😛 Como en otras ocasiones, el blog deja de publicarse unos días durante la Semana Santa y volverá a estar con vosotros el lunes 13 de abril.
Espero que este post, Olla superrápida, por qué yo trabajo de diferente manera con ella, sea el último que escriba sobre las mismas, porque de los consejos y especificaciones que hacen de ellas algunos fabricantes ¡estoy harta, hasta la coronilla… y un poco más arriba!
Como usuaria de la misma desde hace muuuuuuchos años, cuando me enteré de su existencia allá por el principio de los años 80, como especialista en nutrición y como experta en técnicas culinarias modernas, mis consejos pueden diferir poco o mucho de lo que dicen los fabricantes, cuyo afán es solo vender.
¡Y, por desgracia, es más bien mucho!
Yo no vendo nada, porque mis ebooks tienen un precio representativo de 2,50 + IVA, y más de una persona y de dos me han regañado cariñosamente por ello.
Y no los regalo directamente, como el blog que es totalmente gratuito y no tiene ningún tipo de banner o publicidad, como muchos otros que ganan bastante dinero con ello, porque en nuestro país, por lo menos, lo regalado nunca se aprecia, ¡parece que no tiene calidad!
Pero antes, de los 18 libros que me publicó Espasa-Planeta, salvo los que estaban dedicados al microondas, o al Thermomix, el resto se refería a estas ollas, hasta el que era todo un tratado de nutrición, «Menús para estar sanos y no engordar», porque encima de la placa de calor solo necesito éstas, que uso para todo…, salvo para huevos y tortillas.
(Por cierto, mi primer ebook «Utiliza tu olla superrápida a tope», que «nació» en formato pdf, epub y kindle en 2011, ya está también en versión papel, editado por Bubok, y lo podéis adquirir en https://www.bubok.es/libros/
Así que voy a ir desgranando varias de las «lindezas» que los fabricantes afirman y, por supuesto desmintiéndolas 1 a 1, explicándoos, como siempre, los por qués.
1. Esta primera está en mi blog como comentario, que todos por supuesto podéis leer, y fue lo que le contaron a una de mis seguidoras hace unos días.
Me indignó tanto… que fue cuando decidí escribir este post, aunque lo publique ahora, mucho después.
«Esta mañana en el SAT me han afirmado que SÓLO las ollas que tienen su fondo gofrado pueden usarse para freír, asar y guisar. Las demás se pueden utilizar para “marear” el alimento como mucho, pero no para freír».
Esto es totalmente falso porque se puede y se debe freír, asar y dorar… en cualquiera de las ollas de 24 y 28 centímetros de diámetro, es decir en las series Inox y Hotel, tengan o no tengan este fondo en forma de panel de abeja.
De hecho yo tengo desde hace tan solo 2 años la olla de 12 litros y la uso para todo, lo mismo que hacía con mis primitivas, la de 6 y la de 8 litros y solo de 24 centímetros, que fueron las primeras que salieron, y que están como nuevas después de la «paliza» que recibieron, primero para mi uso particular, y después cuando yo impartía clases en mi escuela.
Cuando se trate de freír en un baño de aceite, por ejemplo, patatas, croquetas, pescado…, la olla-sartén será más cómoda exclusivamente por ser más bajita, nada más.
¡El fondo gofrado no interviene para nada en absoluto!
2. Cierre correctamente la olla y póngala en la placa del diámetro correspondiente al tamaño de la base de la olla, que está debidamente señalado en el fondo de la olla y conecte a toda su potencia la fuente de calor. En las cocinas eléctricas, el diámetro de la placa de cocción y el tamaño de la base de la olla a presión deberán ser iguales.
Otra afirmación totalmente falsa.
Yo tengo en mi escuela, que es donde cocino siempre, una placa de vitrocerámica fabricada en Suecia colocada desde que la inauguré en 1989, y el fuego más cómodo para cocinar, y el único que es halógeno tiene tan solo 18 centímetros de diámetro y siempre, desde el primer día, he usado las 2 ollas-sartén de 28 centímetros que ya tenía entonces y la de 12 que he adquirido hace poco.
El que manda siempre, y lo he escrito hasta la saciedad hasta en mi «chuletón», es el fondo difusor de la olla, de gran calidad, con 5 capas diferentes, que «difunde» o expande el calor hasta los bordes externos de la olla.
Como los fabricantes tienen baterías enteras, piezas sueltas de menaje, sartenes… de varios diámetros, ¿será que con esta afirmación pretenden que uno se compre muchas piezas diferentes y no una sola como yo os aconsejo?
