Salsa rápida de tomate para diabéticos y celíacos.
El truco para que una salsa de tomate salga espesita, sin tardar horas y horas cociéndola para que se evapore toda el agua que tienen los tomates, ¡más de un 94%! es retirar esta agua antes de elaborar la receta.
Ahorramos tiempo, energía, no salpicamos, multiplicamos nuestro tiempo, somos más productivos y mientras se cuece se puede aprovechar y hacer otra cosa en la cocina, en el hogar, en el ordenador…
Por eso muchas salsas de tomate comerciales llevan espesantes más o menos naturales.
Se puede hacer esta receta de varias maneras, siempre en unos 10 o 15 minutos.
Primero escojo la manera que me parece más cómoda y práctica, 10 minutos en el microondas.
■ 750 g de tomates frescos muy rojos, de los de freír
■ o 1 lata o un brick de 800 gramos de tomate natural triturado clase extra
■ 3 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
■ 2 o 3 dientes de ajo
■ un trozo de cebolleta fresca, 80 gramos por ejemplo
■ un trozo de pimiento rojo si gusta, 40 gramos por ejemplo
■ un trozo de zanahoria pelada, 30 gramos por ejemplo
■ sal y pimienta blanca recién molida
■ y las hierbas que gusten, laurel orégano, tomillo, romero…
Yo la hago siempre con tomate natural triturado de lata o brick, clase extra, que no lleva aditivos.
¿Por qué? Porque los tomates, todos lo habréis comprobado, salvo en plena temporada han cambiado como tantos y tantos otros alimentos.
Sean de la variedad que sean, y ahora existen muchas, son preciosos, todos igualitos, duran un montón en la nevera sin estropearse… y no saben a nada.
Hay que escogerlos siempre muy rojos, aún para ensalada, y ya veremos en otro post el por qué, pero tienen todavía más cantidad de agua que hace años, y cuando se cocinan y se trituran pierden su color rojo, como si éste fuera sintético, y la salsa de tomate sale paliducha y con poco sabor.
¡No tiene ni color! con la elaborada con el tomate triturado, empleando esta frase no solo metafóricamente sino como la realidad misma. Podéis hacer la prueba como yo la he hecho a menudo.
Además, como os decía al principio, hay que eliminar previamente la gran cantidad de agua que también lleva este tomate triturado clase extra porque no nos venden pulpa de tomate espesa, sino tomate triturado… con su agua correspondiente.
¿Cómo eliminarla?
Colando el contenido de la lata o brik a través de un colador grande de malla finita removiéndolo al mismo tiempo con una cuchara o espátula para que cuele más deprisa.
De los 800 gramos primitivos de la lata o brik, nos quedamos con unos 500 gramos de pulpa espesa.
¡O sea que 300 gramos son de agua! aunque se puede aprovechar para elaborar otro día una sopa de verduras, o de tomate… o tomarla como si fuera zumo de tomate, eso sí, algo aguado. Pero si le añadís unas gotas de tabasco y de salsa inglesa, está bueno.
Tampoco uso nunca, para nada, tomate pelado entero de lata.
¿Por qué?
Pues porque si escurrís bien este tomate, lo trituráis y pesáis la pulpa resultante… todavía os encontraréis con mayor cantidad de agua.
Además el tomate triturado de lata lleva tan solo ácido cítrico como conservador, y al entero le añaden también un endurecedor, carbonato cálcico para que los tomates enteros, durante su elaboración, no se deshagan y sigan teniendo consistencia.
Preparación de la salsa de tomate
1. En un recipiente apto para microondas volcar el aceite y los ajos fileteados y remover con una cuchara de madera para que todos queden “manchados” de aceite. Programar 1 o 2 minutos a potencia máxima. ¡Cuidado porque se pueden quemar!
2. Añadir la cebolleta, el pimiento y la zanahoria picaditos. Remover de nuevo para unificar. Ahora tapar muy bien el recipiente y programar 3 minutos a potencia máxima.
3. Agregar ahora el tomate colado o pulpa espesa de tomate, la sal y la pimienta y las hierbas preferidas. Volver a remover, tapar de nuevo y programar ahora 6 minutos a la misma potencia.
