Las galletas, los snaks, las palomitas, los aperitivos industriales en general… amenazan la salud cardíaca de los europeos.
En la mayoría de los países europeos, incluido España, se pueden comprar alimentos que contienen todavía niveles muy altos de ácidos grasos trans.
Se trata, recuerdan los expertos, de unas sustancias que favorecen la obstrucción arterial y son un importante desencadenante de enfermedades cardiovasculares.
Dinamarca los prohibió hace varios años y otros muchos países tratan de seguir sus pasos.
Los defensores de la salud pública iniciaron hace ya 3 tres décadas la batalla contra estas grasas trans, cuando el uso de este tipo de grasas manipuladas de forma artificial se hizo tan popular en la cocina de los restaurantes.
Recordemos que estas grasas ‘trans’ se obtienen al someter ciertas grasas vegetales, coco y palma principalmente, a un proceso llamado hidrogenación.
El resultado son unas grasas y aceites de fritura que mejoran la consistencia, sabor y durabilidad de numerosos alimentos, pero que han demostrado ser más nocivos, incluso, que las clásicas grasas saturadas.
La ciencia ha constatado que son peores que cualquier otra grasa para la salud, porque aumentan los niveles del llamado colesterol malo o LDL y pueden disminuir los del colesterol bueno, el HDL.
En 2006 entró en vigor una normativa de la Food and drug Administration, FDA según sus siglas en inglés, es decir la Agencia Estadounidense del Medicamento, que obligaba a describir en las etiquetas de los alimentos la presencia de estas grasas ‘trans’ artificiales, una medida que llevó a muchos productores a eliminar dichas sustancias de sus productos.
Un año antes, en 2005, la ciudad de Nueva York vetó el uso de estas grasas ‘trans’ artificiales a los restaurantes.
Todas estas acciones han dado lugar a notables avances en la salud pública, y la ingesta de este tipo de grasas ha disminuido en los Estados Unidos hasta 1 gramo al día en 2012, en comparación con los 4,6 gramos de 2006.
Un informe de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, el CDC, encontró que los niveles en sangre de ácidos grasos ‘trans’ en adultos estadounidenses se había reducido en un 58% entre 2000 y 2009.
Sin embargo, en otros países como el nuestro, estas grasas no se han prohibido del todo y todavía muchos alimentos procesados las incluyen, por ejemplo, las palomitas del microondas, la mayoría de los snaks salados y dulces, de bollería industrial y de postres, de pizzas congeladas, de platos precocinados, de salsas, de margarinas, de patatas prefritas…
La costumbre, por ejemplo, de comer palomitas en los cines para estar «entretenidos» es algo totalmente absurdo si se va al cine precisamente para estar entretenidos.
Pero se puso de moda en Estados Unidos durante la gran depresión, entre 1929 y 1933, y no ha dejado de crecer hasta nuestros días.
En nuestro país nadie concibe ir al cine sin un gigantesco paquete de palomitas en la mano con su correspondiente refresco, puesto que al ser demasiado saladas requieren beber a continuación.
Ignoro si en nuestro país estas palomitas industriales son como las que vienen en paquetitos listos ya para meter en el microondas, ricas en aditivos y grasas vegetales, pero, en cualquier caso, lo que sí os puedo asegurar es que resultan muy calóricas, se elaboren de la manera que sea, unas 375 kilocalorías por cada 100 g de peso, prácticamente las mismas que tiene una comida o cena infantil saludable.
¡No es de extrañar que luego seamos el país de Europa con mayores índices de sobre peso y obesidad, no solo en adultos sino en niños!
La salud cardiaca de millones de europeos aún se encuentra en riesgo debido a la persistencia de un alto contenido de estos ácidos grasos trans llamados AGT, en la comida rápida y procesada, según indica una investigación publicada en el ‘British Medical Journal’ llevada a cabo por el equipo de investigadores del profesor Steen Stender, del Hospital Universitario de Copenhague (Dinamarca).
Estudios de la Universidad de Harvard revelan que el consumo de estas grasas trans eleva el riesgo de enfermedades cardiovasculares en casi un 30% y en Estados Unidos es motivo de 80.000 muertes prematuras anuales.
Los expertos de dicha Universidad las han calificado como “el mayor desastre de la industria alimentaria de la historia».
Según la última investigación, que analizó los datos de cuatro grandes estudios, la ingesta diaria de 5 gramos de AGT se asoció con un riesgo un 23% mayor de enfermedad cardíaca coronaria.
Los niños que toman 2 veces por semana patatas fritas industriales, o estas «chuches» cargadas de grasas trans, tienen tasas superiores de triglicéridos, aumento del riesgo cardiovascular y metabólico, son más pasivos, se mueven menos, ven más televisión y juegan con más «maquinitas», y toman más golosinas y bebidas dulces.
Toman además muy pocas vitaminas y fibra.
