Andar o correr, lo importante es hacer ejercicio.
No por mucho correr tendremos una mejor salud cardiovascular, aunque se vea cada día más, en nuestras calles y parques, gente de todas las edades, principalmente jóvenes, haciéndolo.
Basta con caminar eso sí, un poco rápido, no como si se paseara.
Un estudio que se acaba de publicar en la edición online de la revista “Arteriosclerosis, Thrombosis and Vascular Biology” de la Asociación Americana del Corazón afirma que caminar rápido puede reducir el riesgo de tener la presión arterial alta, el colesterol también elevado y la diabetes, tanto como correr.
Los investigadores analizaron a 33.060 corredores y 15.045 caminantes y encontraron que si se caminaba con una intensidad moderada y a un ritmo vigoroso gastando la misma energía que si se corriera, se controlaban los 3 factores importantes en el desarrollo de la enfermedad cardíaca como son la presión arterial, el colesterol y el riesgo de diabetes, y la probabilidad de sufrir cualquiera de estas enfermedades disminuía de manera muy parecida.
Por tanto no hace falta correr, algo que a muchos no les gusta.
Es suficiente con caminar, eso sí, con pasos rápidos.
A diferencia de estudios anteriores, los investigadores coordinados por el profesor Paul T. Williams autor principal del estudio científico del Laboratorio Nacional Lawrence en Berkeley, California (Estados Unidos), evaluaron a los participantes en la investigación por la distancia recorrida caminando o corriendo, no por el tiempo.
Cada uno de los participantes proporcionó datos de su actividad respondiendo a unos cuestionarios establecidos y se comprobó que «Cuanto más corrieron y caminaron mayores fueron los beneficios para su salud”.
Si la cantidad de energía empleada era la misma en los dos grupos, los beneficios para la salud eran comparables.
“Lo que realmente importa es la distancia recorrida, y no el tiempo” afirmó el profesor Williams.
Caminar es una actividad más llevadera y sostenible para algunas personas, en comparación con la carrera.
Sin embargo, aquellos que optaron por correr terminaron el ejercicio dos veces antes que los que optaron por caminar ya que pudieron hacer el doble en una hora.
Una de las equivocaciones más extendidas es que el ejercicio ha de ser duro y extenuante.
Esto no es cierto, y desmotiva a mucha gente.
Al caminar, el cuerpo registra el movimiento y la salud mejora gracias a todos los cambios fisiológicos que se producen.
“Estaría muy bien que la gente se identificase más con la idea de moverse frente a la idea de ejercicio”, escribe Gretchen Reynolds, autora del libro “The First 20 Minutes” en el que, entre otras cosas, la autora se refiere a lo mal que le sienta al cuerpo estar sentado durante prolongados espacios de tiempo.
Por ejemplo, una investigación de 2011 en la que participaron cerca de 30.000 personas de entre 40 y 79 años mostró que caminar más de una hora al día mejoraba de forma significativa la esperanza de vida.
“Un incremento del tiempo que la población dedica a caminar traería consigo un tremendo cambio en la salud y los costes médicos”, señalaron sus autores.
Andar también es eficaz
– contra el insomnio, de acuerdo con un estudio que recomienda caminar a paso ligero durante 45 minutos,
– en el caso de las mujeres post-menopáusicas, mejora la salud de los huesos,
– ayuda a perder peso (aunque si éste es el objetivo principal correr es más efectivo) y, lo que es igualmente importante en estos tiempos que corren, mejora el estado de ánimo.
«La gente está siempre en busca de una excusa para no hacer ejercicio, pero ahora las personas ya tienen una opción sencilla de correr o caminar e invertir en su salud futura», concluye el doctor Williams.
El Doctor Mario Ávila, especialista en cardiología del hospital Clínico de Madrid, aconseja incluir un poco de ejercicio diario en nuestra vida como un hábito más.
Lo mismo que al llegar a casa lo correcto es preparar una cena ligera pero saludable, habría que incorporar algo de ejercicio que se puede hacer incluso con los niños si no son demasiado pequeños.
Hay cantidad de juegos divertidos en la Wii Fit Plus, incluso YouTubes, o bailes movidos que, al son de la música, nos obligan a mover nuestro esqueleto.
Lo ideal es empezar cuanto antes, y con regularidad, aunque sean pocos minutos.
Pero cuando ya se han introducido los “michelines”, andar no será suficiente, sobre todo si ya están instalados desde hace tiempo.
Habrá que combinar el ejercicio aeróbico, correr o andar deprisa, como en este caso, que nos hará perder grasa, con ejercicios abdominales para fortalecer todos los músculos de esa zona.
Si se pasan muchas horas sentados en el ordenador o viendo la tele será difícil, por no decir casi imposible, quemar las calorías que se consumen y ya sabéis que para no engordar hay que quemar lo que se come.
En lugar de correr o andar, si no se pueden hacer ninguna de estas dos cosas, como ejercicio aeróbico también sirven la gimnasia aeróbica, las máquinas cardiovasculares que existen en los gimnasios, y algo mucho más fácil y que se puede tener en casa como la bicicleta elíptica que muchos médicos ya recomiendan.
Lo principal es olvidarse del sedentarismo que hoy invade a una gran parte de la población, y moverse.
Os dejo este enlace de unas líneas que me publicaron el año pasado en El País.