¿Y si en lugar de planchar de pie, como se ha hecho toda la vida, nos modernizáramos y plancháramos cómodamente sentados?
¡Seríamos mucho más eficientes y productivos… y no nos cansaríamos!
Muchos ya no planchan, y otros, como me comentaba el otro día una de mis seguidoras, plancha todos los días por lo menos durante 1 hora.
Los traumatólogos afirman que uno de los trabajos domésticos que más puede “estropear” la espalda, si no se hace con la postura adecuada, es planchar, y yo añado que es uno de los más cansados y aburridos.
Como a nuestra zona lumbar no le gusta que mantengamos una postura fija durante mucho tiempo, y estar de pie es una de las menos recomendables, los músculos posteriores de la zona baja de la espalda se cansan después de estar un rato de pie en la misma posición, y una vez que están cansados empiezan a sufrir los discos, los ligamentos y las articulaciones.
Ellos aconsejan que se regule la altura de la tabla de planchar de manera que nuestro cuerpo esté bien colocado, recto y sin ninguna tensión ni en brazos, piernas y cuello.
Si la tabla de planchar está colocada demasiado alta, tendremos que elevar mucho el brazo y la musculatura del cuello trabajará el doble.
La tabla debe estar también lo suficientemente baja para que el brazo esté estirado hacia abajo en una postura cómoda, de forma que el codo quede cerca del cuerpo.
Tampoco hay que pasarse, al bajarla, porque el cuerpo debe estar cerca de la tabla de planchar para evitar inclinar la espalda hacia adelante.
Cuanto más nos alejemos, más tendremos que estirar el brazo y más adelantado estará nuestro centro de gravedad.
También sugieren que se coloque en el suelo, debajo de la persona que está planchando, un taburete bajito en el que descansar cada pie, alternándolos cada varios minutos, o el mismo artilugio, no más alto de 10 centímetros, que es imprescindible para colocar los pies si se pasan muchas horas sentados en el ordenador, en su silla ergonómica correspondiente.
¡Pero aún con todos estos consejos, seguimos planchando de pie!
¿Por qué no planchar sentados, bien sentados, con toda la comodidad del mundo?
Muchos dirán que no saben, que es un lío, que qué más da, que no lo han hecho nunca, y os aseguro que es un gran descubrimiento.
Ya sabéis que el hombre es un «animal de costumbres», pero se puede «desacostumbrar», si quiere claro.
Hacen falta varios requisitos para obtener un resultado óptimo:
1. Que la tabla de planchar sea ancha, es decir que tenga bastante “superficie útil”, como en el caso de las ollas y demás recipientes que usamos en la cocina.
2. Tendrá que ser de buena calidad, es decir con unas patas sólidas para ser estable y aguantar el peso del tablero que, al ser tan ancho, puede pesar aunque cada vez son más ligeros.
Esta sería una magnífica opción.
A los que les pueda “parecer” cara les diré que van a planchar en menos tiempo, es decir van a ahorrar tiempo, mucho tiempo, y por tanto energía, y van a ganar en bienestar y salud, y en eso es en la última cosa en la que hay que ahorrar.
¡Os va a durar además toda la vida!
3. Una buena plancha de vapor como ésta, por ejemplo.
Si no la desenchufáis tirando del cable, ¡y muchos lo hacen hasta con la aspiradora!, sino desenchufándola del enchufe, que es lo “normal”, aunque parezca una perogrullada, y no tenéis la mala suerte de que se os caiga al suelo, son eternas.
Los centros de planchado que he probado, por curiosidad, no me han gustado.
4. Un silloncito individual cómodo, con brazos incluso, de altura normal en el que os tenéis que sentar hasta el fondo del mismo. Vuestra espalda tiene que estar completamente recta, pegada totalmente al respaldo y el resto de vuestro cuerpo también bien recto pero sin tensión.
Todo esto, aunque no lo parezca, es importantísimo.
A falta de uno así podría ser una buena silla siempre con respaldo, pero no dura, sino de tapicería, en la que también os podáis sentar hasta el final para pegar la espalda entera a su respaldo.
Incluso, si tenéis una silla ergonómica para escribir en el ordenador, también os serviría siempre que la podáis colocar encima de una alfombra para que no se mueva, ya que tienen ruedecitas.
En cualquier caso, no tiene que sobrar asiento, lo que nos indicaría que es demasiado grande.
¡¡Nunca un taburete alto, como algunos aconsejan!! Es la tabla de planchar la que se tiene que adaptar a nuestro cuerpo y nuestro cuerpo al asiento.
5. Colocaros en un sitio bien iluminado, a ser posible con luz natural.
6. Instalar la tabla delante del sillón o silla, y bajarla todo lo que haga falta para que, sentados, podáis planchar con la postura indicada anteriormente.
7. Programaros, como en la cocina y en el resto de trabajamos que realizamos, y tener todo lo que os va a hacer falta preparado:
♦ La plancha llena de agua.
♦ Si vais a necesitar más de una plancha con su depósito lleno, llevaros el vasito, también lleno de agua, para rellenarla cuando se vacíe.
Aunque no estéis cansados, no hará falta que vayáis a la cocina o al baño a rellenarla, y ganaréis tiempo.
♦ Toda la ropa que vais a planchar, ya lavada, seca y bien doblada.
Si tenéis una cierta cantidad, se puede transportar toda ella al sitio de planchado en una bandeja como ésta, que es muy ligera para ser más cómoda.
♦ Empezar a planchar todas las piezas grandes que necesitan una temperatura más alta, manteles, sábanas…, fundas nórdicas si las estiráis aunque solo sea un poco.
♦ Si plancháis mucha ropa que hay que guardar sin doblar, camisas, blusas, vestidos, ciertos pantalones… os puede interesar otro artilugio también muy útil, con ruedas y plegable que no ocupa casi nada.
Yo me compré en Suiza, hace miles de años, uno parecido, nada caro, que no ocupa sitio ni casi pesa, y que se pliega mucho más que el de la foto y que me traje en el coche.
♦ Mientras estáis plácidamente planchando, podéis oír música, algo muy relajante, escuchar, perfeccionar o aprender un idioma que os guste o, el colmo del sibaritismo, oír y «casi ver «películas en la pantalla de la televisión, si podéis planchar delante de ella.
Olvidaros así de que planchar es aburrido y cansado.
Lo que nunca hay que hacer es lo que veis en esta foto.
¿Por qué?
1. Porque está sentada, aunque muy recta, en una banqueta, dura, incómoda y sin respaldo. Sin darse cuenta, en cuanto se canse un poco, se irá encorvando y puede que acabe a la larga con cifosis.
2. Porque la tabla da la impresión de que no es regulable, es decir que no se puede subir ni bajar, y la banqueta por supuesto tampoco.
3. Los tacones son muy «monos» para la foto, pero están forzando la postura de los pies que deben estar en horizontal y no en pendiente.
Se me acaba de ocurrir.
¿Alguno de mis seguidor@s quisiera colaborar conmigo y hacer, de vez en cuando, videos cortitos, cuando el post lo pida «a gritos», como en este caso, o fotos correctas, supervisadas siempre por mí? Por supuesto que se publicaría siempre el nombre o/y el correo del autor.