Hay muchas maneras de adquirir espinacas:
1. Hojas frescas dentro de una bolsa fuerte tipo celofán, limpias, lavadas, secadas y envasadas en atmósfera inerte, como producto de 4ª gama, con la fecha de caducidad impresa en la bolsa.
Estas bolsas suelen tener 300 g de peso.
Deben conservarse siempre en el frío, un supermercado refrigerado por ejemplo, y así lo especifica el fabricante, pero yo me las encuentro en plena calle en fruterías y tiendas pequeñas, ¡y nadie hace nada!
Nunca las compréis así pues ¡por algo se recomienda el frío!
2. Hojas frescas, también envasadas en el mismo tipo de bolsa de de celofán, en las que pone que hay que lavarlas y que no llevan fecha de caducidad (las acabo de descubrir la semana pasada por pura casualidad y con este post ya programado).
Tenían una pinta estupenda, las acababan de sacar de la cámara ya que estaban todavía fresquitas, busqué la fecha de caducidad y al no encontrarla, apunté el nombre y teléfono del fabricante… y lógicamente no las compré.
Cuando hablé con ellos, en Navarra, también son productores, me dicen que ellos las acaban de incorporar al mercado porque otros muchos ya lo están haciendo desde hace tiempo ¡y la competencia es la competencia!
Aunque la bolsa lleva una serie de datos, ya no es un producto de cuarta gama y, por lo que me cuentan, ¡¡no deben tener ninguna autorización!!
3. Congeladas en bloques de ½ o 1 kilo, o en tacos más pequeños pero dentro de envases también grandes.
4. Frescas, tal cual se han recolectado en “hatillos” o manojos hechos con cuerda o goma.
Ventajas e inconvenientes de cada una de estas presentaciones:
1. A las de 4ª gama, con eso de la crisis, no les han querido subir el precio y han bajado de calidad, sus hojas son demasiado duras, bastas y con rabos grandes también duros.
Y se nota todavía más en las acelgas.
Ya no las compro, aunque era la solución ideal si se tiene poco tiempo.
2. Congeladas, tampoco las compro ya.
Después de probar varias marcas, y marcas blancas, sueltan tanta agua que me parecen «el timo de la estampita».
3. Frescas y en manojos.
He optado por esta versión, aunque no todo el mundo puede, sobre todo cuando las veo muy frescas y sin tierra porque se han recolectado muchos días después de haber llovido.
Si tenéis algo de tiempo, tampoco mucho, coméis a menudo en casa o todos los días y tenéis un congelador grandecito es la mejor opción porque cuesta prácticamente lo mismo hacer 1 manojo grande que 4.
Por eso siempre os recomiendo una olla grande que os facilitará la vida… ¡siempre que queráis que os la facilite!
Además de ahorrar dinero, porque son las más baratas, son las de mejor calidad y se pueden cocinar de varias maneras, todas ellas rápidas.
Cómo limpiarlas sin tardar:
♦ Sin cortar la cuerda o goma que forma los manojos, para que no se os suelten, cortar encima de la tabla de la cocina todos los tallos feos y raicillas, de una sola tajada, como hicimos en el video de las acelgas.
♦ Quitarles entonces la cuerda y volcarlas en la pila de la cocina llena de agua fría, retirar alguna hoja si está fea y agitarlas dentro del agua para que se laven bien.
♦ Si vinieran con tierra, recogidas después de días de lluvia, habría que lavarlas mucho más, cambiando el agua varias veces hasta que apareciera completamente clara.
♦ No las tengáis nunca en remojo en esta agua, aunque se siga aconsejando erróneamente, porque cuanto más tiempo permanezcan en ella más nutrientes perderán.
Tampoco hay que añadir a esta agua lejía ni ningún otro tipo de producto porque es ¡¡consumismo puro!!
Las verduras vienen siempre hoy con las suficientes garantías de salubridad y además se van a cocer y cualquier germen que pudieran llevar, casi imposible, con el calor moriría.
♦ Si las queréis más picaditas, aunque creo que no hace falta, picarlas después de cocidas.
Cómo cocerlas también muy rápidamente:
♦ A continuación, si son frescas, sin escurrirlas, echarlas encima de la rejilla o del cestillo de verduras ya colocado en la olla superrápida que estará vacía y cocerlas durante 2 minutos con las 2 rayitas de la válvula de presión fuera.
No hace falta poner nada de agua puesto que no las habéis escurrido y ellas tienen ¡casi un 90%!
Si tenéis una cantidad pequeña, también podéis cocerlas en el microondas, esta vez escurriéndolas bien ya que con el agua que tienen en su interior es más que suficiente y en este aparato, por sus características, no hay que añadir ninguna.
Taparlas, como siempre, y a potencia máxima cocerlas 5 o 6 minutos, o alguno más dependiendo de la cantidad que se tenga y de su calidad.
Cuánto más finas sean, menos tiempo necesitarán.
Veréis, si no las cocéis en exceso, que conservan un bonito color verde, nunca pardo.
♦ Si son congeladas, ni se os ocurra cocinarlas como algunos fabricantes recomiendan, es decir pinchando el envase en el que vienen y directamente todavía congeladas cocerlas en el microondas.
– Primero, es una falta total de higiene porque durante su manipulación, transporte y colocación en los puntos de venta han pasado por demasiadas manos.
– Segundo, el material y las tintas de colores de estos envases ¿qué productos llevan en su composición?
– Tercero, para que la cocción en un microondas sea realmente de calidad y uniforme, hay primero que descongelar y luego cocinar.
Cortar el envase, volcarlas en una sopera grande y descongelarlas a 350 vatios, removiéndolas de vez en cuando para que se vayan descongelando por igual, sobre todo si tenéis cantidades grandes, 1 kilo por ejemplo.
Si os ponéis los guantes de goma lo haréis rápidamente.
No hace falta descongelarlas del todo, en cuanto haya desaparecido todo el hielo, cocinarlas.
Si las descongeláis en la nevera la noche anterior, como solemos hacer con el resto de alimentos, van a estar totalmente descongeladas al día siguiente, puesto que tardan muy poco, y habrán soltado demasiada agua.
– Si tenéis 1 kilo de espinacas ya descongeladas, no las escurráis, y cocerlas con toda esta agua en la olla superrápida, como si fueran hojas frescas pero ahora solamente durante 1 minuto puesto que ya han sufrido un «blanqueo»previo para poder congelarse.
– Si tenéis una pequeña cantidad, escurrirlas, y en la misma sopera en la que se han descongelado cocerlas bien tapadas, sin añadir nada, a potencia máxima durante 4 o 5 minutos hasta que hayan soltado bastante más agua y comprobéis que ya están.
En todos estos casos escurrirlas muy bien apretándolas entre las manos cualquiera que haya sido el método de cocinado seguido.
Si están muy calientes y tenéis prisa poneros unos guantes de goma.
Sueltan mucha agua porque tienen muchísima en su interior y por eso también menguan tanto.
Para no alargarme más, otro día os contaré varias maneras de degustarlas y de cocinarlas, todas ellas muy rápidas, ricas y sanas, varias directamente en el microondas sin necesidad de cocerlas previamente.