Ya sé que conservar y congelar son operaciones distintas, pero continuamente me hacéis preguntas al respecto que me demuestran que hay todavía una confusión enorme sobre ambos procesos.
Y no debería ser así, porque el único libro fidedigno a nivel de usuario que ha existido sobre este tema fue «Bajo Cero, Conservación y congelación de nuestros alimentos» que me publicó Plaza & Janés en el año 2001, y el actual en formato digital. Para muchos, desde que conocieron su existencia, se ha convertido en su libro de cabecera.
Muchos de vosotros no sabéis conservar en la nevera, y para evitar que una preparación culinaria se os estropee, directamente la congeláis, aunque no haga falta. Lo he comprobado, una vez más, estas últimas navidades.
Aunque todo esto está ya explicado en muchos de los posts del blog, voy una vez más a citaros los requisitos imprescindibles para que esta conservación sea correcta y nada se os estropee.
También repasaremos los requisitos esenciales a la hora de congelarlos.
1. La temperatura de la nevera es uno de lo más importantes.
Si vuestra nevera o combi, es «no frost», como tiene un ventilador interior que reparte el frío uniformemente por todo su habitáculo, su temperatura será la misma en todo su interior. Deberá oscilar entre los 2º y 3º. Temperaturas superiores no os garantizarán nunca una buena conservación.
Si la nevera no es no-frost, la temperatura en su interior oscilará dependiendo del estante en el que se encuentren los alimentos.
Así que con un termómetro de nevera como el de esta foto, que también sirve para el congelador, deberéis averiguar cuál es la zona de vuestro electrodoméstico que tenga estos 2-3º, para colocar en ella los alimentos más perecederos, entre los cuales se encuentran todos vuestros platos cocinados.
2. En el caso de platos ya cocinados por vosotros mismos, influyen muchísimo también todos los pasos previos que habéis hecho antes de esa conservación y que os resumo aquí:
♦ Volcar el alimento casi hirviendo en un tupper hermético, de polietileno para que sea flexible, procurando llenarlo hasta arriba para que quede la menor cantidad de aire posible en su interior.
Los de vidrio pesan muchísimo y, al ser totalmente rígidos, no se puede hacer la «especie de vacío» que se hace en los semi rígidos.
Podéis recordar todo lo que os expliqué sobre estos tuppers en este post.
♦ Taparlo inmediatamente, expulsando también el mínimo aire interior que pueda quedar.
♦ Procurar ahora que se enfríe lo más rápidamente posible.
♦ En cuanto esté a temperatura ambiente guardarlo en la nevera a la temperatura indicada anteriormente, 2-3º.
♦ No abrirlo nunca hasta que se vaya a consumir su contenido, porque el aire es uno de los causantes de que se estropeen los alimentos ya que la mayoría de las bacterias con aerobias, es decir que necesitan aire para vivir y multiplicarse.
Por ello cuando me preguntáis que cuánto os va a durar algún plato que habéis elaborado, nunca os puedo dar una cifra exacta, que es lo que queréis, sino contestaros con un «depende», ya que si habéis seguido todos estos pasos previos, dependiendo siempre del tipo de preparación de la que se trate, os puede durar perfectamente por lo menos una semana, o estropearse en tan solo un día.
Muchos, muchísimos, y lo comprobé cuando impartía clases, dejan que la preparación se enfríe destapada, y mientras le están cayendo encima todas las bacterias que hay en la atmósfera.
Si habéis decidido congelar vuestra preparación culinaria, para que os dure más tiempo, también hay muchos factores que influyen en una congelación correcta.
1. Por supuesto que también la temperatura, y en muchos hogares nunca se ha tocado el botón de dicha congelación que está en el mismo punto en el que se seleccionó cuando se adquirió el aparato. Esta suele ser -18º, temperatura indispensable para conservar alimentos o preparaciones ya congeladas, pero nunca para congelar alimentos o preparaciones normales, es decir al natural, que se encuentran a temperatura ambiente.
Como esta congelación se suele hacer mal, incorrectamente en el 90% de los casos, muchos siguen menospreciando tanto los alimentos que se adquieren ya congelados como las preparaciones caseras que se congelan en casa.
2. Después de la temperatura, el factor que más influye en la congelación es el tipo de envase que se haya utilizado, que tiene que ser totalmente hermético para que no se produzca la llamada «quemadura del congelador»como podéis observar en esta foto, puesto que el aire «superfrío» del congelador reseca mucho más que el aire frío de la nevera.
Por ello es importantísimo, si se van a usar tuppers para congelar, que os indiquen el abanico de temperaturas que «aguantan», que debería ser,
♦ entre los 100º para que se puedan volcar en ellos los guisos recién terminados de cocinar y
♦ – 40º para que no se rompan en el congelador que puede estar a -24º o menos.
Si solo soportan temperaturas de -20º, se os rajarán y estropearan rápidamente.
Si tenéis que adquirir una nevera solo nevera, o un combi nuevo, que será lo más frecuente, tened mucho cuidado con la «picaresca» actual de muchos fabricantes de electrodomésticos, y digo picaresca por no emplear un término más fuerte.
Muchos fabricantes, incluso conocidos, venden «supuestos congeladores o combis», que no lo son ya que solo alcanzan 18º bajo cero, que es la temperatura necesaria para conservar alimentos ya congelados, y por ello se llaman conservadores.
Para congelar alimentos frescos o cocinados hacen falta por lo menos 24º bajo cero.
Como ya sabéis se tiran toneladas de comida, tanto cruda como cocinada, en gran parte del mundo occidental, porque es un gran negocio para la industria alimentaria.
Aprender o enseñar a conservar y congelar correctamente todos nuestros alimentos es muy fácil, solo se necesita la voluntad de hacerlo.
¿Cómo saber si un alimento conservado en nevera o congelado se puede tomar?
Esta es una pregunta que me hacéis también constantemente, hasta por teléfono, sobre todo por parte de personas a las que no les gusta tirar comida ni están acostumbrados a ello.
Habría varios pasos a seguir:
1. Observar visualmente el estado de dicho alimento para «descubrir» si está como cuando se metió en la nevera o en el congelador.
2. Olerlo para comprobar si huele bien o no.
3. Probar una pequeñísima cantidad, si los 2 pasos anteriores se han pasado con éxito.
Si se han pasado estas 3 pruebas, calentarlo en el microondas que es dónde mejor queda siempre que se haga correctamente, bien tapado aunque nunca hermético y siempre a una potencia media, 300 o 350 vatios.
No se tratará entonces de comida recalentada sino de comida regenerada como dicen los franceses.