4. Triturarla con la minipímer o con la trituradora que se tenga hasta obtener un puré fino.
Consejos de cocina y nutrición
■ A esta salsa de tomate se le puede poner una mayor cantidad de aceite, aunque la que os he indicado es más que suficiente y es, por tanto, una salsa baja en calorías. También podéis aumentar las cantidades del resto de los ingredientes.
■ Podéis suprimir el pimiento, aunque yo siempre lo pongo porque le da muy buen sabor.
■ Si suprimierais la zanahoria, que contrarresta la acidez del tomate, deberíais añadir azúcar y ya no sería apta para los diabéticos.
■ Como a diferencia de algunas salsas comerciales ésta no lleva ningún ingrediente con gluten, pueden tomarla con tranquilidad los celíacos.
■ Los grandes hipertensos pueden también tomarla eliminando totalmente la sal y aumentando el número y la cantidad de las hierbas aromáticas.
Organización y Productividad
■ Cuando en cualquier receta os encontréis entre los ingredientes un “tomate natural pelado y despepitado” mi consejo es que lo sustituyáis por esta pulpa de tomate espesa, y ¡notareis la diferencia!
■ Se puede hacer el doble de la receta de la salsa, dependiendo de lo frecuentemente que se use, y también se puede preparar el doble de pulpa de tomate espesa, es decir el tomate ya escurrido tanto si es de lata como natural.
■ Ambos productos se conservan muy bien en la nevera, en un recipiente hermético lleno hasta arriba.
Si se trata de pulpa de tomate no la guardéis más de 2 o 3 días, pero la salsa os durará mucho más.
■ Podréis usar esta pulpa de tomate ya colada incluso para extenderla sobre el pan con jamón, si lo tomáis muy a menudo, no teniéndola que preparar cada día.
■ Para una conservación más larga, congelar ambos productos. Y, si los congeláis en pequeñas cantidades, y estáis en ese momento cocinando, descongelarlos es muy rápido, simplemente poniendo el tupper lleno debajo del grifo del agua caliente.
Si usáis tomates naturales, y yo solo lo recomendaría a los que tienen cosecha propia, hay que pelar los tomates previamente y para ello os brindo otro truco.
1. No es necesario escaldarlos en agua hirviendo y pasarlos a continuación por agua fría como hasta ahora se ha hecho.
2. Basta lavarlos, secarlos, cortarlos por la mitad para que no se revienten, quitarles la parte fea del rabito y colocarlos en una sopera o bol.
3. Taparlo, introducirlo en el microondas y programar 5 minutos a potencia máxima.
4. Cuando no quemen, ponerse unos guantes de goma y pelarlos tardando unos segundos nada más ya que la piel sale sola, de una vez.
5. Espachurrarlos fuertemente entre las manos para que suelten el máximo de agua posible.
6. Aclarar el recipiente anterior solo con agua puesto que está limpio, y secarlo por dentro y por fuera.
En este mismo recipiente empezar con el punto 1 de la receta como si tuviéramos tomate triturado.
Si preferís hacer la salsa de tomate en una olla o cacerola, y podría ser en el cuerpo de la olla superrápida sin presión, tardaréis un poquito más de tiempo, 15 minutos, pero sin salpicar nada.
Los pasos serían: calentar el aceite, sofreír los ajitos sin dorarlos, luego la cebolleta hasta que se ponga transparente y más tarde el pimiento y la zanahoria, removiendo con una cuchara de madera.
Agregar el tomate ya sin agua y el resto de los ingredientes volviendo a remover.
Tapar con una tapadera de cristal y cocinar durante 10 o 15 minutos.
Puri dice
Gracias, Cristina, ¡Consejos muy prácticos!Y ¿recomendarías freírlo en la Thermomix por aquello de que va dando vueltas para evitar que se agarre? Tenía entendido que no se recomendaba freír tomate en la KR por si obturaba la válvula. Igual, al despepitar ya no hay problema.¡Muchas gracias!
Cristina Galiano dice
Si usas la KR, la válvula NO SE PUEDE OBTURAR porque la usas sin presión! Y si usas el TH, la máquina no
Puri dice
Comprendo, ¡muy agradecida!