Dieta de salud planetaria
Muchos de vosotros habréis oído hablar últimamente de la dieta de salud planetaria que un grupo internacional de científicos ha diseñado y que, según ellos, es la primera dieta que garantiza la salud del hombre y la del Planeta puesto que se ha calculado que para el año 2030, 8 de cada 10 hombres y más de la mitad de las mujeres tendrán sobrepeso.
Es la primera vez que un grupo de científicos diseña una dieta con objetivos a nivel mundial teniendo en cuenta tanto la salud de las personas como la del planeta.
Durante tres años, en un comité organizado por la revista médica británica The Lancet publicada semanalmente por the Lancet Publishing Group y la Fundación EAT, 37 expertos de 16 países con experiencia en salud, nutrición, sostenibilidad ambiental, sistemas alimentarios, economía y gobernanza política… han trabajado en la planificación de la misma.
El punto de partida para crearla fue la certeza de que en un mundo con una población creciente garantizar dietas saludables mediante sistemas alimentarios sostenibles sería un enorme desafío.
Se necesitaba urgentemente una transformación radical del sistema alimentario global, dice el informe de casi 50 páginas.
En líneas generales esta dieta consiste en duplicar el consumo de frutas, verduras, legumbres y frutos secos, y reducir en más del 50% las carnes rojas (vacuno, cerdo y cordero) y los azúcares añadidos.
Su objetivo es que en 2050 diez mil millones de personas tengan una alimentación saludable y que el esfuerzo medioambiental para lograr esta producción sea sostenible. Porque ahora, dicen, el mundo no va por buen camino, algo que es verdad.
Los autores reconocieron que no sería fácil ya que para hacerla realidad se necesitaría llegar a acuerdos internacionales y nacionales, reconducir la producción agraria y las políticas de pesca, y convencer a la población y a los productores. Pero si se lograra, insisten, se reducirían hasta 11 millones de muertes al año causadas por enfermedades relacionadas con la alimentación.
Walter Willett, profesor de Epidemiología y Nutrición en la Escuela de Salud Pública de Harvard aseguraba, por teleconferencia, que se podía conseguir porque había miles de platos posibles.
Vamos a analizarla ya que, en mi opinión, no es todo lo correcta que debiera.
♦ En principio está diseñada para una ingesta de unas 2.500 calorías al día, incluyendo diferentes grupos de alimentos para adaptarse a las características de cada región, a sus preferencias culturales o dietéticas individuales, y a sus sistemas agrícolas.
Y yo añado:
«2.500 calorías al día son demasiadas para algunas personas ya que no han tenido en cuenta ni la edad, ni el sexo, ni la complexión física, ni el trabajo… que cada persona realiza».
♦ Aunque la base de la alimentación es clara, los vegetales variados deben ser los protagonistas consumiendo entre 200 y 600 gramos diarios.
Y yo añado:
«No nos dicen nada nuevo porque la campaña de «cinco al día» que hace años aconsejó la OMS, y la dieta Myplate o Healthing Eating Plate ya lo recomendaban».
♦ Algo parecido pasa con la fruta, de la que habría que consumir hasta 300 gramos diarios, por ejemplo una manzana o una naranja mediana que estarían en unos 150 gramos.
Y yo aclaro:
«Como las frutas tienen bastantes más calorías que los vegetales, de las «5 al día» , 3 deberían ser vegetales, es decir hortalizas que incluyen las verduras que son las de color verde y que a muchos no les gustan, y solo 2 de frutas».
♦ Para ser saludables, estos platos deben tener bajas cantidades de alimentos de origen animal, pocos alimentos altamente procesados y con azúcares añadidos y grasas insaturadas en lugar de las saturadas...
La ingesta de hidratos de carbono vendría esencialmente a través del arroz, el maíz o el trigo y debería suponer el 60% de la ingesta calórica del día.
