Si en un momento determinado necesitáis pan rallado y no tenéis en casa ni tampoco disponéis de pan duro, pero si tenéis pan blando, del día, del día anterior o congelado, podéis fabricarlo vosotros mismos en un momento.
Cortar la cantidad que necesitéis en rebanadas normales y colocarlas directamente encima del plato giratorio del microondas.
Programar, dependiendo de la cantidad puesta, 1, 2, 3 minutos… a potencia máxima dejando espacios libres para el período de reposo, es decir hacerlo “a ratitos”, nunca programando varios minutos de una vez.
¡Cuidado porque puede carbonizarse del todo!
Es decir que si programáis más tiempo de una sola vez, pretendiendo ir más deprisa, el pan se os quemará y empezará a echar humo.
El pan a medida que se calienta va perdiendo agua y se va endureciendo, pero debe hacerse poco a poco.
Luego, cuando se enfríe del todo, con una buena trituradora proceder a rallarlo y a utilizarlo.
Una vez conseguido comprobaréis que todas las paredes internas del microondas, así como la puerta, quedan recubiertas de vapor de agua, que es precisamente toda la humedad que se ha escapado del pan.
Si en lugar de este pan rallado normal preferís lo que se llama “pan provenzal “, para empanar simplemente unas croquetas de pescado o de marisco y darles de esta manera un “toque” especial, triturarlo junto con un ajito y unas hojas de perejil frescas, ya que el perejil seco no proporciona nada de sabor y mucho menos color o vitamina C.
Os recuerdo que el perejil fresco es el vegetal con más vitamina C, lo que pasa es que para que nos proporcionara la dosis recomendada deberíamos tomarlo a puñados.
Y hay que añadirlo siempre al final del guiso, justo al revés de lo que se hace.
Si os sobra este pan provenzal, guardarlo siempre en la nevera para que no se enmohezca ya que ahora no se le puede considerar pan rallado completamente seco puesto que conserva la humedad que le han proporcionado tanto el ajo como el perejil.
Si no lo vais a usar en mucho tiempo, guardarlo mejor en el congelador.
Tanto el pan rallado normal, como éste provenzal, así como el perejil picado y el queso rallado congelados … no necesitan previamente descongelarse para poder utilizarlos.
Como ninguno de ellos forma un bloque compacto, basta con sacar el tupper del congelador y separar, con la punta de un cuchillo pequeño la parte que se necesita, y el resto guardarlo de nuevo en el congelador sin necesidad de descongelarlo.
Si hemos sacado o retirado una cantidad grande y tenemos prisa, esparcirla al máximo en un plato, removerla y esperar tan solo unos segundos hasta que se descongele del todo y se pueda usar.