Grasas trans, verdades y mentiras.
Los que ya me seguís en mis libros y ebooks, y antes en mis cursos, sabéis que llevo años denunciando las grasas trans, cuya existencia muchos desconocen, ni saben ni tienen por qué saber los efectos tan perjudiciales que producen en nuestro organismo.
Curiosamente suelen estar presentes en todos aquellos productos alimenticios que compramos y que declaran que llevan aceite o grasa vegetal sin especificar y que siempre se han señalado como responsables del aumento de peso de la población.
Cuando esto sucede se trata de aceite de coco, palma o palmiste que, efectivamente, son grasas vegetales con lo que los fabricantes no faltan a la verdad.
Las grasas trans se forman cuando estos “aceites vegetales” se procesan o se transforman en más sólidos, o en líquidos más estables, es decir cuando se hidrogenan parcial o totalmente.
Pero dan muy buenos resultados en los alimentos industriales porque, paradójicamente:
♦ Éstos se mantienen frescos durante más tiempo,
♦ No se enrancian,
♦ No aparecen grasientos,
♦ Y son más apetitosos al paladar.
Se encuentran un poco por todas partes, en ciertas patatas prefritas, en muchos aperitivos que se han frito u horneado, en varias salsas, snaks, pizzas, hamburguesas, panes de molde y colines o «picos», platos preparados, en la inmensa bollería industrial… y ¡hasta en los helados de buenas marcas!
Los niños españoles son los que tienen niveles más elevados de colesterol de toda Europa, entre otros motivos por la cantidad de “chucherías” que toman diariamente y en las que están presentes.
Entre los alimentos comerciales que tienen bastante grasa trans están las palomitas que se adquieren en sobres preparados para introducir directamente en el microondas.
Son un verdadero «veneno» pues un paquete de palomitas puede tener la cantidad de grasa trans recomendada como máxima para toda una semana.
En otro post os daré la receta, fácil, rápida y limpia de elaborar palomitas saludables a partir de granos hinchables de maíz.
El consumo de estas grasas está extendido por todo el mundo, aunque en países como Estados Unidos hasta los restaurantes y los establecimientos de Fast food deben ya declarar la cantidad de grasas trans que llevan todos sus productos.
El consumo máximo de estas grasas debería ser de 3 gramos diarios, y no de 6 como se cifra en la actualidad, y en Dinamarca el límite es de un 2%.
Frente a la industria que tiene varias buenas razones para defenderlas como ya hemos visto y, además, son muy baratas, los consumidores tienen cinco razones poderosas para no ingerirlas.
1. Aumentan los niveles de colesterol malo, el LDL,
2. Reducen los niveles del bueno, el HDL,
3. Suben la cifra de triglicéridos,
4. Promueven la inflamación de las arterias y
5. Perturban el endotelio arterial y por estos dos últimos efectos aumentan el riesgo de enfermedad cardiovascular.
El colectivo más vulnerable a estas grasas trans son los que ya padecen enfermedades cardiovasculares, los fumadores, los que padecen sobrepeso, tienen la tensión alta o llevan hábitos sedentarios, es decir una gran parte de nuestra sociedad.
Estudios recientes de la Universidad de Harvard revelan que el consumo de grasas trans eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares en casi un 30% y es motivo en E.E.U.U. de 80.000 muertes prematuras anuales.
Los expertos de dicha Universidad las calificaron como “el mayor desastre de la industria alimentaria de la historia”.
La revista médica British Medical Journal apunta que si se eliminaran estas grasas trans de la dieta mejoraría considerablemente la salud cardiovascular de los individuos y se salvarían muchas vidas.
Por ello es aconsejable leerse siempre las etiquetas de todos los alimentos, aunque a veces hace falta mucha paciencia y una lupa, y no adquirir ningún producto que no especifique la grasa vegetal que lleve, oliva o girasol, o que declare aceites hidrogenados o parcialmente hidrogenados.
Si el consumidor español se vuelve más exigente, y las rechaza, la industria alimentaria intentará eliminarlas.
Según el cardiólogo catalán Valentín Fuster, director del Instituto Cardiovascular del Hospital Mount Sinaí de Nueva York, los platos preparados del fast food o comida rápida ni siquiera tomados con moderación pueden considerarse saludables por su contenido en estas grasas trans tan dañinas, que además de engordar producen más enfermedades cardiovasculares que las grasas saturadas de origen animal.
Sin embargo, en España lo mismo que en el resto de la Unión Europea, todavía hay un vacío legal en el etiquetado de las grasas trans.
No existe una ley que obligue a especificar en la etiqueta el contenido ni la cantidad de grasas trans utilizadas en la elaboración industrial de alimentos, aunque lo están estudiando.
Deberían legislarlo lo antes posible dado los efectos tan nefastos que están produciendo.
Aunque también hay que decir que algunas empresas alimentarias se están esforzando por eliminarlas, o por lo menos disminuir su cantidad.
Al consumidor, de momento, solo nos queda estar bien informados, ser exigentes y rechazarlas al máximo posible.
María dice
Hola Cristina,Espero que estés bien.Los granos especiales para maíz tienen que ser de alguna clase en concreto? El invierno pasado compré un paquete de maíz para hacer palomitas pero no conseguí que se hicieran, por eso creo que a lo mejor el maíz no era bueno..Gracias,María
Cristina Galiano dice
Tiene que poner en el envase solamente granos de maíz hinchable, NADA MÁS!
Quizás no se te abrieron porque no las hiciste bien, por ejemplo la fuente de calor, el utensilio…