Ahora que hay manzanas de tantísimos colores, rojas, amarillas, verdes, jaspeadas... os propongo este adorno para la mesa que sirve tanto para decorar un buffet, como si los comensales están sentados.
Estos días, lo ideal sería prepararlo con ramitas pequeñas de muérdago o de acebo, pero posiblemente serán demasiado grandes para estos «floreros» tan pequeños.
Quedan muy decorativas como podéis observar aquí.
Si tenéis la suerte de disponer de florecillas naturales pequeñas, aprovechadlas, aunque las mías lógicamente son artificiales.
Yo os doy la «idea»…, y luego cada uno, haciendo volar su imaginación, seguro que se inventa otros «temas» también bonitos, o mejores.
♦ Escoger manzanas con forma regular, sin «golpes» ni manchas.
Es preferible que se mantengan de pie, tal cual, es decir con el rabito hacia arriba y sin torcerse, aunque también se las puede «nivelar» cortando una pequeña lámina de su parte inferior.
♦ Sacarles brillo con un paño limpio o con un trozo de papel absorbente de cocina para que queden brillantes y relucientes.
♦ Con el descorazonador de manzanas, y escogiendo siempre el centro, es decir dónde está el rabito, empezar a introducirlo hasta casi el fondo, sin llegar a taladrarlo del todo.
♦ Sacar con los dedos, o con un cuchillito muy pequeño, este trozo de corazón de manzana.
Procurar hacerlo con cuidado para no dañar el resto de la fruta.
De esta manera hemos creado un «contenedor» en el que, si ponemos agua, no se saldrá y las flores naturales no se secarán.
Tenemos una especie de «floreros» naturales.
♦ Rellenarlo con las flores que más os gusten.
Si las preferís con un toque más serio o íntimo, buscad velitas que tengan el mismo diámetro que el orificio hecho con el descorazonador para introducirlas dentro, o «calzarlas» de alguna manera, poniendo por ejemplo trozos de manzana del corazón que hemos quitado.
Espero que os guste.