Calor “moderno”, cómodo e inteligente para dolores musculares, de articulaciones, contracturas…
Hasta ahora, cuando teníamos un dolor localizado, una contractura muscular o una artrosis focalizada en un punto determinado, los profesionales mandaban, y siguen mandando, algún tipo de calor seco que relaja y descansa.
En el caso de la espalda, o de las cervicales se aconsejaba la bolsa de agua caliente, ya totalmente en desuso, o la manta eléctrica que, por mucho que se haya modernizado, también está “pasada” de moda”.
Las más sofisticadas tienen un mando digital electrónico con 3 o 5 niveles de temperatura, y algunas como ésta, son totalmente lavables, no solo la funda que las cubre, algo que ya hacían las antiguas, sino el “artilugio” entero porque su cable de alimentación es extraíble.
Ésta concretamente tiene 3 niveles de calor, su funda es de terciopelo con un diseño actual y muy confortable, está hecha totalmente de una fibra textil muy flexible y transpirable que ayuda eficazmente a distribuir el calor, se apaga sola y se puede lavar en la lavadora a 30ºC, metiéndola previamente en una bolsa individual como el resto de prendas delicadas.
Beurer, el fabricante, ha dotado a su almohadilla eléctrica de un sistema de seguridad inteligente que, pasado un periodo de tiempo máximo de 90 minutos se desconecta automáticamente para evitar cualquier molestia.
De esta manera se evitan pequeños accidentes y lesiones en la piel.
El sistema de seguridad BBS que incorpora esta almohadilla eléctrica consiste en un sensor eléctrico que previene el sobrecalentamiento en caso de una mala utilización, mediante el apagado automático del dispositivo, de forma que se garantiza la mayor seguridad posible.
Estas mantas, como las bolsas de agua caliente antiguas presentan, entre otros muchos inconvenientes, que al tener una forma determinada y ser casi rígidas, no resultan efectivas si se tienen que colocar en zonas con “forma” como los hombros, las cervicales, la cintura…
Parece ser que fue a Kim Levine a la que se le ocurrió hacer unas bolsas pequeñas en las que metió maíz e introdujo después en el microondas para que se calentaran, obteniendo lo que se llamó Wuvit, precursor de los “saquitos térmicos” que proporcionan un calor penetrante y relajante que dura varias horas.
Así nació su imperio multimillonario.
Estos saquitos pueden tener en su interior todo tipo de granos secos o semillas, no solo maíz normal, sino arroz, lentejas, garbanzos, alubias, habas secas, soja, trigo, lino, avena, alpiste…, hasta huesos de aceituna, de cereza, de chirimoya, de sandía…
Una prueba que se hizo fue la del “tacto” de estos granos o semillas comprobando que la textura del arroz era bastante pesada, pero cubría todos los “huecos”, el maíz tenía una textura de piedritas, muy agradable para el cuello o los brazos, y la linaza proporcionaba una bolsita más estable, que se acomodaba mejor al lugar del cuerpo donde se iba a usar.
Eran las que retenían mejor el calor.
Todas ellas proporcionan un calor seco y penetrante que facilita un descanso generalizado y alejan suavemente las molestias de nuestra agitada forma de vida.
Algunos de estos sacos térmicos, gracias a su diseño ergonómico, tienen la propiedad de amoldarse fácilmente a cualquier parte del cuerpo donde se desea aplicar, alrededor del cuello si duelen o están tensas las cervicales, alrededor de la cintura si el dolor es lumbar…
Son muy fáciles de usar, y están recomendados para cualquier persona ya que son completamente naturales.
Sirven además tanto para aplicar calor como frío.
A este contenido anterior le añadieron después distintas clases de plantas medicinales como camomila, lemongrás, romero, raíz de valeriana, lavanda, menta, canela, sauce blanco, milenrama, albahaca, semillas de lino aromas…, aunque la verdad es que el aroma que proporcionan ni se nota.
Así nació el Aromisac, y aunque afirman que “sus aromas son relajantes y proporcionan sentir sensaciones de descanso y bienestar”, es más propaganda que realidad.
