Cada vez que veo, por casualidad, un YouTube sobre las ollas superrápidas me tiro de los pelos por la cantidad de desinformación que aportan, a estas alturas, cuando hace ya muuuchos años que se están comercializando y utilizando, ¡algo así como 30 años!
Requisitos de una buena olla superrápida:
1. Deben estar fabricadas con un acero inoxidable de máxima calidad.
2. Su fondo difusor tiene que ser «espeso», formado por 5 capas bien diferenciadas “tipo sándwich”,
♦ la primera de acero-cromo-níquel,
♦ la segunda de una aleación de aluminio y silicio,
♦ la tercera de aluminio, un magnífico conductor del calor,
♦ la cuarta de otra aleación de aluminio y silicio y
♦ la quinta de acero cromado, válido para inducción.
Este fondo difusor, por estas características, permite elaborar una serie de preparaciones impensables en una olla o cacerola normal, como freír, dorar, asar... , como os demuestro en mis ebooks.
También, por la calidad excepcional de este fondo, estas ollas pueden cocinar encima de «fuegos» de vitrocerámica o inducción de pequeño diámetro, porque el que expande el calor es este fondo y no el fuego. Muchos dicen lo contrario para animar al usuario a consumir y comprar más «herramientas», pero es algo totalmente falso.
3. Su superficie útil debe ser lo más grande posible, es decir tienen que tienen que tener un gran diámetro dónde se cocina mejor, más deprisa y con mayor comodidad.
La gran mayoría de ollas, incluso algunas de primera fila, suelen ser altas y estrechas, es decir con un diámetro pequeño porque se idearon fundamentalmente para cocinar legumbres y hoy sirven, o deberían usarse, para todo menos para la elaboración de huevos y tortillas.
Una olla de 8 litros y 24 centímetros de diámetro tiene la misma altura que 1 de 12 litros y 28 centímetros.
En lugar de diámetro, que últimamente algunas marcas ya aclaran, aunque la mayoría no, nos siguen hablando de la capacidad en litros de una olla, cuando es un requisito bastante secundario.
4. Deben tener una válvula de presión que no deje perder nada de agua mientras está subiendo. Muchas, de poca calidad, sueltan vapor y hacen «ruido» durante toda la cocción, lo que demuestra que están trabajando a una presión demasiado elevada.
Como la presión está directamente relacionada con la temperatura, están también trabajando a una temperatura demasiado elevada y en la olla se está produciendo lo que se llama «muerte de las vitaminas en la olla».
Automáticamente habría que desecharlas.
En las ollas de gran calidad esta válvula, al subir, nos muestra 2 posiciones, la 1 y la 2, y ya os expliqué las razones para usar siempre la 2.
Las que «se han sacado de la manga» 3 rayitas, para ser diferentes, solo confunden y complican al usuario.
Y las que indican, en la misma tapa, varias posiciones para poder escoger la adecuada, no suelen ser nada buenas porque no son reales, y también equivocan.
5. Tienen que necesitar muy poca agua a la hora de cocer al vapor, como también os expliqué en este post.
Los que aconsejan que hay que añadir por lo menos un 1/4 de litro están equivocados, y ellos lo saben porque se lo he demostrado en mi propia escuela.
Alegar que aconsejan esta medida porque «saben que la olla se va a usar mal», es decir incorrectamente, es demencial. ¡Tomen ustedes las medidas suficientes para que el usuario esté bien informado y las utilice bien!
6. Deben poder cocinar con muy poco aceite, si se quiere, ya que no hay que olvidar que el aceite, por muy «oro líquido» que sea, y de la clase que sea, es el alimento que tiene más calorías, 90 por cada cucharada de 10 gramos. Su consumo excesivo es, en muchos casos, el responsable del aumento de peso de la población que sigue paulatinamente su ascenso.
