¡ Kilos fuera para el año nuevo, primer decálogo
Probablemente muchos de vosotros habréis “pescado” algunos kilos de más estas fiestas, porque nuestras cenas y comidas de navidad no son normales, son pantagruélicas y en tan solo una de ellas podemos tomar o ingerir el doble de las calorías totales de un solo día.
1. Si ya teníais sobrepeso u obesidad antes de las fiestas, y no habéis encontrado la motivación suficiente para perder esos kilos antes, probablemente no os importará demasiado tener algunos más.
La “mochila” que acarreáis con vosotros a diario es un poco más pesada… pero adelante.
Ya llegará el momento en que tengáis que “vaciarla”, pasándolas entonces canutas pues no os dejarán tomar de casi nada.
Los kilos de más no son un problema estético, son una enfermedad, la epidemia del siglo XXI y la puerta de entrada de todas las enfermedades importantes.
2. Las dietas, si no van acompañadas desde el primer día de ejercicio, aunque no sean las “milagrosas” que ya de por sí son peligrosas, no funcionan más que durante un periodo de tiempo relativamente corto.
Se pierden al principio unos cuantos kilos, principalmente de agua y masa muscular, pero no de grasa.
Al haber menos músculo, que también consume, el metabolismo disminuye, el peso se estanca, la persona se desmotiva y aburre… y en pocos días se recupera todo lo perdido y, quizás, algo más de propina.
3. Lo único que funciona de verdad es comer de una manera diferente, es decir “aprender a comer”, algo que nadie nos ha enseñado, en el mejor de los casos hemos aprendido a tener modales en la mesa, nada más.
4. Hay que comer de todo, y repito de todo, pero en su debida proporción.
Si sois de los que solo tomáis 4 o 5 cosas, porque las demás no os gustan… aunque no las hayáis probado nunca, malo, muy malo.
5. Si no os gustan las verduras y tampoco las habéis tomado hasta ahora, o solo unas cuantas… olvidaros de mantener o de alcanzar el peso correcto.
Tenemos entre las más corrientes, más de 20 variedades y hay que tomar de todas ellas, primando las que os gusten más, pero sin olvidarse de las otras.
En España se toman en general judías verdes, tomates, a veces acelgas y… poco más, y lechuga, mucha lechuga cuando se quiere perder peso y las lechugas no sacian demasiado, se tienen que aderezar para que estén ricas… y producen mucha flatulencia.
Mantenerse a base de lechuga y filete, como muchos hacen cara a la operación bikini no es sano… y debe ser aburridísimo.
6. Ni siquiera se puede mantener un peso llamémoslo “ideal”, es decir sin fluctuaciones, a no ser que se acompañe siempre de ejercicio.
Quién os diga que sí… os está faltando a la verdad.
Actualmente la vida en general, es demasiado sedentaria para todos.
7. Andar durante 1 hora o más, como se está recomendando ahora mismo no es suficiente,¡¡ni de lejos!!
Por supuesto que siempre será mejor que permanecer tumbado durante esa misma hora en el sofá viendo la tele, con lo cual no se está ejercitando ni siquiera la mente.
Hay que hacer un ejercicio algo más aeróbico, correr, andar muy deprisa, Pilates… o cualquier otro de los muchos que existen en YouTube y que se pueden hacer en casa, con la wii por ejemplo.
8. Si tenéis algún problema osteoarticular, una hernia, una lesión de rodilla, de espalda… hay que hacer también ejercicio, está vez diseñado a vuestra medida por un entrenador personal o un fisioterapeuta.
9. Los “no tengo tiempo”, o “no puedo” no son más que excusas que vuestro subconsciente se busca, pretextos para no ponerse manos a la obra.
Todos disponemos del mismo tiempo, y cada uno tiene sus prioridades.
Si no os gusta moveros, y no lo habéis hecho nunca, vuestra mente se buscará mil evasivas y justificaciones para convenceros de que no es necesario, de que no os hace falta.
A medida que vayan pasando los años, y pasan volando, no pesarán los años… pesarán los kilos.
10. Los niños desde su más tierna infancia deben andar, correr, saltar, brincar, jugar al fútbol, montar en bicicleta…
Las “maquinitas”, lo mismo que la tele y las chucherías deben racionarse, les guste o no.
Ser buen padre o madre hoy es mucho más difícil que hace unos años porque el entorno no ayuda, al revés todo induce al “dolce far ni ente”, al mínimo esfuerzo, a estar sentado mejor que de pie, o tumbado y acostado mejor que sentado.
Seguiremos en el próximo post.