Estas patatas son la antítesis de las patatas sanas cocidas o asadas con piel, ya que al pelarlas pierden minerales como el calcio, el potasio y vitaminas, y al trocearlas aumentan su índice glucémico pasando a ser hidratos de carbono de absorción rápida, y de 79 kilocalorías que tienen en ese estado pueden pasar a 500 y pico por el aceite que absorben.
Hace pocos años los sitios públicos estadounidenses debían declarar el contenido en grasas trans de todo lo que ofrecían, pero ahora acaban de ir más lejos.
La FDA ha propuesto el jueves 7 de noviembre de 2013 una serie de medidas con el objetivo de eliminar las grasas trans artificiales presentes en muchos alimentos procesados.
De acuerdo a esta propuesta, que ha estado abierta a sugerencias del público durante 60 días, la cantidad de aceites parcialmente hidrogenados, que son los que originan las grasas trans, no debería ser superior a la que «generalmente se reconoce como segura».
Esto significa que las empresas que quieran incorporar estos ingredientes a sus productos tendrán que demostrar científicamente que son seguros, una difícil tarea, ya que la literatura científica demuestra claramente lo contrario.
De hecho, el Instituto de Medicina ya ha advertido que no existe un nivel seguro para el consumo de grasas trans artificiales.
Medidas como ésta, augura Margaret A. Hamburg, comisionada muy prestigiosa de la FDA, podrían evitar 20.000 ataques al corazón y 7.000 muertes por ataques al corazón en Estados Unidos cada año.
Si el plan de esta agencia tiene éxito, los aceites que obstruyen el corazón serían considerados aditivos alimentarios y no podrían utilizarse en los alimentos, a menos que sean oficialmente aprobados.
El fallo no afecta a los alimentos con grasas trans de origen natural, que están presentes en pequeñas cantidades en algunos tipos de carne y productos lácteos y en la leche materna por ejemplo.
Sin embargo, algunos expertos aseguran que el problema no sólo está en los productos empaquetados en los que las grasas trans aparecen en las etiquetas, si no en los que se venden a granel, como la pastelería y las patatas fritas en restaurantes, cafeterías y puntos especiales de venta.
«Se trata de evitar la exposición a esta sustancia química tan nociva, que la mayoría de las veces ni el consumidor sabe que la está ingiriendo», argumentan los expertos en ese artículo publicado ese jueves 7 de noviembre en ‘The New York Times‘.
Esto se debe a que sólo existe obligación de reconocer en las etiquetas la presencia de las grasas ‘trans’ si hay más de 1/2 gramo por porción, una pequeña cantidad que puede aumentar rápidamente y dar lugar a mayores probabilidades de infarto.
Con 2 o 3 gramos de grasas ‘trans’ al día, se incrementa el riesgo para la salud, señalan los especialistas.
Las medidas de restricción en este sentido ahorrarán una cantidad enorme de los costes sanitarios y evitarán un importante número de infartos.
En España, el consumidor está desprotegido por falta de información.
Si os paseáis por las estanterías de estos productos en cualquier gran superficie constataréis vosotros mismos, que salvo pequeñísimas excepciones, todas las mini biscotes, mini tostas, el pan tostado envasado en todos sus tamaños, los panecillos de sabores variados, las galletitas saladas, los snacks y aperitivos de cualquier tipo …, especifican el tipo de grasa que llevan, porque ahora no tienen más remedio que declararlo, que suele ser grasa de palma.
! Y hay muy poquitas que se salvan y que están elaboradas con aceite de girasol o de oliva!
Pero, ¿quién se lee dichas etiquetas en nuestro país?
Ya sé que la mayoría de vosotros… , pero somos un granito de arena en el desierto y las administraciones estatales han tomado siempre medidas muy poco eficaces puesto que las enfermedades cardiovasculares, y muchas otras…, siguen creciendo de manera acelerada.
Hasta los picatostes ya fritos y envasados, que hoy ya no se deberían ni usar aunque no hubiera problemas de sobre peso porque nuestra alimentación, en general, es demasiado calórica, llevan este aceite de palma.
Hoy ya se toman en España demasiado a menudo y en cantidades excesivamente grandes productos muy ricos pero muy calóricos como los embutidos, las carnes procesadas, los quesos, los dulces…
En la época del hambre estos picatostes tenían su razón de ser ya que, además, muchos pueblos tenían un acceso fácil al aceite de oliva puro, no tan sofisticado ni tan especial como la enorme variedad que tenemos ahora, y sobraba pan duro que se podía aprovechar de esta manera.
En la actualidad hay muchas costumbres que deben eliminarse si se quiere una alimentación sana y equilibrada.
Otro día hablaremos de los productos de pastelería y bollería, en general de casi todos los envasados industriales que nos suministran en bolsitas o paquetes, grandes y pequeños, que también están plagados de estos ácidos grasos trans.
A veces me pregunto como hemos llegado a que la excepción de la bollería sea el no llevar estas grasas y no la regla. Yo intento hacerme la mía pero cuando tengo una emergencia en el súper de origen valenciano por ejemplo solo encuentro las magdalenas. También comentar que si te fijas en las compras de la gente te echas a llorar de la poca concienciación que hay con la alimentación
Pues así hemos llegado Leticia a que los niños españoles sean no solo los más obesos de toda Europa, sino los que más colesterol tienen!
