La vinagreta más sencilla consta de sal, pimienta blanca recién molida, vinagre y aceite virgen extra y la proporción normal viene a ser aproximadamente de 1 cucharada de vinagre por cada 3 o 4 de aceite.
Como en la actualidad tenemos una gran variedad de vinagres, y no digamos ya de aceites vírgenes, jugando únicamente con estos 2 ingredientes conseguiremos un montón de vinagretas totalmente diferentes con sabor suave, intenso, afrutado, aromático…
Pero si queréis confeccionar una vinagreta con un toque más especial, os aconsejaría que añadierais a esta vinagreta sencilla también un poquito de mostaza francesa de Dijon. Aunque hay un gran surtido de ellas, personalmente me gusta la Maille Dijon Originale, pero os podéis decantar por cualquier otra, preferiblemente de Dijon, ciudad francesa reconocida precisamente por sus mostazas.
Antiguamente, sobre todo en algunos restaurantes, servían la lechuga casi sin escurrir, encharcada en agua, en una fuente plana, y con las vinajeras y la sal a parte para que cada uno se la aliñara, práctica que todavía sigue existiendo.
Pero echando el aceite, el vinagre y la sal por encima es imposible mezclarlos bien por mucho que se remueva puesto que no hay sitio, la sal se queda entera y la ensalada o no sabe a nada o solo a vinagre y el agua que tiene en el fondo también nos la aguará.
En muchos otros países de Europa empiezan por preparar la vinagreta en una gran ensaladera y añaden, al final, en el momento de servir, todas las ensaladas, además bien escurridas, y esto es lo correcto.
Aunque normalmente “el orden no altera el producto” aquí sí es importante seguir los pasos tal como os indico.
1. Empezaremos escogiendo un recipiente hondo donde se pueda remover bien. Si deseamos que la ensalada sepa ligeramente a ajo, pero sin encontrarnos ni una pizca, pelarlo y espachurrarlo bien por todas las paredes y el fondo. A continuación añadir los ingredientes de la salsa en el siguiente orden.
2. La sal y la pimienta blanca recién molida
3. La mostaza
4. Un poquito de salsa inglesa si os gusta
5. Y el vinagre, removiendo bien a continuación para que estos ingredientes se disuelvan completamente en el vinagre
6. Ahora podríamos añadir hierbas finas como perejil, cebollino, albahaca, estragón… si os gustan
7. En este momento incorporar el aceite poco a poco removiendo al mismo tiempo con un tenedor para formar una especie de emulsión.
Si añadís el aceite antes que el vinagre la sal no se disolverá en el aceite, mientras que al revés sí.
En el momento de servir añadiremos sobre esta vinagreta las ensaladas que se removerán en la mesa justo cuando se vayan a comer, mezclándolas bien y con cuidado para que se impregnen por todas partes con la salsa.
Si se mezclaran con antelación, las hojas de ensalada se «cocerían» con el vinagre, es decir se pondrían lacias y dejarían de estar crujientes.
Si se toman ensaladas con mucha frecuencia quizás sea muy práctico tenerla ya hecha envasada en unos pequeños contenedores especiales que venden para este uso exclusivo en los que directamente se puede preparar la vinagreta guardándolos después en la nevera o simplemente en biberones de cocina que se encuentran en los bazares de los chinos. Fijaros siempre al comprar en estos sitios que sean aptos para uso alimentario.
Sacarlos de la nevera unos minutos antes de usarlos porque el aceite estará muy denso debido al frío.