Para que podáis comer caliente en casa en cualquier momento sin tener que recurrir al frasco, a la conserva o al plato precocinado saturado de grasas vegetales de origen desconocido y a veces con varios aditivos añadidos, os voy a dar una serie de ideas de alimentos o platos que podéis tener a menudo en el congelador y vosotros suprimís los que no os gusten y añadís los que os falten.
Esta «despensa congelada» que también llamaremos «fondo de congelador» será muy personal, lo mismo que el fondo de armario o «el fondo de nevera» y dependerá, además, no sólo de los gustos de la familia, de sus costumbres y de su organización doméstica sino del número que la formen.
Os será muy útil sobre todo si guisáis 1 día para varios.
En este «fondo de congelador» pueden estar presentes productos alimenticios que usáis frecuentemente y que necesitan estar congelados para conservarse en óptimas condiciones. Esto no quiere decir que vayan a estar allí para siempre, sino que los colocaréis allí, los iréis consumiendo y cuando se agoten, o bien descansaréis, dependiendo de la temporada, o los volveréis a preparar o a cocinar para guardarlos de nuevo en este «armario» superfrío.
– Agua de limón o limonada natural recién hecha para que no pierda vitaminas aromatizada con su piel , sobre todo en verano
– Agua de té y café helados también en verano
– Ajetes frescos rehogados con un poquito de aceite que preparasteis en plena temporada y que duran meses, para elaborar posteriormente tortillas y revueltos
– Arroz blanco
– Bacalao desalado en lomos, o desmigado…, de todas las maneras que lo utilicéis
– Bollería casera que congela estupendamente
– Caldo de pollo o de carne totalmente desgrasados, caseros, listos para descongelar, calentar y tomar, o concentrados en forma de “cubitos de hielo” sobre todo en invierno para elaborar innumerables sopas
– Caldo de pescado casero, normal o concentrado, también en “cubitos”, para elaborar sopas, guisos de pescado…
– Carne de la cabeza del pescado o de los huesos de pollo, en trocitos, después de haber elaborado sendos caldos, que nos van a servir para elaborar croquetas y «conchas» o para desmenuzar en sopas y cremas
– Cebolla cruda picada o cortada en arandelas finas
– Cebolla ya sofrita y dorada, picada o cortada en anillas finas, para añadir al final de ciertos guisos, o como acompañamiento solitario
– Cebolla simplemente cocida, también en cachitos o en anillas, ablandada en el microondas con muy poca grasa, para elaborar posteriormente una sopa de cebolla, una pizza o una tarta de cebolla…
– Cebollitas francesas ya sofritas pero al dente, sin que estén deshechas
– Chalotas picaditas finas y sofritas si las usáis en vuestros guisos
– Champiñones fileteados simplemente sofritos o al ajillo para elaborar en un momento tortillas y revueltos
– Coliflor y bróculi cocidos al vapor, muy al dente para que después de la descongelación no aparezcan ni demasiado blanduchos ni acuosos
– Compotas o purés caseros de manzana, de membrillo, de castañas…
– El fondo de la tortilla de patata, es decir las patatas y cebollas fritas y ya mezcladas con los huevos batidos listas para descongelar y cuajar del cual ya hablaremos en otro post.
– El fondo o sofrito de la paella listo para rehogar el arroz, añadir el caldo y elaborarla rápidamente sin manchar ni salpicar, también en un post venidero.
– Espárragos trigueros de la misma manera que los ajetes
– Espárragos al natural cocidos al vapor sin que les toque el agua y al dente, verdes o blancos para acompañarlos de mayonesa o salsa tártara
– Espinacas simplemente cocidas al vapor, o ya rehogadas con ajitos y taquitos de jamón, o con pasas y piñones
– Fresas y frambuesas congeladas en plena temporada, si se hacen a menudo sorbetes, helados, mermeladas…
– Frutos secos variados si van a durar mucho tiempo. Ni se ablandan ni se enrancian.
– Gambas peladas congeladas para tortillas y revueltos, para ensaladas con pasta o con arroz blanco, para elaborarlas al ajillo…
– Gazpacho y zumo de tomate natural en cualquier época si os gusta
– Helados caseros
– Hierbas aromáticas muy picaditas, las que más se usen, estragón, cebollino, eneldo, albahaca…, y siempre perejil picado
– Jamón en tacos envasado al vacío, para picar después y acompañar muchos platos de verdura, guisantes, judías verdes, espinacas, habas…
– Judías verdes, o guisantes, ya cocidos al vapor y al dente, listos para rehogar con aceite y acompañar un plato, o ya sofritos con trocitos de jamón para consumir en el acto
– Leche evaporada o concentrada, la Ideal por ejemplo, congelada en lata, en cubitos o en un tupper plano para elaborar helados caseros poco calóricos
– Levadura fresca o de panadero si se hacen a menudo pizzas y masas fermentadas como empanadas, pan, mediasnoches…
– Mantequilla si la usamos muy poco, o si la hemos elaborado nosotros mismos, natural o aderezada con ajo, estragón…
– Pan recién horneado cortado en rebanadas, las clases que consumáis a diario, y pan de molde si lo usáis
– Pan rallado normal, o pan provenzal si lo elaboráis en casa
– Pasta quebrada o sableé crudas y caseras listas para hornear o ya horneadas si tenéis un robot que las hace en un minuto, para elaborar después quiches y tartas
– Pastas italianas cocidas al dente, listas para descongelar, añadir la salsa correspondiente, calentar y servir
– Pimientos rojos ya asados. Si los congeláis sin pelar, por el mero hecho de congelarse, luego se pelan muchísimo mejor, en un pis pas. Ya lo veremos en un futuro post.
– Piña congelada en trozos o en rajas, si no se va a tener la posibilidad de comprarla cuando os haga falta, para un sorbete, un zumo, un postre…
– Piel de naranjas o de limones gruesos, cortando solo la parte coloreada, para aromatizar postres y guisos como los escabeches. Estas cortezas se podrían guardar secas, pero como la esencia es volátil gran parte se perdería
– Platos ya cocinados por vosotros, tanto primeros como segundos, los que consumáis más a menudo
– Puerros cocidos al vapor, para servirlos a la vinagreta, hacer una vichysoisse en un momento, añadir a un guiso que los necesite…
– Pulpa de tomate natural si se usa mucho el «pan con tomate»
– Rajas de limón, de naranja o de lima para los refrescos
– Sepia, calamares, pulpo… crudos o ya cocinados
– Setas cocinadas
– Salsa boloñesa casera si se hacen muchas lasañas, canelones, verduras rellenas, pasteles de puré de patata… o pesto también casero
– Salsa de tomate casera lista para usar, y la industrial si os va a durar más del tiempo recomendado
– Tinta de calamar fresca sacada de calamares comprados frescos, o sintética
– Todas las verduras que se os ocurran siempre que se hayan cocido al vapor o en su jugo en el microondas
– Zanahorias glaseadas o encebolladas listas para calentar y acompañar cualquier plato de carne
– Zumo de limón y de naranja recién exprimidos y congelados inmediatamente después
– Y por supuesto todas las verduras y pescados congelados industrialmente que consumáis
Os pueden sobrar cantidad de cosas de aquí, pero yo solo he tratado de daros ideas para facilitaros la vida.
Y para que todos estos alimentos se congelen y se conserven correctamente seguir los pasos ya indicados.