Sobras de navidad, ¿hay que desecharlas?
En cuanto pasen las próximas fiestas, va a haber una verdadera inundación, además en todos los medios de comunicación, radios, revistas, televisiones, Internet, chats, YouTubes… sobre estas sobras de navidad, así que yo esta vez me voy a adelantar.
Aquí vamos a hablar exclusivamente de las sobras de comida en navidad y en los hogares.
Dependiendo de cómo tratemos estos alimentos desde su adquisición, se podrá hablar de “sobras”, con toda la connotación despectiva que esta palabra conlleva, o de comida que tenemos en perfecto estado y no hay que volver a comprar.
No os voy a explicar qué hacer con estas sobras, porque es algo que todos hacen año tras año, sino de evitar que sean verdaderos “restos”.
Según la Wikipedia, se llama sobras «a los restos comestibles que no se consumen de una comida cuando todos los comensales terminan».
El saberlas emplear dependerá fundamentalmente del nivel de conocimientos que cada consumidor tenga sobre la conservación y congelación de nuestros alimentos que, por lo que he constatado en el transcurso de los años, es tan mínimo que se le podría tachar de deplorable.
Los restos que no se consideran comestibles, como huesos y pieles de algunas frutas y verduras, no se consideran sobras, sino basura…, aunque muchos, «rizando el rizo», también los reciclan.
El diccionario de la Real Academia de la lengua española, la RAE, define a las sobras como «los restos que quedan de la comida al levantar la mesa».
Según la FAO, Food and Agriculture Organization, 1/3 de los alimentos producidos para el consumo humano se pierde o se desperdicia, lo que equivale a cerca de 1.300 millones de toneladas al año.
Un informe del Ministerio de Agricultura Español señala que los hogares españoles tiran a la basura 1.325 millones de kilos de alimentos cada año, o lo que es lo mismo 25,5 millones de kilos a la semana, de dónde se deduce que 8 de cada 10 hogares tiran alimentos como frutas, verduras, pan fresco, guisos…, por considerarlos en mal estado.
La Comisión Europea, que es el órgano ejecutivo políticamente independiente de la Unión Europea, nos coloca en el séptimo país europeo a la hora de tirar comida, o sea que hay muchos que nos ganan como Reino Unido, Alemania, Holanda, Francia, Polonia e Italia.
La FAO también denuncia que 815 millones de personas pasan hambre en el mundo, y su último informe sobre seguridad alimentaria refleja que, en un año, el número de personas que pasan hambre en el mundo ha aumentado en 38 millones.
El dato escalofriante de 2016 es que frente a tanta hambruna, 41 millones de niños sufren sobrepeso en el mundo, fundamentalmente por una mala, muy mala educación nutricional unido a un estilo de vida también funesto.
Nuestros niños comen más de lo que deben, de alimentos que no deberían ni probar, y no se mueven, son demasiado estáticos, en definitiva «no queman lo que comen» que es la primera premisa que hay que cumplir para evitar este sobrepeso, la epidemia mundial del siglo XXI.
En la actualidad, en nuestro país, ya se está recomendando a los adolescentes con sobrepeso, para remediarlo, cirugías bariátricas que les va a transformar, en la mayoría de los casos, en enfermos crónicos para toda la vida, ¡¡Y ya es delito!!
¿Qué consejos os puedo dar para no tirar nada?
1. Lo primero de todo es saber manipular nuestros alimentos como os decía al principio, y el que no sepa tiene en sus manos una herramienta imprescindible y «casi regalada para aprender», ya que nadie nace sabiendo.
Se trata de mi ebook que ya existió en papel, aunque la versión digital está actualizada.
Es el único que existe a nivel de usuario y que abarca todos los alimentos de los que disponemos.
2. Comprar “lo justito”, como muchos aconsejan, me parece un error mayúsculo, sobre todo en estas fechas en los que se puede presentar algún comensal imprevisto.
A mí me ha ido siempre muy bien el lema “más vale que sobre que no falte” y nunca he tirado nada.
3. Hay que servir los alimentos, tanto los fríos como los cocinados, en el momento en que se van a consumir y no horas antes como algunos hacen so pretexto de tomarse su tiempo.
Otra cosa es que la mesa esté totalmente puesta con mucha antelación, lista para que los comensales se sienten.
El comensal debe esperar la comida y nunca al revés.
4. Si se van a servir como entrante embutidos de calidad, sí conviene servirlos a temperatura ambiente para que tengan más sabor, pero para que no se resequen habrá que taparlos con film transparente muy bien pegado a la fuente de servir.
Con que se preparen con 1 hora de antelación es más que suficiente.
Si sobran, al levantarse de la mesa para traer el segundo plato, conviene reunir todo lo que ha sobrado en un solo paquetito, hacerlo con el film anterior y meterlo de momento en la nevera sin clasificarlo.
Al terminar de comer, o cuando se pueda, ya se separaran convenientemente.
Si no os sobra una cantidad enorme, son muy cómodas estas bolsas de varios tamaños que podéis ver en la foto, que son una verdadera delicia para conservar embutidos o quesos diferentes, cada uno con su sabor, y en su correspondiente bolsita.
Os recuerdo, mientras sea posible, que es preferible conservarlos en un trozo único que loncheados, al ofrecer de esta última forma mucha más superficie atacable.
5. Si a continuación servís un plato de marisco, por ejemplo langostinos ya cocidos, sacar de la nevera los que aproximadamente calculáis que se van a consumir, y dejar el resto de momento en la nevera.
Ya tendréis tiempo de sacar más si hacen falta.
6. Si los vais a acompañar con salsa rosa como os aconsejé en el post de los langostinos, si ésta sobra, meterla también, de momento, en la nevera y en la misma salsera, cerrándola también después con film transparente para que su superficie no se reseque.
Podéis ver cómo hacerla en este Youtube mío muy cortito.
Cuando tengáis tiempo trasvasarla a un tupper hermético que quede lo más lleno posible. Si estuviera a medio llenar, se estropearía rápidamente. El «aire» es uno de los factores que más influye a la hora de la conservación, porque la mayoría de las bacterias que estropean nuestros alimentos son aerobias, es decir que necesitan aire para crecer y multiplicarse.
Todos los que afirman que hay que tirar las mayonesas y sus derivados a la basura, si sobran después de consumirlos, solo están favoreciendo a la industria alimentaria, todopoderosa..., que mueve millones y millones en todo el mundo.
7. Si el plato principal es una pieza grande de carne, pavo o patos asados, pularda, cochinillo, cordero… tendréis que esperar a que todos los comensales terminen de comer y de repetir para retirarlos de la mesa si es que han sobrado.
Al llegar a la cocina, rápidamente meter de cualquier manera este resto en una bolsa de congelación en la que quepa, e introducirla en la nevera hasta que lo podáis organizar.
Todo lo que dejéis encima de la mesa en la que se ha comido, o en la de la cocina, o que “tiréis” de cualquier manera en la nevera sin ninguna protección, pasará a ser una verdadera sobra incomible.
En las manos de cada uno de nosotros está el trabajar en todo momento bien o mal, sobre todo cuando se trata de nuestra salud y de lo que nos llevamos a la boca.
No solo no desperdiciareis comida, sino que evitaréis en vuestro hogar las toxinfecciones alimentarias de las que más de la mitad se producen en los hogares por no tener ni idea de cómo conservar nuestros alimentos.
El frío, tanto en la versión nevera, como en la del congelador, es el gran aliado del amo-ama de casa que quiere ser el verdadero chef de su hogar.