Esta afirmación no es ni siquiera cierta en el caso de las placas de inducción, ya que, aunque no tengo ninguna, he probado mi olla de 12 litros y 28 centímetros sobre un fuego de inducción de 20 centímetros de diámetro y ha funcionado de maravilla, vigilándola por supuesto continuamente porque este tipo de placas «reacciona» demasiado deprisa.
3. No llenar nunca la olla más de 2/3 de su capacidad.
Esta es una verdad a medias, y solo se refiere a líquidos.
Si se trata de verduras de hojas cocinadas al vapor, encima de la rejilla o dentro de un cestillo, y con tan solo 10 cucharadas de agua debajo la olla, como os aconsejo, se puede llenar prácticamente hasta arriba.
¡Ojo! estoy hablando de hojas, espinacas, acelgas…
En mi olla de 12 litros yo meto 2 kilos de acelgas enteras frescas, hojas y pencas, la olla se queda rellena hasta arriba y se cocinan de maravilla.
Como merman muchísimo después de la cocción, puesto que tienen más de un 87 % de agua en su composición, al final en la olla solo hay verdura hasta la mitad de su capacidad.
4. Especialmente apropiadas para comidas que normalmente requieren largo tiempo de cocción.
Hasta hace muy poco tiempo las ollas exprés primero, y luego las superrápidas, se han utilizado exclusivamente para eso, y «parece ser» que es para lo único que quieren que las usemos.
Pero ya es hora de cambiar y de usarla para todo, como cazo, como cacerola tapada con su tapa de cristal (que siempre os recomiendo), para asar, freír, dorar…, para toda clase de guisos, tanto de carnes, como de pescado o de verduras, para cremas y sopas, para arroces… para cocinar al vapor, en definitiva para todo.
5. La olla a presión sólo se debe abrir después de haberla enfriado.
La olla no se debe enfriar nunca, salvo que notemos que huele a «quemado», y bastante mejor que echarle agua fría por encima o por debajo, es preferible ir eliminando la presión interior con el dedo, suavemente y muy poco a poco.
Protegeros con un paño porque el vapor, aunque se elimine muy despacito, está a 100º y puede quemar.
6. Antes de usarla por primera vez, hay que lavar con agua caliente y detergente la olla, la tapa y la junta de goma.
No hace ninguna falta, con aclararla simplemente con agua ya es suficiente.
Y la goma, ya insistiré en ello más adelante, cuanto menos la manipuléis mejor.
Viene «recubierta» de un polvillo ligerísimo blanco que hará que se deslice con facilidad a la hora de usarla y que no conviene retirar.
7. La válvula es un dispositivo de seguridad. Comprueba si la pequeña cápsula de la válvula está fuertemente apretada. Si no es así, enrósquela firmemente.
Esto sí es muy importante, comprobando al mismo tiempo que el tornillo que se ve por el revés de la tapa también está apretado «a tope».
Aunque «se supone» que las ollas al final de su fabricación pasan por un «control de calidad», a varias personas se les ha caído la válvula con su correspondiente muelle dentro de la preparación que estaban realizando… , ¡con el consiguiente susto!
8. En cuanto el contenido de la olla comience a hervir, lo primero que escapará por la válvula será el oxígeno del aire.
Esto es verdad, pero la mayoría de las veces este «escape» pasa desapercibido y notáis casi inmediatamente después que la válvula empieza a subir.
Pero a menudo, y por ello os lo quiero aclarar ya que es importantísimo, en el interior de la olla, cuando su contenido empieza a hervir, justo dónde la válvula se va a «cerrar», se coloca una burbuja de aire.
Entonces, por el ruido muy suave que hace la olla, nos damos cuenta de que ya ha empezado la ebullición en el interior, pero la válvula está «perezosa» y no empieza a subir.
En estos casos, y solo en estos casos, con los dedos, levantar ligeramente el capuchoncito de la válvula, con un sencillo toque, como para ayudarla a subir.
Inmediatamente veremos que empieza a subir con total normalidad.
9. A pesar del recubrimiento de fondo duro de titanio, sumamente resistente le recomendamos utilizar cucharas y tenedores sintéticos o de madera para dar vuelta o remover la comida.
Falso a medias.
Para remover, en cualquier recipiente metálico, aunque sea una cacerola antigua, contrariamente a lo que se sigue viendo en las cocinas de muchos restaurantes, hay que remover con herramientas de madera, mejor que de silicona, ya que el ruido continuo resulta molestísimo.
Y para que se «higienicen» completamente, lavarlas en el lavavajillas, aunque las tengáis qu reponer de vez en cuando.
Deberán ser además piezas largas para que no se nos «cuelen» dentro de la olla.
Pero para dar la vuelta a trozos de carne, tanto pequeños como grandes, hay que usar pinzas largas de cocina de acero inoxidable, resistentes y fuertes, para que puedan hacerlo con facilidad si la carne pesa.
