Pero son muchas más las marcas que hacen caso omiso de esta legislación, incluidas grandes cadenas de alimentos congelados.
Y no digamos nada si compráis a granel estos alimentos congelados, sin saber ni de dónde proceden, ni quién es el fabricante, ni si se ha roto la cadena del frío en algún momento…
Entre los diferentes métodos para congelar pescados y mariscos industrialmente está el de congelarlos por revestimiento de hielo.
Suelen congelarlos individualmente, lo que se llama congelación abierta, al descubierto o por contacto, y una vez congelados los sumergen en agua, los sacan y los vuelven a congelar rápidamente, tal cual están, a temperaturas muy bajas.
Esta agua se congela y forma una capa de hielo que impermeabiliza el producto.
Pero, a continuación, lo vuelven a mojar y lo vuelven a congelar… es decir que se pueden ir sobreponiendo varias capas de hielo, tantas como quiera el fabricante.
Una vez que la capa de hielo es la debida, o la que los fabricantes desean, se envasan individualmente o en conjunto en bolsas especiales de congelación y se comercializan o se almacenan.
Algunos de estos productos del mar pueden soltar hasta un 30% y más de su peso de agua.
Además de ser un incordio, porque la fuente en la que se han descongelado puede aparecer completamente llena de agua, es una estafa.
Concretamente, algunas gambas crudas congeladas que aparecen gordas y con una pinta buenísima, al descongelarlas se quedan en nada, raquíticas.
Podéis comprobar vosotros mismos lo que os indico pesando antes el producto congelado, y después, ya descongelado, cuando habéis desechado el agua que han soltado.
!!Os podéis llevar la gran sorpresa¡¡
Si os compensa pagar agua a precio de alimento, consumidlos.
De lo contrario adquirir las marcas que realmente no se aprovechan del consumidor.
Por ello todos nosotros debemos ser consumidores exigentes, leernos las etiquetas y exigir el máximo de información.