Para desayunar los cereales están de moda desde hace ya muchos años, hoy sobre todo los que son muy crujientes y ricos al paladar, y la publicidad en todos los medios de comunicación también nos los mete por los ojos.
Son una buena alternativa para los que no quieren pan, son fáciles y rápidos de preparar y de tomar, y a veces están enriquecidos en vitaminas y minerales, aunque esto puede ser lo menos importante.
Tienen por tanto una buena imagen nutricional.
Pero muchos de los que tenemos actualmente en el mercado presentan inconvenientes debidos a su proceso de fabricación que transforma el cereal de origen, sea el grano de trigo, el de maíz, el de arroz… en un cereal demasiado crujiente en el que la estructura de su almidón se ha “revolucionado” de tal manera que pasan de ser hidratos de carbono o glúcidos de absorción lenta a glúcidos de absorción rápida, a veces más rápidos que el azúcar de mesa.
Así que el consumo regular de este tipo de cereales, en el desayuno o en la merienda, podría aumentar el Índice Glucémico de ambas comidas y por tanto los niveles de insulina en la sangre.
¡Pero son los que más gustan al consumidor!
A la larga, en caso de que se abusara de ellos, podrían influir en el aumento de peso, aunque desde el punto de vista científico no todos estén de acuerdo.
A las 2 o 3 horas de tomarlos puede haber síntomas de hipoglucemia y sensación de vacío en el estómago o desfallecimiento, al contrario de lo que sucedería con los copos de avena o el pan integral, de centeno o multicereal…, lo que podría hacer que se comiera más antes de la hora de la comida o durante la misma.
Algunos pueden tener bastante sal = sodio, algo que podréis averiguar mirando detenidamente ¡y con lupa! su composición, y haber perdido una gran cantidad de su potasio.
Se habla de que un bol lleno de algunos cereales podría tener la misma cantidad de sodio que ese mismo bol lleno de agua de mar.
Esto sucedería en los granos de arroz o de trigo inflados que podrían retener por tanto líquidos.
Si a pesar de todo esto se opta por los cereales inflados o crujientes, sería muy aconsejable tomar al mismo tiempo una fruta entera, masticada y no en zumo, para que el potasio de la misma junto con sus fibras naturales ralenticen la asimilación de los azúcares rápidos.
Cuidado con los que anuncian como especiales para conservar la línea que, aunque con menos hidratos de carbono totales, contienen el doble de azúcar que los copos de maíz tradicionales, con lo que las calorías finalmente son las mismas.
Otros también especiales para estar en forma pueden llevar tanto azúcar como una lata de refresco de cola y tanta grasa como un queso normal.
Estos cereales por tanto ni engordan, ni adelgazan, como la publicidad casi siempre engañosa nos quiere hacer creer.
Todos ellos tienen calorías y dependerá del número que tenga cada uno y de la cantidad que se tome de ellos.
Un alimento aislado, sea el que sea, tendrá más o menos calorías, pero ni engorda ni adelgaza de por sí.
Lo que cuenta de verdad es el conjunto de todo lo que se come a lo largo del día, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos… incluidas las posibles visitas a la nevera por la noche.
Y junto a todo esto lo que consumimos con el ejercicio, que suele ser cero.
Todos los que estén en proceso de adelgazamiento o no quieran engordar deberán controlar su valor energético, para no pasarse, y escoger siempre los que no lleven aceite o grasa vegetal de ningún tipo, ni hidrogenada ni no hidrogenada, y ver también si son ricos en fibra y en potasio y pobres en sal.
Cuidado con los pétalos de maíz y arroz, y aun más si son chocolateados, riquísimos pero muy calóricos.
Los mejores podrían ser los copos de avena o de 5 cereales ricos en azúcares lentos, en potasio y en fibra y pobres en sal, y si se quiere conseguir una sensación crujiente introducir en el tazón de cereales trocitos de la fruta que esté de temporada, plátano, manzana, pera, fresas… o 3 o 4 almendras o nueces.
Lo ideal es diversificar y tomar, cuando se tiene más prisa cereales, escogiéndolos y los demás días un desayuno completo.