Estas pinzas también deberán ser largas, para que las salpicaduras que siempre se producen, puesto que estamos friendo, no nos quemen los brazos o las manos.
Por ello una tapa adicional de cristal del mismo diámetro de la olla es totalmente imprescindible, como os he explicado en mi ebook y en varios posts.
Solo mancharemos y salpicaremos la placa de calor, al destapar para dar la vuelta a estos alimentos que estamos dorando, friendo o haciendo como a la «plancha».
Nunca usar tenedores, por muy largos que sean, porque no hay que pinchar las carnes nunca, ni siquiera cuando estamos friendo un simple filete.
10. Purgado rápido del vapor: Enfriar el borde de la olla bajo un chorro de agua fría (sólo el borde de la olla, ya que de lo contrario, el agua podrá ser aspirada hacia el interior de la olla).
Esto es algo que no se debe hacer nunca de esta manera, y ya lo expliqué en un post, porque puede resultar peligrosísimo.
Si hay que hacerlo a la fuerza, y ya os he explicado en el punto 5 la única ocasión en la que hay que realizarlo, forzar la expulsión del vapor muy despacito, a mano apretando con el dedo y un paño la válvula de presión.
11. Quitar la junta de goma de la tapa después de cada uso. Lavar cuidadosamente la junta de goma asi como la tapa, especialmente por su lado exterior.
Vuelve a ser falso.
En cantidad de ocasiones, sobre todo si trabajáis con cualquiera de las ollas de 24 o 28 centímetros de diámetro, que son un poquito altas, la tapa de presión no se va a manchar en absoluto, por lo que no hay que trabajar inútilmente.
Además, cuanto menos toquéis la goma, más tiempo os durará.
Esperar a que toda el agua de condensación de la tapa se haya enfriado, aunque también se puede hacer en caliente, inmediatamente después de abrirla, y absorberla o embeberla con una bayeta o spontex limpias.
Si queréis retirar la goma a toda costa, ¡y eso se lo callan! hay que esperar a que esté completamente fría.
Si se retira en caliente, se irá dilatando, irá cogiendo holgura y tendréis que cambiarla más a menudo.
Si por el motivo que sea no podéis esperar, enfriar toda la tapa, con su goma puesta, debajo del grifo del agua fría y luego retirarla.
12. La suciedad, incluso si es fuerte y está quemada o incrustada, no debe ser retirada utilizando medios agresivos como cuchillos, esponjilla de acero o trapo de cobre. En tales casos, dejar la olla a remojo con agua caliente y detergente durante un tiempo prolongado y después eliminar los residuos residentes con un cepillo de fregar, una esponja o un trapo.
Totalmente falso y os voy a explicar por qué.
Si la olla se pega, por el motivo que sea, y se ha pegado bastante, la primera medida de urgencia es cubrir todo lo pegado con agua, o con vinagre corriente, y calentarla hasta que dé un hervor.
Rascar entonces este fondo con una cuchara de madera hasta despegar todo lo pegado.
Luego, y es preferible que la olla esté caliente porque se hará con más facilidad, frotar fuertemente con un estropajo verde fuerte, tanto el fondo como las paredes internas de la olla hasta que estén tan brillantes como al principio.
Como hay 3 tamaños de estos estropajos, escoger el mediano o el grande, simplemente porque tendréis más superficie de fregado, frotado o rascado.
¡Cuidado, usar únicamente un lavavajillas corriente, Mistol por ejemplo!
Si no lo hacéis así, será casi imposible que la olla recupere su aspecto primitivo, y a los pocos usos, al estar parcialmente sucia, parecerá ya vieja.
Lo que no podéis frotar nunca con esta clase de estropajo son sus paredes exteriores que están pulidas y parecen casi plata.
13. Si la base exterior de la olla, es decir su fondo difusor, se ensuciase por fuera, porque se ha colocado la olla sobre una superficie sucia o aceitosa, algo que no debería suceder, o porque hayan chorreado restos de alimentos hasta aquí, al vaciar el contenido de un guiso, que tampoco debería suceder, y este fondo exterior aparece sucio, y su reborde, es decir su unión con el cuerpo de la olla empieza a ponerse negro, no dejéis que esta suciedad vaya a más porque, al final, la olla parecerá vieja rápidamente.
Frotar este fondo difusor y su reborde de la misma manera que os he indicado para su limpieza interior, es decir estropajo verde fuerte hasta que todo lo negro desaparezca.
En este caso, y solo en este caso, para este fondo exterior, podéis usar un producto algo más «fuerte» que el Mistol, como es el gel Cif que limpia de maravilla.
14. Quisiera comentar desde aquí, algo que os está pasando a algunos, a mí solo a veces, y para lo cual no encuentro explicación, y es lo siguiente.
