La osteoporosis es una enfermedad que consiste en la pérdida de masa ósea al disminuir la cantidad de minerales en los huesos y éstos entonces se van volviendo porosos y frágiles.
Con el tiempo, si no se toman las medidas oportunas, los huesos se debilitan de tal forma que las personas que la padecen tienen cada vez más probabilidades de fracturas espontáneas.
Las personas se caen no porque tropiecen con algo sino porque el hueso que las sujeta les falla, como sucede en el caso del fémur o de la cadera.
La Organización Mundial de la Salud (O.M.S.) advierte que esta enfermedad silenciosa, porque nada duele, y que no da ningún síntoma hasta que no se encuentra en un estado muy avanzado, cuando aparecen las primeras fracturas, se convertirá en este siglo XXI en una gran epidemia.
Se ha calculado que en el mundo puede haber más de 200 millones de personas con osteoporosis, y el costo de atención de estos pacientes alcanza miles de millones de euros.
Se estima que 1 de cada 3 mujeres de más de 50 años y 4 de cada 10 de más de 75 años tienen osteoporosis.
En los hombres, la incidencia es algo menor, aunque también la sufren, 1 de cada 12 hombres de más de 50 años.
Lo más preocupante es que hoy, en los albores del siglo XXI, se están presentando casos de osteoporosis en mujeres cada vez más jóvenes, entre los 30 y 40 años, cuando antes era a partir de la menopausia.
¿A que se debe esta aparición tan temprana?
Fundamentalmente a una mala alimentación y un estilo de vida cada vez más sedentario.
La manera más eficaz de diagnosticarla es con una densitometría, una prueba rápida e indolora pero que no se incluye en los protocolos médicos hasta edades más avanzadas.
La NASA ha descubierto un test para detectar la osteoporosis en sus primeras etapas y consiste en un análisis de orina diseñado para los astronautas que sufren pérdidas de masa ósea debidas a la microgravedad o ingravidez en el espacio.
Esta prueba encuentra rastros de calcio óseo en su orina y a través de un análisis molecular, se puede discernir si éste proviene de la destrucción de hueso.
De momento solo es eficaz en gente sana, y habrá que ver si funciona en pacientes con enfermedades que alteran la masa ósea como la osteoporosis, lo que abriría la puerta a su aplicación clínica.
Lo mejor y lo único hasta ahora para luchar contra la osteoporosis es la prevención desde que nacemos.
La ingesta de lácteos desde el nacimiento es fundamental, primero con la leche materna y cuando ésta finaliza, los niños pequeños deben seguir tomando leche, por lo menos ½ litro diario a pesar de que ahora hay toda una campaña orquestada sobre la misma.
Cuando los bebés empiezan a tomar sus primeras papillas, se les pueden elaborar con leche materna, si la madre sigue produciendo la suficiente, es de buena calidad y tiene la posibilidad de congelarla.
Más tarde, alrededor del año, si el crecimiento del bebé es normal y no padece ningún problema ni de alergia ni de intolerancia, pueden pasar directamente a la leche de vaca, aunque haya ahora todo un «ejército” de leches especiales maternizadas.
Si el bebé no es “demasiado hermoso”, es decir si no está ya algo gordito, puede tomar leche entera y si estuviera algo rollizo, la semi desnatada.
Hay que aclarar, por si algunos no lo saben, que las leches semi o desnatadas totalmente tienen no solo la misma cantidad de calcio que la entera, sino un poquito más. Sólo se les quita la grasa, por cierto saturada, y naturalmente todas las vitaminas liposolubles que van disueltas en ella.
Esta toma de ½ litro de leche diaria no debe suprimirse nunca aunque se vayan cumpliendo años, ni en la adolescencia ni en la juventud.
♦ El crecimiento más rápido de esta masa ósea se produce desde el inicio de la pubertad hasta el final de la adolescencia, es decir la mitad del capital óseo de cada persona se adquiere durante este período que coincide con la época en la que muchos empiezan a comer lo que les apetece y no toman ni lácteos, ni verduras, ni frutas, consumen alcohol con el nefasto “botellón”, empiezan a fumar, sobre todo las chicas, y tampoco se mueven demasiado porque están enganchados a las diversas “maquinitas” y teléfonos enviándose mensajes a todas horas, ¡hasta en el colegio y en el instituto!
