Tanto en los niños como en los adultos y mucho más en las personas mayores que ya suelen tener kilos de más y “achaques”, las horas que se pasen delante de la televisión influyen muy directamente sobre el peso.
Y esto se acrecienta si los niños tienen la tele en su habitación o las personas mayores en su dormitorio.
¿Por qué?
1. Cuando se ve la televisión en la mayoría de los casos los televidentes no se mueven del sofá-sillón ni siquiera para hacer “zapping”, por eso hace ya muchos años que repito y repito que ¡el mando de la tele engorda muchísimo!
En nuestro país parece ser que la media es alrededor de 4 horas diarias… con algo de pico.
¡Como son muchos los que no la ven en absoluto… imaginaros cuántos hay que pasan muchas más horas delante de la caja tonta!
Se ha comprobado que 3 horas diarias de TV multiplica por 2 el riesgo de obesidad en el adulto y por 4 en el adolescente.
2. La pantalla atrae el ojo como si fuera un imán, la mente queda cautivada, absorta, como hipnotizada y el organismo se transforma en una especie de esponja que absorbe todo lo que está viendo sin diferenciar lo bueno de lo malo.
3. La televisión capta la atención del televidente pero no el intelecto, y las personas se aburren al no estar haciendo nada productivo transformándose así en seres totalmente pasivos.
Y como están continuamente recibiendo spots publicitarios, todavía más aburridos que el resto, en demasiadas ocasiones de bebidas, refrescos, snaks, aperitivos… en general cosas de comer ricas en grasas y/o dulces, se levantan, van a la cocina y se traen lo que sea comestible o bebible aunque no tengan ni hambre ni sed, y si son “chucherías” siempre apetecibles tanto mejor… pero mucho peor para la salud.
Un 45% de los niños que ven la tele, al aburrirse, picotean, y lo que es especialmente dañino y peligroso para ellos es que se les está haciendo un “lavado de cerebro continuo” contándoles maravillas totalmente falsas la mayoría de las veces de productos alimenticios nada sanos al estar cargados de grasas y azúcar, y sobre todo de juguetes meses antes de Navidades y Reyes.
Es decir que desde chiquititos se les están “creando necesidades inexistentes” o lo que es lo mismo fomentando el “consumismo absurdo”.
4. Cuando se come o se cena delante de la pantalla no solo se aprecian menos los sabores de lo que estamos tomando sino que también se distorsionan los alimentos y ni se sabe lo que se ingiere, es decir no se disfruta, ni su cantidad.
Con la publicidad engañosa que nos está bombardeando parece como si se sintiera más atracción por las pizzas, embutidos y alimentos calóricos… y la sensación de saciedad se retrasa con lo que se come más de lo que se debe, tanto en cantidad como en calidad nutricional o saludable. Más que comer se traga, casi sin masticar.
5. También es muy probable que las personas que ven muchas horas de televisión, incluso los niños, engorden simplemente porque no duermen las horas suficientes, lo que también predispone a coger kilos.
El que los niños duerman menos de 11 horas, y ¡muchos se quedan hasta demasiado tarde!, puede influir en su aumento de peso.
6. En el caso de las personas ya muy mayores y que no tienen ningún hobby ni actividad, la influencia de la tele en su intelecto es tremendamente negativa ya que no solo se convierten en entes pasivos físicamente sino también psíquicamente pues dejan de pensar.
Otra cosa son los que aprovechan para ver u oír la televisión haciendo algo más productivo, como montar en bicicleta estática o mejor elíptica, andar en una cinta casera, haciendo step, repitiendo una tabla de gimnasia enseñada por un entrenador personal… o cualquier otro tipo de actividad física.
Conozco a varios que graban en su DVD sus programas favoritos, tertulias, debates, clases de inglés… y aprovechan a verlos mientras están haciendo algún tipo de ejercicio. ¡O los «oyen» directamente desde su ordenador!
Otros aprovechan para ojear alguna revista seria, hacer crucigramas…, ordenar cosas en el hogar, o cocinar como nuestro célebre gastrónomo Ferrán Adriá que en el libro La Cocina de la Salud con Valentín Fuster afirma categóricamente “En España muchos ven 4 horas diarias de televisión. ¿Hay tiempo para ver la tele y no para cocinar? Yo, en casa, cocino mientras veo las noticias», pero son los menos.
Todo esto relacionado con la televisión, en el caso de niños y jóvenes, es extensible a las consolas y videojuegos, o los que se pasan horas y horas delante del ordenador, no para culturizarse, algo que se puede realizar sabiendo discernir lo bueno de lo malo, sino para entrar en chats que no aportan nada positivo, sin ningún rigor medianamente serio, o los que están mandando con sus móviles sms incluso desde sus camas.
Lídia dice
Completamente de acuerdo Cristina. Estas Navidades «castigué» a los niños un día sin tele ni videoconsolas, y al final del día me dijeron. ¿Sabes que es muy divertido jugar en la habitación…? ja ja ja, y eso que tienen prohibido ver la tele entre semana y jugar a la videoconsola, el fin de semana ellos deciden si la ven por la mañana o por la tarde, pero el día que aflojo y se pasan de tiempo se aburren, se ponen de mal humor y no tienen ganas de nada.
Cristina Galiano dice
Pues lo estás haciendo Lídia fenomenal, pero muchos padres son demasiado permisivos y no se atreven a imponer ciertas normas a sus hijos, desde pequeños, y si supieran el «futuro» que les espera con ellos se horrorizarían 🙂
fernando dice
Totalmente de acuerdo. A un juez de menores de Granada muy popular le preguntaron por las lesiones cerebrales que producía en los jovenes el consumo de marihuana y contestó que eran muchísimo menos graves que la exposición continuada a la televisión.
Nosotros no tenemos tele desde hace 30 años y los niños…son normales. Muchas gracias por tus recetas y consejos.
Cristina Galiano dice
¡Es que el Juez Calatayud es genial!
encarna dice
es malo que un bebe de 6 meses este miranda la tele queria saberlo gracias
Cristina Galiano dice
Un bebé a los 6 meses debe empezar a descubrir sus manitas y su cuerpo, a coger peluches… pero para nada ver la televisión porque su mente no se desarrollará en absoluto.
En el Reino Unido se han hecho estudios que han llegado a la conclusión de que hasta los 3 años los niños no deben ver ninguna, aunque sean programas infantiles.
Se quedan absortos, como atontados, y lo están de verdad, pero a los padres les va muy bien porque así «no hay niño».