Yo puntualizo:
«Personalmente me parecen demasiados hidratos para personas ya adultas y cuyo crecimiento ha terminado».
♦ El grupo de proteínas supondría el 15% de la ingesta calórica del día, aunque dentro de este grupo hay alimentos, como la carne roja, que salen especialmente perjudicados.
Y yo explico:
«Las proteínas son los ladrillos de nuestro cuerpo y las que tienen menos calorías como os explicaba en este post. Lo que pasa es que hay que escogerlas bien y diferenciando unas de otras.
Proteínas saludables son las carnes blancas, pollo, siempre que no sea el que se cría en 45 días o menos usando hormonas de crecimiento, y que puede tener hasta antibióticos por el método de cría, el avestruz, el conejo, la codorniz, la perdiz…
También se pueden tomar carnes rojas por lo menos 1 vez a la semana siempre que se escojan los trozos más magros, y no los chuletones enormes que muchos acostumbran a tomar varias veces a la semana».
Hay que intentar disminuir la carne a la parrilla que, si se churrusca demasiado, puede originar hidrocarburos policíclicos llamados benzopirenos potencialmente cancerígenos».
♦ El estudio pide que se limite el vacuno o el cordero a unos 98 gramos a la semana, que equivaldría a una pequeña hamburguesa.
«En mi opinión es una cantidad totalmente insuficiente».
♦ También aconsejan menos de dos huevos a la semana.
«Esto está totalmente obsoleto porque la Fundación Americana del Corazón rectificó lo que había declarado en 1973 y declaró después que consumir 1 huevo al día no aumentaba el riesgo cardiovascular, algo en lo que estaba también de acuerdo la Fundación Española del Corazón».
♦ De pollo o pavo se podrían consumir hasta 400 gramos a la semana mientras que de pescado hasta 100 gramos al día.
«Estas cantidades son totalmente insuficientes».
♦ El consumo de frutos secos debería duplicarse hasta 350 gramos a la semana, es decir 50 gramos diarios y las legumbres con un máximo de 525 gramos semanales.
Los azúcares añadidos estarían reducidos al mínimo, no más de 31 gramos al día.
«Yo también introduciría aquí pequeñas aclaraciones.
Entre los frutos secos primaría las nueces, que son las que más ácidos grasos Omega-3 tienen, y las almendras las más ricas en calcio.
Disminuiría el aporte semanal de legumbres, que son muy calóricas y bajaría a 25 gramos el azúcar diario añadido como ha hecho últimamente la OMS.»
Esta dieta, que puede sonar extrema o poco factible para algunas personas o países, dice el estudio, ha estado presente en la tradición de algunas regiones. El ejemplo mejor estudiado es la dieta mediterránea que es la que se consumía hace años en los países bañados por el Mar Mediterráneo.
En la actualidad la producción alimentaria es la principal causa de degradación ambiental, dice el informe.
Solo la agricultura acapara el 40% de la tierra y la producción alimentaria es responsable de más del 30% de las emisiones de gases de efecto invernadero mundiales y del 70% del uso de agua dulce.
Los investigadores piden nada menos que una nueva revolución agrícola mundial.
La buena noticia es que no solo es factible, sino que tenemos cada vez más evidencias de que se puede lograr a través de una intensificación sostenible que beneficie al agricultor, al consumidor y al planeta.
Esta revolución debería llegar con una descarbonización de la producción agrícola mediante la eliminación del uso de combustibles fósiles, mientras que la expansión de tierras agrícolas debería ser igual a cero.
Serían necesarias mejoras drásticas en la eficiencia de los fertilizantes, el reciclaje del fósforo, cambios en la gestión de los cultivos y del pienso, y el uso del agua, además de reducir a la mitad el desperdicio de comida.
Según los resultados de los investigadores, dirigidos por Tim Lang de la Universidad de Londres, la comida que comemos y cómo la producimos determina la salud de la gente y del planeta, y actualmente estamos haciéndolo mal, muy mal.