Aunque ninguno de sus componentes tiene fines terapéuticos, por mucho que digan que sus aromas son terapéuticos, pura publicidad, lo que sí es completamente cierto es que:
En caliente alivian
♦ Las molestias de tensión en el cuello debidas al estrés o al cansancio
♦ Los dolores en la espalda, como sobrecarga y dolor en la zona lumbar
♦ Las migrañas
♦ El estrés y el cansancio generalizado
♦ La tensión o agarrotamiento de las cervicales
♦ El malestar muscular generalizado
♦ Las molestias menstruales
♦ Cualquier zona que necesite calor
♦ Y puede que hasta el insomnio por el bienestar generalizado que proporcionan.
No aplicar nunca sin embargo si hay verdadero dolor abdominal en la parte baja del lado derecho del estómago, aparecido como muy de repente, ya que podría ser un ataque de apendicitis, y el calor es totalmente contraproducente.
En frío alivian
♦ La tensión muscular
♦ La hinchazón en general
♦ La inflamación causada por ejemplo por un gran golpe en alguna zona del cuerpo
♦ Las quemaduras
♦ Los moratones
♦ Los calambres
♦ Las molestias bucales
♦ Las lesiones deportivas
♦ Muchos dolores de cabeza
Para la aplicación de calor se calienta la bolsa en el microondas durante 2 o 3 minutos a una potencia de 600 o 700 vatios.
Para proporcionar frío se introducen en el congelador durante 2 o 3 horas, dependiendo de su potencia o estrellas, pero su interior no se congela, como las bolsas de gel, sino que sus granos o semillas siguen estando sueltos, pero muy fríos, porque han almacenado en su interior una gran cantidad de dicho frío.
Algunos recomiendan humedecerla ligeramente con un atomizador de agua y seguidamente introducirla en el congelador.
Una vez fría se aplica sobre el cuerpo.
Hasta durante los días de mucho calor, es un increíble relajante ya que está fresca y es muy agradable.
Sin embargo y pese a estos adelantos fabulosos, para la artrosis de manos, tan frecuente en nuestro país y que cada día va apareciendo a edades más tempranas, se siguen “recetando” los baños de parafina líquida«, que también se pueden hacer en casa con lo que se llama “parafina de rehabilitación”, cuyo punto de solidificación oscila entre los 46 y 48º, aunque lo más corriente es acudir a un centro especializado.
Encuentro mucho más cómodo y práctico utilizar lo que se llaman manoplas térmicas o manoplas microondas que, como su nombre específica, son manoplas fabricadas con un tejido 100% natural, esponjoso y “cariñoso” que se calientan también en el microondas durante 2 o 3 minutos a una potencia de 600 o 700 vatios.
Están también rellenas con estas variedades de semillas.
Alivian de maravilla el dolor de las articulaciones de las manos y la tensión muscular de las mismas, se pueden calentar todas las veces que haga falta, esperando siempre a que se enfríen del todo, y se puede hasta dormir con ellas permaneciendo las manos calentitas durante mucho tiempo.
Para que se mantengan en perfecto estado y no huelan a “quemado” al usarlas con asiduidad, se recomienda, cada 5 usos, guardarlas dentro de una bolsa de papel en la nevera durante toda una noche.
¿Por qué no se «recetan»?, ¡Porque lo que no puedo entender es que no se conozcan!
Existen también para los pies, como una especie de zapatillas suaves y esponjosas, y en este caso, para que se mantengan siempre higiénicas conviene tener los pies siempre bien limpios y calzados con unas medias o calcetines finitos.
Aunque los pies no suelen doler, si hay una artrosis muy acentuada puede que sí, estos “calienta pies” son estupendos precisamente para calentarlos, si están fríos, y también se puede uno acostar con ellos.
Cualquiera de estos saquitos se conserva en perfectas condiciones si los guardamos en su bolsa hermética, si la lleva, o en una sencilla de plástico si no la tiene, y estarán “siempre frescos”, listos para usar.
Independientemente de estos usos del calor para aliviar los dolores musculares, para los que por problemas de circulación probablemente tengan siempre las manos las piernas, los pies fríos… existen una serie de prendas calefactables o térmicas de lo más variopinto.