♦ Después de esta primera fase viene la de consolidaciónde esta masa ósea.
Los huesos se “atiborran” de calcio, es decir hacen acopio de este mineral hasta los 25 o 30 años aproximadamente, período de la vida en el que se alcanza el pico máximo de masa ósea.
A partir de esa edad ya no se acumulará más calcio, al revés se empezará a consumir el que está almacenado en los huesos y para que esto no suceda hay que seguir tomando calcio, y los lácteos son los que más cantidad tienen.
Es por tanto durante la infancia y la adolescencia cuando la prevención por medio de una alimentación saludable, variada y equilibrada que incluya vitamina D adquiere mayor relieve y es el mejor tratamiento.
También el ejercicio físico durante las dos estapas anteriores y en la juventud ayudan a aumentar este pico de masa ósea evitando el consumo de alcohol en exceso y fumar.
Además de ingerir suficiente calcio durante todas las épocas indicadas hay que tomar suficiente vitamina D pues ésta es imprescindible para la absorción y fijación de este calcio en el hueso.
La vitamina D se forma en nuestro organismo a partir del colesterol, concretamente en la piel, con intervención de la radiación solar.
En nuestro país, salvo en personas muy mayores que no salen a la calle, hay un aporte adecuado de vitamina D, gracias a la exposición solar, paseando simplemente durante 10 minutos, tanto en verano como en invierno, sin protección solar y a las horas en las que éste no es dañino.
Pero si hubiera que tomar a parte vitamina D os aconsejo ampollas bebibles mensuales, o perlas de vitamina D o, si queréis disfrutar también desde el punto de vista gastronómico, latas de hígado de bacalao ahumado en su propio aceite que son riquísimas y no tienen nada que ver con aquellos “potingues” repugnantes de vitamina D que tomaban los niños hace 50 años.
Aunque estas latas no están por todas partes, posiblemente porque muchos no las han probado nunca, las encontraréis con facilidad en todas las “boutiques de bacalao” elaboradas por ellos mismos o por una empresa malagueña de conservas.
Untado sobre tostadas de pan, como si fuera paté o foie, es un verdadero manjar.
Se ha comprobado que a partir de la menopausia, natural o inducida por alguna enfermedad o tratamiento, la pérdida de masa ósea se produce a un ritmo 4 veces más rápido que antes de su retirada de la menstruación.
Por ello las revisiones periódicas son imprescindibles.
Resumiendo, para prevenir la osteoporosis hay que:
♦ Ingerir suficiente calcio y vitamina D disfrutando de una alimentación equilibrada y muy variada,
♦ No realizar «dietas de hambre» ni hiperproteicas como muchas de las que se consideran «milagrosas» que hacen que se pierda calcio por orina, algo que se puede confirmar con un análisis de orina,
♦ Evitar la obesidad y la anorexia nerviosa que también intervienen negativamente,
♦ Hacer ejercicio periódicamente. La falta de actividad física entre los 12 y los 18 años favorece la disminución de la densidad mineral ósea,
♦ No fumar,
♦ Moderar el consumo de alcohol,
Tanto el tabaco como el alcohol disminuyen la densidad mineral ósea y cuántas chicas jóvenes empiezan a fumar hoy a edades cada vez más tempranas, y a beber cuando todavía algunos de sus órganos internos como el hígado no están del todo maduros.
♦ Controlar la ingesta de cafeína,
♦ Limitar los refrescos demasiado ricas en ácico fósforico, es decir las bebidas carbonatadas, con «burbujitas, tengan o no cafeína. Desgraciadamente hoy se toman varias y a diario, hasta para acompañar la comida en lugar de agua.
Otro día hablaremos de la cantidad y variedad de alimentos ricos en calcio para evitar esta osteoporosis, de los factores de riesgo y de cómo tratarla si ya se tiene.