Huevos revueltos con ajetes, o gambas, o jamón… sin usar ni una sartén.
Este revuelto puede ser muy socorrido para elaborar una cena para los niños, o para 1 o 2 personas, si se quiere tardar muy poco tiempo manchando casi nada.
Se puede hacer con diferentes ingredientes, ajetes, espinacas, espárragos verdes, salsa casera de tomate, trocitos de jamón serrano, el de York es un típico producto procesado, gambas, trocitos de pescado, de pollo…, lo que se os ocurra y os resulte más cómodo y rápido.
Este ingrediente que vais a añadir puede estar ya cocinado, o crudo, incluso congelado.
Si están crudos y congelados, caso de los ajetes, de los espárragos trigueros, de las espinacas…, tardaréis un poco más en cocinarlos puesto que habrá que descongelarlos previamente y luego cocinarlos como os expliqué aquí.
Pero si estáis medianamente organizados podéis tener estos ingredientes ya cocinados y guardados en sus tuppers correspondientes, o en la nevera o en el congelador.
Si la nevera está a la temperatura adecuada, 2-4º, y después de cocinados habéis seguidos todos los pasos explicados aquí, podéis tener un surtido de «bases diferentes»para toda una semana.
Ya he explicado en varios de mis ebooks, no en uno solo, cómo cocinar fantásticamente en el microondas tanto los ajetes, como los espárragos verdes y las espinacas…, lo mismo crudos que después de descongelados.
Así que si los tenemos ya cocinados y congelados, también la salsa de tomate casera, se trata de descongelarlos en la nevera hasta que lo estén.
Si me apuráis, y también se os ha olvidado esta operación, sacad del congelador el tupper correspondiente congelado, pasarlo sin abrir por el grifo del agua muy caliente, y en cuestión de segundos, como se trata de pequeñas cantidades, se os “desmoldará”.
Hacerlo por ejemplo dentro de un plato hondo de sopa y descongelarlo ahora a 300 o 350 vatios de potencia.
No se tarda casi nada puesto que son pequeñas cantidades.
Batir aparte los huevos que se vayan a necesitar, salpimentarlos, volcarlos encima de este ingrediente que acabamos de descongelar, remover bien con una cuchara de madera para que todo se mezcle bien e introducir en el microondas, puede ser a potencia máxima y dejando incluso dentro del plato la herramienta de madera que es «permeable» a estas ondas, es decir que se puede meter.
Tendréis que abrir el microondas y remover cada 30 segundos, porque ya sabéis que la parte exterior del plato giratorio recibe más ondas que el centro, y los huevos empezarán a cuajarse por estos bordes.
Sacarlos definitivamente cuando estén cremosos y no completamente cuajados porque se terminarán de hacer con el calor residual del recipiente, y no dejando de remover durante todo el tiempo, incluso fuera del aparato.
No se gana, probablemente, ni en tiempo ni en calidad, pero a cambio no se mancha la sartén que conviene fregar de inmediato para que no se reseque y estropee.
El plato, o el recipiente en el que se ha elaborado este revuelto, se pasa simplemente por agua y se mete en el lavaplatos, y la cocina permanece como si no se hubiera utilizado para nada.
¡Así no hay pereza que valga!
Si se trata de un revuelto con jamón serrano, no añadir nada de sal al batido de los huevos, y “cuajarlos” como anteriormente.
Si se trata de restos de pollo o de pescado, éstos ya estarán cocidos y se añadirán como los trocitos de jamón, y si se trata de un trocito de pechuga de pollo o de un filete de pescado ambos crudos, cortarlos en trocitos para que se hagan más deprisa y cocerlos entre 2 platos, en 1 o 2 minutos dependiendo de la cantidad, y siempre a potencia máxima.
Empezad siempre probando con 1 minuto.
Si queréis «rizar» el rizo, se puede hacer este revuelto con bonito del norte de lata, bien escurrido, o con la carne que sacáis de una rica morcilla de cebolla.
Si se trata de gambas, aunque ha habido peladas y congeladas de buena calidad y a buen precio, ya han “desaparecido”.
Ahora acabo de encontrar unos envases de 300 g de colas de langostinos pelados, cocidos y congelados muy parecidos a éstos, aunque no eran de marca, que me han parecido estupendos.
Son de la variedad Vannamei, proceden de piscifactoría, están ya cocidos, son de marca blanca y valen 5,05€.
¡Y para hacer un día «gambas al ajillo» son magníficos!
Lo malo con estos productos es que aparecen y desaparecen con relativa facilidad.
Pero acordaros siempre que compréis gambas o colas de langostino pelados y congelados de escoger envases al vacío para poder ver con vuestros propios ojos lo que hay dentro, el tamaño que tienen y sobre todo la cantidad de hielo que los recubre.
Aunque la legislación solo permite un 10% de agua, esto no se cumple casi nunca, y las bolsas que no dejan ver su interior son todas una estafa porque cuando las descongeláis, aunque al tacto las gambas parecían gordas, porque tenían varias capas de hielo superpuestas, han menguado y son diminutas. No sirven para nada.
Ya sabéis mi «filosofía» en todo, «poco pero bueno».
En este caso los langostinos son bastante gordos y hay que trocearlos para el revuelto, por lo que cunden mucho.
Como están ya cocidos añadirlos en el momento en que se sacan los huevos ya cuajados del microondas y seguir removiendo para que transmitan su sabor.