Imaginaros que la olla sube normalmente, no suelta ni una gota de agua, en cuanto aparece la segunda rayita de la válvula se baja el fuego para que no se sobrepasen dichas rayitas ni una chispa, se termina el tiempo de cocción, se apaga, la válvula empieza a bajar y, de repente empieza a soltar vapor como una loca, dándonos el correspondiente susto.
No se la toca para nada, y cuando se puede abrir, porque ya la válvula ha bajado completamente por su propio peso, se comprueba que el guiso está perfecto.
¿Qué ha pasado en estos casos? ¡Si alguno lo sabe…, por favor que nos lo cuente!
Si en algún momento, porque todavía no domináis la olla o vuestra placa, las 2 rayitas de la válvula se sobrepasaran, aunque no haya salida de vapor, retirarla inmediatamente del fuego hasta que solo aparezcan únicamente las consabidas dos rayitas.
Esto quiere decir que, durante breves instantes, tanto la olla como los alimentos han estado sometidos a un exceso de presión, y por tanto a un exceso de temperatura, lo cual no es bueno.
15. El fabricante garantiza el presente producto durante 10 años por defecto de material o de fabricación.
Habría que saber exactamente a qué llaman ellos defectos de material o de fabricación, y por qué, de repente, sus ollas ya no tienen 20 años de garantía, como antes.
¿Estarán programadas con la moderna obsolescencia?
Antes, desde luego debía ser una ruina porque mis 4 ollas «antiguas», tienen más de 20 años, con una frecuencia de uso totalmente «anormal»… y siguen impertérritas.
16. Tabla de los tiempos de cocción
En cuanto a los tiempos de cocción que ellos indican, mi consejo es que ni siquiera los ojeéis porque, al recomendar cocciones tan largas como ellos hacen, se destruyen muchas vitaminas, lo que se llama «muerte en la olla».
Muchas preparaciones, además, os saldrán deshechas, como puré.
Ya sabéis lo que decían en su Manual Teórico-Práctico de Alimentación y Nutrición las editoras y doctoras Clotilde Vázquez jefe de Nutrición del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, ahora del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz, y Ana Isabel De Cos de la sección de Nutrición del Hospital Puerta de Hierro también de Madrid: “Se sabe que las vitaminas se pierden menos con temperaturas elevadas durante poco tiempo que con temperaturas más bajas durante un tiempo más largo».
(Por ello trabajo siempre en lo que ellos llaman nivel 2 de cocción, es decir con las 2 rayitas de la válvula de presión visibles.)
«La cocción a presión es pues el mejor método de cocción cuando se realiza correctamente»
Dicho todo lo dicho, cada uno es muy libre de seguir unos u otros consejos.
Sí os pediría un favor: si la usáis como ellos aconsejan y os surgen problemas acudid directamente a ellos que os aseguraran que es «¡porque no la usáis correctamente… y se quedarán tan frescos!
Si me seguís diciendo, como pasa todavía demasiado frecuentemente, «en el libro de instrucciones pone, o dice, o afirman…», sintiéndolo muchísimo no os contestaré, ¡¡aunque muchos me llamen «borde».
¡Con este dichoso tema he llegado a la saturación total y absoluta!
Y para que no quede ninguna duda, os adjunto 3 fotos hechas por mí, ¡ya sabéis que no es mi fuerte!, en las que podéis ver el conjunto que compré hacia 1980 de mi olla más antigua, la de 8 litros y 24 centímetros de diámetro, que entonces se vendía conjuntamente con una tapa sin presión, pero también de acero, del interior de dicha olla, y de su fondo exterior, y que, desde el primer día, he fregado como os acabo de explicar, frotándola siempre con un estropajo verde fuerte.
Una última advertencia:
Si cuando la válvula de presión de la olla baja no estáis en la cocina, o pasa un cierto tiempo, y la olla se enfría un poco, después, cuando ya se ha empezado a hacer una especie de»vacío» en su interior, puede costar un poco de trabajo abrirla porque las asas negras de la tapa están como «pegadas» con las asas negras de la olla.
En estos casos, sobre todo si se tiene poca fuerza en las manos, se le pueden dar pequeños golpecitos, pequeños, a las asas superiores, que son las de la tapa, con mucho cuidado, con un mazo de goma, de plástico o fibra.
Con ese pequeño golpecito, la tapa se «desencaja», empieza a deslizarse, y la olla se puede terminar de abrir con toda facilidad.
Siempre más vale «maña que fuerza», y trabajar o pensar un poquito más con la cabeza para «trabajar» menos con las manos o con el resto del cuerpo.
😛 ¡Estupendas vacaciones para todos!»
Me volveréis a leer el lunes 13 de abril.