Este puré de verduras es muy parecido al que deberían tomar los bebés cuando empiezan a ingerir, además de leche materna, purés de frutas y de verduras, y el aceite de oliva virgen debe añadirse siempre en crudo, al final de la trituración.
Aunque para las personas mayores el aceite se podría añadir al principio, cuando todas las verduras van a cocer, nunca se deberá hacer un sofrito previo porque se pierde inútilmente tiempo, y sobre todo propiedades del aceite.
Y en el caso de un puré para un bebé, es totalmente inadmisible, aunque en alguna publicación se aconseje, realizar un sofrito para estos «potitos caseros».
¡Es un error mayúsculo!
Para un puré de verduras tradicional podéis escoger las verduras que más os apetezcan, aunque yo variaría de una vez para otra para así tomar hortalizas de todos los colores ya que hoy sabemos que sus propiedades varían según las variedades, y que unas se complementan con otras.
Aunque verduras y hortalizas se deben lavar rápidamente en agua, enteras y nunca cortadas para que no pierdan nada de valor nutritivo en el agua, conviene luego trocearlas para que la cocción sea lo más rápida posible, que es de lo que se trata, siempre que utilicéis después todo el agua de cocción.
Os doy ideas de las que puede llevar un buen puré de verduras y cada cual que ponga todas, o las que más le gusten.
La cantidad a añadir de cada una de ellas también podrá variar con arreglo a vuestros gustos: patata, calabaza naranja, calabacín, cebolla, puerro, apio en pequeña cantidad porque su sabor es muy fuerte y puede no gustar a todo el mundo, zanahoria, hojas verdes de cualquier variedad de lechuga, las que se tiran, que son además las que más clorofila tienen, acelgas, espinacas, judías verdes, nabos… y algún ramito de bróculi o de coliflor.
Os recuerdo que la clorofila es como «la sangre» de las plantas.
Introducir en la olla todas las verduras escogidas y el agua necesaria para conseguir después una textura de puré, más o menos espeso según el gusto de cada uno, y un poquito de sal yodada, salvo si se trata de puré de bebés, tapar la olla superrápida con su tapa de presión y cocer durante 2 minutos nada más, con las 2 rayitas de la válvula de presión fuera, sin que sobresalgan ni se oculten.
Dejar bajar la válvula de presión por su propio peso.
A toda la familia de las coles, que se llaman crucíferas, como la col blanca amarillenta de hoja lisa, la col verde, la col china, la col lombarda, el bróculi, la coliflor, el romanesku, las coles de Bruselas… desde tiempo inmemorial se les ha colgado el «muerto» de que son indigestas y flatulentas, cuando las variedades actuales no lo son en absoluto.
Sin embargo su consumo es muy beneficioso y, por lo menos 1 vez a la semana, debería consumirse alguna de sus variedades, hasta las coles crudas en ensalada.
En cuanto a los purés de los bebés, la única diferencia es que se empiezan introduciendo las nuevas verduras poco a poco, de una en una, o de dos en dos, para evitar la aparición posterior de alergias alimentarias tan frecuentes hoy día, dejando para el final las de hoja verde o las mismas judías verdes.
¿Cómo triturlas después de cocidas?
En lugar de meter la minipímer dentro de la olla con todo su contenido, sacar parte del agua de cocción, reservándola por supuesto para después, y triturar todos los sólidos con solo parte del caldo.
La trituración, incluso si se usa el Thermomix, es mucho mejor así que si se hace con todo el volumen de líquido, porque las verduras tienden a «patinar» dentro del vaso y se tarda más, gastando por tanto más tiempo, que es «oro», y más energía.
Esto es válido todavía más para los purés de frutas, o para el mismísimo gazpacho.
Queda mucho más fino, como os he explicado siempre en mis ebooks, triturando primero todas las verduras y después añadiendo el aceite, el vinagre y el agua.
Probadlo y lo comprobaréis vosotros mismos para que veáis que no hay ni «trampa ni cartón».
¿ Y si sobra algo del líquido de cocción?
En cualquiera de los dos casos apuntados, si os sobra algo de líquido de la cocción, porque ya sabéis que la olla, si es buena, no consume nada, ¡ni se os ocurra tirarlo! porque en él están disueltas todas las sales minerales de las verduras y todas sus vitaminas hidrosolubles.
Congeladlo y usadlo para otra sopa o para cualquier otra receta en la que os especifiquen «añadir agua».