Para saber si realmente se tienen algunos kilos de más o se tiene un peso normal, hay un método muy exacto, aceptado científicamente, que todos pueden realizar en casa, y se trata del Índice de Masa Corporal (o IMC para abreviar). Lo ideó un médico francés Quetelet en 1869 y nos da la relación entre el peso y la talla.
Para obtenerlo hay que multiplicar la talla de cada uno medida en metros, por si misma, es decir talla por talla, o talla al cuadrado, y después dividir nuestro peso en kilos por la cifra obtenida anteriormente.
Por ejemplo si una persona mide 1,70 metros se tendría que multiplicar 1,70 x 1,70 = 2,89. Si su peso es de 75 kilos se dividiría esta cifra por 2,89, y se obtendría la cifra de 25,95, redondeando 26. Esta persona tiene un IMC de 26.
Cuando el IMC es menor de 18,5 tenemos un peso insuficiente.
– Tenemos un peso normal si nuestro IMC está entre 18,5 y 24,9.
– Tenemos sobrepeso de grado I si nuestro IMC está entre 25 y 26,9.
– Tenemos sobrepeso de grado II o preobesidad si el IMC está entre 27 y 29,9.
– Tenemos obesidad de tipo I si el IMC está entre 30 y 34,9.
– Tenemos obesidad de tipo II si el IMC está entre 35 y 39,9.
– Tenemos obesidad de tipo III u obesidad mórbida si el IMC está entre 40 y 49,9. – Por último tenemos obesidad de tipo IV u obesidad extrema si el IMC es mayor de 50.
Si al calcular vuestro IMC resulta que es menor o igual a 24,9 estáis dentro de la normalidad y no padecéis ni sobrepeso ni obesidad.
Sin embargo a partir de los 70 años ya se considera obesidad un sobrepeso de un 20%.
Hasta hace muy pocos años los médicos se fijaban fundamentalmente en este IMC para saber los kilos de más que cada paciente tenía porque se sabía que la obesidad siempre era mala.
Pero en la actualidad se ha comprobado que sus efectos son peores dependiendo de dónde se acumule la grasa, y el peor sitio es el abdomen, lo que se llama científicamente grasa abdominal o visceral vulgarmente michelines o flotadores, y ya veremos próximamente cómo calcularlo cada uno personalmente ya que es muy fácil.