La coliflor pertenece a la familia de las Crucíferas como el bróculi, las coles, el romanesku, los recién aparecidos Kale y Bimi..., y os voy a explicar la mejor forma de cocerla.
Todas ellas tienen tal cantidad de propiedades que deberían consumirse por lo menos 1 vez a la semana, cambiando cada vez la variedad para no cansarse con una sola.
Las hay además de muchos colores, y ya sabéis que un plato será tanto o más saludable cuanto más colorido diferente tenga.
Tenemos la coliflor tradicional, de color blanco, la violeta, la amarilla, toda la gama de las coles y repollos que van del verde claro, al verde oscuro, al blanco amarillento…, el bróculi, muy verde y el bróculi de color también morado que no se comercializa en todas partes…
Yo lo he visto en Sevilla, en el Mercado de Triana, pero nunca en Madrid.
En el caso del bróculi o brócoli, un grupo de científicos británicos de la Universidad de East Anglia en Norfolk, al este de Inglaterra, ha descubierto que un compuesto del brócoli (que también se encuentra en las coles de Bruselas o repollos) bloqueaba una enzima destructiva considerada clave en los daños que se producen en el cartílago.
Por ello dedujeron que comer brócoli en abundancia ayudaba a frenar el desarrollo e incluso podría prevenir la artrosis.
De ahí que se le considere como un super alimento o “superfood” por sus propiedades no solo nutritivas sino antioxidantes.
No he encontrado en Internet ni una sola manera de cocer la coliflor correctamente para:
♦ Que no huela,
♦ Que quede blanca, bien blanca, sin amarillear,
♦ Que resulte al dente, como debe estar, y no blanducha,
♦ Que no produzca gases intestinales, es decir flatulencia,
♦ Que, además, sea la forma más corta y mejor de cocerla para que conserve todas sus vitaminas, minerales y antioxidantes.
Y ni uno solo de los trucos que aparecen para evitar el mal olor es verídico.
¡Y ya es triste! Ni los cominos, ni la leche, ni el vinagre, ni el limón, ni el apio… sirven para nada!
Pero ya sabéis, porque os lo repito continuamente, que en Internet está todo lo «bueno», pero también todo lo «malo» y que hay que saber discernir entre ambos.
La coliflor, como toda su familia, tiene en su composición unos compuestos azufrados llamados isotiocianatos, entre ellos el sulforafano, que son inodoros cuando está cruda, pero que se liberan en forma de sulfuros cuando se cuece.
Cuanto mayor es el tiempo de cocción, más abundante es la presencia de estos sulfuros, concretamente del sulfuro de hidrógeno o ácido sulfhídrico que tiene un olor tan desagradable.
Al entrar en contacto con el agua caliente estos sulfuros son los responsables de su olor característico y la emisión de los mismos se duplica entre el 5º y 7º minuto de cocción, por lo que, para evitar su desagradable olor, no hay que llegar a estos tiempos.
Qué hacer para que no produzca flatulencia
Solo hay una manera de evitarlo. Masticarla muy despacio hasta conseguir en la boca puré de coliflor. Comprobareis vosotros mismos los resultados.
Las prisas, el estrés, y el tragar la comida prácticamente entera… son los responsables de los molestos gases intestinales, como os explicaba en aquel post.
Mejor manera de cocer la coliflor
1. Cortar el resto de tronco que suele llevar y las posibles hojas que pueden acompañarla. Separarla en ramitos.
2. Lavarlos debajo del grifo y escurrirlos.
3. Colocarlos en un recipiente redondo apto para microondas con la mayor superficie útil posible, casi con el mismo diámetro que el plato giratorio, 26-28 centímetros, pero que no roce las paredes del aparato. Podría ser algo parecido a esto.
4. Taparlo, sin añadir nada en absoluto y programar 6 o 7 minutos a potencia máxima, a unos 800 vatios, dependiendo del tamaño de los ramitos y de su cantidad. A más peso, más minutos de cocción.
5. Al cabo de ese tiempo, destapar el recipiente y, con un «pincho de cocina» o palillo, pinchar en el tronquito de algún ramito.
Debería estar blando, aunque parezca que está cruda. De lo contrario programar algún minuto más.
6. La coliflor sigue estando blanca blanquísima.
Aderezarla después con lo que más os guste. Tenéis muchas recetas en el lote de mis 4 ebooks sobre la olla.
El microondas, mientras ha estado funcionando, libera un poquito de olor solo perceptible si os acercáis, y que desaparece rápidamente. Nadie podrá sospechar después que en la cocina se ha cocido coliflor.
Si cocéis bróculi en el microondas de la misma manera, éste seguirá estando con su color verde precioso, como si estuviera crudo.
En la olla superrápida también se puede cocer la coliflor, al vapor, pero con muchísimo cuidado para que «no se pase» y aparezca blanducha y puede que amarillenta. Tenéis en este mismo lote de ebooks la manera de hacerlo.
De hecho, con todos los conocimientos que hoy tenemos sobre nutrición, todas las hortalizas deben cocerse al vapor, sin que el agua las toque nunca o, con el vapor que ellas mismas generan, como sucede en el microondas. Lo que pasa es que en este último método de cocinado, no todas se cuecen bien, sobre todo las que poseen mucha fibra.