Aceites vegetales.
■ Entre los aceites vegetales comestibles más conocidos, además del de oliva, nuestro maravilloso «oro liquido», tenemos el de girasol, soja, cacahuete, nuez, sésamo…
■ Como son menos estables que el de oliva, ya que empiezan a desdoblarse en subproductos a 160-165º, los grandes expertos en grasas aconsejan utilizarlos para frituras una sola vez y nunca reutilizarlos, sino tirarlos a continuación sin ningún tipo de remordimiento.
■ Los últimos estudios científicos aseguran que el consumo de alimentos fritos con aceites reutilizados contribuye al aumento de la tensión arterial y a padecer gastritis y problemas digestivos. Por ello, todos lo habréis observado alguna vez, cuando se come a diario en la calle, las digestiones suelen ser pesadas debido a la reutilización indebida de este tipo de aceites.
■ Muchísimo cuidado cuando al leer las etiquetas de cualquier producto alimenticio, y hay que leerlas siempre y despacio, os encontréis en su composición que solo pone “aceite vegetal”, sin más. Si no lo especifican es que se trata probablemente de aceite de coco, palma o palmiste que efectivamente son grasas vegetales con lo que los fabricantes no faltan a la verdad. Pero lo que no dicen es por qué las añaden, y los efectos nocivos que producen.
■ Los fabricantes que usan aceite de girasol lo ponen bien clarito, incluso presumen de ello, pues aunque no es tan fantástico como el de oliva, tampoco es malo. Sin embargo, últimamente, algunos snacks llevan proporciones indefinidas de aceite de girasol y ¡sorpresa! aceite de canola, también conocido como aceite de colza. Este aceite no tiene las mismas propiedades, ni mucho menos, que el aceite de girasol, por lo que os desaconsejo su consumo.
■ Alrededor del aceite de palma se ha creado tal negocio que los bosques naturales de Indonesia se están talando ilegalmente y se están sustituyendo por plantaciones de palma, cuyo aceite, dado su consumo masivo en Occidente, produce mucho dinero.
■ Estas grasas vegetales no se producen en nuestro país ya que son caribeñas, pero se importan cada año toneladas de las mismas.
■ ¿Por qué las utiliza la industria alimentaria en profusión? Únicamente por motivos comerciales:
- Porque son muy baratas, aunque malas para la salud si se abusa de ellas
- Porque potencian el sabor de los productos elaborados que resultan más apetitosos al paladar
- Porque prolongan la vida útil de un buen número de ellos que se mantienen frescos durante más tiempo, no se enrancian y no aparecen grasientos.
■ ¿Por qué no deberían usarse?
- Porque tienen en su composición ácidos grasos saturados mucho más peligrosos para la salud que las grasas animales.
- Porque elevan las cifras de colesterol malo (LDL) y bajan las del colesterol bueno (HDL) produciéndose así un desequilibrio metabólico asociado en los últimos tiempos a un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
- También se han señalado como responsables del aumento de peso de la población en general.
■ Se encuentran un poco por todas partes, en las patatas pre-fritas, en muchos aperitivos que se han frito u horneado, en salsas, snacks, pizzas, hamburguesas, platos preparados, en la inmensa bollería industrial… y ¡hasta en ciertas mantequillas fáciles de untar y helados de buenas marcas!
■ Mi consejo para todos aquellos que lo quieran seguir es que lean siempre las etiquetas y huyan de todos los productos en los que no especifiquen esta grasa vegetal. Su organismo se lo agradecerá.