Pelvis, artrosis o artritis, rodillas, desequilibrio, ejercicios que curan o alivian.
Además de los ejercicios fantásticos que previenen, alivian o hasta curan ciertas dolencias y que os expliqué en mi último post, hay otros muchos que no debemos olvidar como los:
1. Ejercicios llamados de Kegel para fortalecer el suelo pélvico, no solo en las mujeres sino también en los hombres,
2. Ejercicios para evitar la deformación de los dedos de las manos en los casos de artrosis o artritis,
3. Ejercicios para prevenir los futuros dolores de rodilla,
4. Ejercicios para aumentar la estabilidad general del cuerpo como subirse a un Bosu o a un cojín de equilibrio.
También andar con los pies descalzos y los ojos cerrados poniendo uno a continuación del otro, sin dejar ningún espacio entre ellos, punta con talón, como veremos más adelante.
1. Los ejercicios de Kegel ayudan a fortalecer los músculos que se encuentran debajo del útero, la vejiga y el intestino grueso y sirven para hombres y mujeres que tienen problemas con un escape de orina o control intestinal.
Estos problemas suelen aparecer normalmente
♦ A medida que se envejece,
♦ Si se aumenta de peso,
♦ Después de un embarazo y parto,
♦ Después de una cirugía ginecológica en las mujeres,
♦ Después de una cirugía de próstata en los hombres o de otras patologías en las que sufren debilidad en el esfínter urinario.
¿Habéis oído hablar de estos ejercicios de Kegel?
Hoy, y ya era hora, se recomiendan a las mujeres que han tenido un niño.
¿Por qué no se habla más de ellos?
Porque no interesan, son gratis puesto que los hace cada paciente y es mucho más rentable promocionar los pañales de todo tipo que se anuncian por doquier y que son un negocio muy lucrativo.
Lo triste es que hay muchas mujeres, con unos años desde luego, que prefieren llevarlos a aprender estos ejercicios tan sencillos… y efectivos.
Estos ejercicios de Kegel se pueden hacer en cualquier momento cuando estamos sentados o acostados, mientras estamos comiendo, sentados delante del ordenador, hablando por teléfono, descansando o mirando la televisión…
Se trata de relajar y apretar todos los músculos del suelo pélvico, es decir los de la vagina, la vejiga y el ano, «sintiéndolos».
Es muy importante encontrar estos músculos correctos que primero se van a relajar y luego a apretar poniéndolos firmes o tensos y desplazándolos después hacia arriba como si se succionaran.
Si después de esta contracción estos músculos se notan firmes, es que los ejercicios se han hecho correctamente.
Los muslos, glúteos y abdomen deben permanecer sin embargo siempre relajados.
El consejo, totalmente erróneo, pero que circula de boca en boca de hacer pis y cortar, que es lo que se llama «pipi stop»no ayuda para nada y favorece las infecciones urinarias.
En el caso de los hombres, los músculos del suelo pélvico son también los responsables, entre otras cosas, de vaciar la uretra por acción refleja tras la micción.
Con este tipo de ejercicios los hombres pueden concentrarse mejor, fortalecer los músculos de la parte inferior de la vejiga y controlar las ganas de orinar.
Más allá de la función urinaria, estos músculos les ayudan también a evitar la impotencia sexual.
2. Para evitar la deformación que produce en las manos tanto la artrosis como la artritis hay también ejercicios que serán tanto más efectivos cuanto más regularmente se hagan.
Cuando la artrosis afecta únicamente al dedo gordo de las manos, de una o de las dos, se llama rizoartrosis.
No os podéis ni imaginar lo fantásticos que son ya que aunque no curan, no lo hace ningún medicamento, la deformación no se produce.
Os explicaba estos ejercicios detenidamente en este post por lo que no os los repito para no alargarme.
3. Para que la artrosis de rodilla no vaya a más, y puede aparecer a partir de los 50 años, sentarse encima de la mesa del comedor, con la espalda siempre muy recta y balancear las dos piernas al mismo tiempo, llevándolas hacia delante y hacia atrás, es decir «ir y venir». Se puede repetir este ejercicio durante 5 minutos.
4. Ejercicios para aumentar la estabilidad general del cuerpo.
Cuando la estabilidad general del cuerpo flaquee, por el motivo que sea, podéis utilizar lo que se llama Bosu, de los que se encuentran varios tipos.
Podéis ver uno en este enlace u otro todavía más sencillo aquí, que es un cojín de equilibrio.
Lo ideal sería poder colocar encima del «artilugio», en su centro, tan solo un pie y el otro en el aire, con los ojos cerrados, sin sujetarse para nada y contar 20.
Cambiar de pie y hacer otros 20, y luego colocando los dos pies juntos contando también 20.
Si vuestra inestabilidad no es todo lo buena que debería, y por ello la queréis acrecentar, sujetaros en algún sitio, con una sola mano y lo menos posible. Con un dedo o dos en lugar de con la mano entera.
También es muy efectivo para aumentar la estabilidad andar, descalzos o con calzado muy cómodo, colocando un pie detrás exactamente del otro, es decir juntando la punta de un pie con el talón del otro pie.
Es preferible hacerlo con los ojos cerrados, manteniéndose siempre erguidos, yendo por ejemplo de una habitación hacia otra o en una misma habitación grande.
Los pies deben mantenerse en una posición recta, del talón a los dedos del pie.
Como podéis deducir el ejercicio diario o por lo menos 5 días a la semana es fundamental para disfrutar de una buena salud durante muchos años. Pero hay que ejercitar todas las partes de nuestro cuerpo, desde los pies hasta la cabeza. Andar, correr o hacer spinning a partir de una cierta edad no es suficiente.
Andar mueve el corazón pero hoy hay que mover todos los órganos de nuestro cuerpo, guste o no guste y por muy rollo que parezca.
Los que acudís periódicamente a un gimnasio, como mínimo 3 veces a la semana, es lo primero en lo que os debéis fijar. Si los ejercicios que os proponen son efectivos y os los enseñan correctamente, al cabo de un cierto tiempo, dependiendo de cada organismo, tendréis que notar un cambio importante en vuestra salud general.
Los que quieran seguir siendo sedentarios deben saber que, a partir de una cierta edad, 45-50 años aproximadamente, irán perdiendo elasticidad y movilidad, algo que se les nota tan solo observándolos por la calle. Suelen andar despacio, encorvados en lugar de bien erguidos y muchas veces hasta arrastrando los pies.
Si además tienen un sobrepeso importante, algo muy frecuente hoy día desgraciadamente desde bastante jóvenes, por los problemas osteoarticulares que ya presentan, se tienen que apoyar en un bastón, que hoy yo no aconsejaría a nadie porque desequilibran los hombros, o en un andador, mucho más cómodo y eficaz aunque más aparatoso.
Los hay plegables, ligeros y hasta con un asiento incorporado y también con un cestito añadido para llevar paquetes.