Muchos siguen convencidos de que, para cocinar, el fondo de la olla debe estar cubierto de aceite cuando, con unas pocas cucharadas del mismo, 2 o 3 en muchas ocasiones, ya es suficiente.
Y este aceite debe calentarse hasta que empiece a dilatarse y producir irisaciones, y nunca humear.
7. Será también mejor si tienen dos asitas en lugar de un solo mango que resulta hasta peligroso en la cocina, porque hay que meterlo hacia adentro por si vamos corriendo en la cocina y nos lo llevamos por delante o, por los niños.
El peso de las mismas, y las buenas deben pesar, se reparte mejor teniendo 2 puntos de apoyo en lugar de uno solo.
En esta tapa puede estar colocada, en algunas marcas, la válvula de presión, y como se suele estropear con facilidad, hay que mandarlas al Servicio Técnico y quedarse sin ella durante unos días, o comprar otra tapa completa, si no tiene arreglo, algo más costoso todavía.
8. No hay que despresurizarlas nunca, aunque muchos fabricantes hablen del método que tiene su olla para hacerlo con mucha facilidad. Es una operación totalmente absurda, que aumenta el gasto de energía considerablemente puesto que mientras baja la válvula de presión por su propio peso, la olla sigue cocinando.
Puede resultar, además, muy peligroso y dedicaremos un post entero a esta medida.
9. Siempre hay que adquirir una tapa de cristal del mismo diámetro que la olla para poder usarla con y sin presión. Las primeras que hicieron los fabricantes eran también de acero, y hoy son infinitamente más prácticas las de vidrio porque podemos ver lo que se «cuece» en su interior, es decir lo que está pasando dentro.
Las tenéis de varios diámetros, de 24 centímetros como podéis ver aquí, o de 28 centímetros.
10. Por último no necesitan ningún tipo de accesorio por mucho que lo aconseje el propio fabricante que solo quiere vender. Con la rejilla agujereada de acero inoxidable que está incluida en el precio de algunas de estas las ollas, aunque no cubra todo su fondo, es más que suficiente.
Dependiendo de si cumplen muchos de estos requisitos, nos encontraremos con ollas regulares, malas o muy malas, o buenas y muy buenas y el precio va unido a estas calificaciones.
Recordar que no se trata de comprar una olla superrápida para cocinar deprisa, sino de comprar la que mejor conserve las propiedades nutricionales de nuestros alimentos y nos proporcione un sabor insuperable.
Y esto solo lo consiguen las ollas superrápidas de gran calidad que nunca serán caras si se usan a todas horas durante años y años. Tienen un precio importante, pero algo que fundamentalmente nos va a incrementar nuestra salud nunca resultará caro. Suele haber, a veces, ofertas muy interesantes.
Como apreciación negativa habría que recordar que las mejores, en la actualidad, solo tienen 10 años de garantía, frente a los 20 que tenían cuando aparecieron en el mercado.
¿ Será que también tienen ya obsolescencia programada?
Algunas tienen un pequeño «desfase» entre la tapa y el cuerpo de las mismas, es decir que ambas asas, las de la tapa y las del cuerpo de la olla, no coinciden exactamente, como sería lo lógico.
Pero esto no influye para nada en su uso correcto, aunque causa preocupación en los nuevos adquisidores.
Es algo difícil de entender en ollas de tal categoría, pero suele suceder cuando cambian las generaciones que lanzaron un producto al mercado, en nuestro país en el año 1983, que ya no son las actuales.
Aunque mañana martes no «toca» post, os voy a poner uno para que, el que haya adquirido una olla recientemente a buen precio y quiera comunicarlo al resto de los seguidores del blog, pueda hacerlo.
Es una aportación que yo considero valiosísima, que muchos ya dejan escrita, que yo suelo recalcarla después poniéndola en «negrita», pero que pasa desapercibida dentro de los más de 600 posts ya publicados y más de 33.000 comentarios.
Muchas gracias a todos por vuestra colaboración 🙂 🙂