Y a la gente le da igual, con tal de que esté rico al paladar!
No se «quieren» acordar de que la salud y la enfermedad entran por la boca, y de que «somos lo que comemos».
Si me sigues, tienes aquí en el blog y en mi ebook https://www.bubok.es/libros/227813/SOLO-RECETAS-QUE-SALEN-BIEN-EN-EL-MICROONDAS muchos más bizcochos, incluso tartas riquísimas que se hacen en un pis pas, y son sanos, elaborados siempre con aceite de oliva.
Los cortas en porciones, las congelas y vas sacando. Y no da ninguna pereza, al final los haces con los ojos cerrados.
Cristina, muchas gracias por este post. Es muy importante conocer toda esta información. Sobre las palomitas, quería preguntarte si las que preparamos en casa sólo con una cucharada de aceite de oliva virgen extra tienen también tantas calorías. Pensaba que es de las «chuches» menos malas que se puede dar a los niños.
Es verdad lo que dice Leticia en su comentario: cuando veo el carrito de la compra de tanta gente en el supermercado me da pena. Pienso que muchas veces es por falta de información.
Sería bueno que todos los padres viéramos el documental «Más allá del peso» sobre la obesidad infantil y sus consecuencias. (http://blogs.20minutos.es/el-nutricionista-de-la-general/2014/02/11/mas-alla-del-peso-el-mejor-documental-que-he-visto-sobre-obesidad-infantil/)
Todas las palomitas tienen calorías porque el maíz las tiene, solo que unas son sanas, y se pueden tomar en pequeña cantidad y de vez en cuando, y otras son dañinas.
Otro día hablaremos de las «chuches» de todos los colores y sabores que te encuentras en muchos supermercados nada más entrar… y que son un atentado contra la salud!
Muy de vez en cuando, vale… pero todos los días!!!
Muchas gracias por ayudarnos a cuidar la salud, la cual no la podemos comprar. Estas haciendo una gran labor humanitaria trabajando para nosotros en LA PREVENCION, que es de lo que se trata de que tomemos consciencia.
Muchisimas gracias, que grande eres
Al final iremos a comprar con lupa como el famoso detective inglés. Yo ya no veo bien las letras ni con gafas de tan pequeñas que las hacen. Cuando mis hijos eran pequeños siempre les hacia bocadillos para merendar y desayunar. Ahora, por las prisas, les dan bolleria. Me dan pena las madres jóvenes super ocupadas que no tienen tiempo para alimentar bien a sus hijos.
Gracias Cristina por estar ahí con nosotras.
Por eso ya se dice en las «altas esferas» que los niños de ahora van a tener una salud mucho peor que la de sus abuelos. Quizás vivan más… pero peor.
Los españoles, según varios estudios europeos, somos los que vamos a vivir más… pero más jodi…!
Soy muy «palomitera». Antes las hacía en una sartén y ahora en un aparto que compre por unos 12€ y que se hacen muy bien. Siempre las he hecho sin aceite y sin sal y me encantan. No dejéis de probarlas; quizás descubráis el verdadero sabor del maíz.
¡Buenos dias, Cristina!
¿Te podrás creer que he dejado de ir al cine por no aguantar el «comistrejeo» que alli se monta? cubos enormes de palomitas, vasos tremendos de refresco de cola con hielos, paquetes de gominolas…y lo peor…nachos con una salsa de queso ignominiosa ¡que olor!, estoy oyendo la pelicula y, al mismo tiempo ese sonido crunch-crunch.
Lo que tu comentas…si vamos al cine a entretenernos…¿para que comer al mismo tiempo?
Muchas gracias por tus interesantes entradas, feliz miércoles.
Naturalmente, yo desde hace casi 20 años ya no veo nada de TV en directo, todo grabado en mi DVD. Así quito todos los anuncios… que son nefastos para mucha gente!
Mi tiempo vale demasiado dinero, como para desperdiciarlo en «comidos de coco»!
Como leo tan deprisa, creí que te referías a la tele.
Yo tampoco voy al cine, no soporto el olor. ¿Con qué estarán hechas?
Con la cantidad de palomitas dulces y saladas que les he hecho yo a mis hijos.
Y el espectáculo de padres «gorditos», con hijos «gorditos»…, deplorable.
Si supieran que se están robando años de vida saludable!
Cuando mis hijos eran pequeños antes de ir al cine les preparaba palomitas en casa con aceite de oliva virgen y las ponía en una bolsita…. Así si les apetecía al menos comían algo decente en una cantidad moderada!!!
Estupendo post.
Pues todavía algunos jóvenes lo hacen, pero la mayoría no se molesta!
Y aunque sean caseras, y por tanto sanas, hay que contar con las cantidades ya que tienen muchas calorías.