Los guisos son un poquito más delicados de desgrasar que los caldos, pero necesitan el mismo requisito, hay que dejarlos en la nevera por lo menos una noche para que la grasa saturada “suba” a la superficie y se solidifique.
Para todos los que ya cocinan 1 día para varios días es una gran ventaja, y les invito a que comprueben lo que ha pasado aunque ya hayan retirado antes toda la grasa de las carnes en crudo, incluso del pollo.
Esto quiere decir que si al hacer un guiso de carne, el que sea, ya habíamos retirado toda la grasa en crudo y las carnes parecían totalmente limpias, dentro de su propia carne hay grasa incrustada que no es visible a simple vista, pero que se «solubiliza» o pasa al guiso y luego se solidifica, y es entonces cuando se ve.
No es buena para nuestra salud porque es saturada y tiene calorías, muchas, que no contabilizamos puesto que no la vemos, a no ser que realicemos esta operación, pero que “suman” al cabo del día.
Para ello verter inmediatamente lo que se ha guisado en un tupper único si se va a consumir de una sola vez, o en varios si es para varios días, como ya os expliqué.
Introducirlos en la nevera cuando estén completamente fríos, y al día siguiente, retirar toda la capa grasa con una cucharita de café.
Comprobaréis que se despega bien, aunque a veces se quita parte de lo que está alrededor, pero si os fijáis esta grasa saturada es muy pegajosa, se queda pegada a la cuchara y eso es lo que pasa cuando nos la tragamos disuelta en el guiso, se pega a nuestras arterias, a la larga las obtura porque es muy densa, y sobreviene la enfermedad cardiovascular.
Por eso, entre otras muchas cosas, comer de menú fuera de casa, nos puede engordar aunque escojamos alimentos con pocas calorías.
Las verduras a la plancha elaboradas en casa se pueden hacer perfectamente con poco aceite, sobre todo si se tiene una plancha en condiciones y se tapan las más duras después de dorarlas a fondo.
Pero como en los restaurantes de diario tienen mucha prisa puesto que tienen que servir en muy poco tiempo muchas comidas para que les sea rentable, o no ofrecen en sus cartas estas verduras, o para que se cocinen muy deprisa las encharcan en aceite y al comerlas se nota esa gran cantidad de aceite que han absorbido, casi se masca.
Las personas que quieren perder kilos, o simplemente que quieren mantener su peso, no están abocadas a “hacer dieta” y tomar solo ensaladas, hervidos y alimentos a la plancha.
Esta manera de alimentarse es aburrida, monótona y solo se soporta durante unos meses.
Y en el momento en que empiecen a comer como antes, que es de lo que se trata, empezarán paulatinamente a recuperar kilos.
Si se saben estos trucos, se pueden y se deben comer también guisos, es decir de todo pero en la proporción adecuada.
3 condiciones para que muchos guisos se puedan tomar aun estando a dieta:
1. Que se hayan cocinado en una olla superrápida de calidad, o en una cacerola en la que, por las características de su fondo difusor, se pueda cocinar con muy poco aceite.
2. Que se le haya quitado previamente toda la grasa visible a la carne, ya sea ternera, pollo, conejo…
Los conejos antes no tenían nada de grasa, se podían guisar directamente tal cual, y hoy llevan más de un 10% de grasa blanca no solo en el interior, alrededor de los pulmones, riñones y corazón, sino en los muslos y patas.
Visité hace unos años una cooperativa dedicada a la cría y engorde de estos animalitos, y daba pena verlos.
Inseminaban artificialmente a las conejas y éstas se pasaban su corta vida engordando y pariendo.
3. Que después de cocinado ese guiso se desgrase como os acabo de explicar.
Con mi libro de “Menús”, que algún día estará en formato digital y que todavía se puede encontrar en papel, muchos son los que han perdido peso, y no son dietas, sino platos variados que se toman habitualmente en una casa en la que se sabe comer y ¡¡se guisa tan solo un poco!!
Y ya sé que muchos de vosotros podéis dar fe de ello, porque lo habéis comprobado directamente en vosotros y en vuestra familia.