferentes marcas puesto que los ingredientes pueden variar bastante así como la calidad de éstos.
■ A menudo, hay supermercados que tienen ofertas de algunos productos en modalidad de 2×1 o segunda unidad al 50%, a modo de ejemplo. Una vez más, sed precavidos y verificar si compensa y, por supuesto, si se trata de verdaderas ofertas, ¡aprovechad!
■ Otras grandes superficies, fidelizan al consumidor ofreciéndole bonos, vales o descuentos, por supuesto, con ciertas condiciones. Puede ser que se requiera un mínimo de importe de compra para que se aplique el descuento o que se haga efectivo en unas fechas determinadas. Además, en ocasiones, también intentarán que os instaléis su aplicación en el móvil para que, bajo la excusa de que es más cómodo el pago y la visualización de ofertas, os tengan enganchados para que compréis periódicamente con ellos.
■ En mi opinión, es preferible hacer compras suficientemente «grandes» cada cierto tiempo que casi a diario más pequeñas. Del mismo modo, no aconsejo cocinar cada día, sino hacer cantidades para varios comensales, que tardaréis prácticamente lo mismo, para poder congelar e ir consumiéndolas cuando mejor os convenga. Ahorraréis no sólo tiempo, sino también energía.
■ Os aconsejo que compréis un pollo entero y pidáis al carnicero que os lo despiece a vuestro gusto en lugar de comprar, por separado, las pechugas, los muslitos, … Os saldrá más barato y podréis elaborar platos diferentes.
■ Por supuesto, si os fijáis en las etiquetas de lo que compráis, perdéis más tiempo pero, si queréis saber lo que coméis, no queda más remedio. Tened en cuenta que los productos que compráis regularmente no hace falta revisarlos continuamente aunque, de vez en cuando, sí que os lo sugiero puesto que hay empresas que, para abaratar el producto o conseguir más margen, cuando ya tienen cierta demandan, le bajan la calidad a costa de incluir ingredientes menos saludables o más duraderos.
Deja una respuesta