Ya hemos hablado en varios posts de los hidratos de carbono de absorción rápida y de absorción lenta, y ambos también se denominan azúcares o glúcidos rápidos y lentos.
1. Aunque todos los hidratos de carbono tienen las mismas calorías, 4 por cada 100 g, ya vimos en el post que solo se podían contabilizar el 75% o el 80% de los mismos, es decir 3,2 calorías.
Pero además, no todos se comportan de la misma manera y por tanto no son iguales.
2. Los hidratos de carbono de absorción lenta o glúcidos lentos son absorbidos o digeridos por nuestro organismo de una manera lenta proporcionándole por tanto una energía lenta pero duradera, es decir que van liberando la glucosa poco a poco y son el mejor “carburante” para nuestro cerebro.
Estaremos saciados durante más tiempo, no tendremos hambre ni estaremos cansados y por tanto no tendremos la necesidad de picotear.
La liberación de insulina que producen es baja y lenta y se dice que tienen un índice glucémico bajo.
3. Estos glúcidos son especialmente importantes para los diabéticos, para los que sufren comas hipoglucémicos aun no siendo diabéticos y para los que quieren adelgazar o mantenerse en forma y no engordar.
La hipoglucemia no necesariamente tiene que estar enmarcada en un contexto de diabetes ya que puede ocurrir por una secreción inadecuada del páncreas, lo que se llama hiperinsulinismo, y puede darse en personas normales y sanas pero que tienen un pequeño error metabólico o desrregulación en la función de su páncreas.
A ellos no les valen las recomendaciones y dietas de los diabéticos. Estas personas comen bien, pero a las pocas horas su páncreas vuelve a segregar insulina que motiva las bajadas de azúcar.
A ellos se les recomienda que predominen en su dieta los hidratos de carbono de absorción lenta para alargar el tiempo entre estos picos de insulina y digamos «apaciguar» su páncreas...
4. La insulina es una hormona que favorece la acumulación de grasa por parte de nuestro organismo, pero al segregarse despacio y en pequeña cantidad ayuda a conservar la línea y no engordar.
Por tanto estos glúcidos lentos tomados con moderación, como siempre, no contribuyen a la toma de kilos.
5. Los glúcidos lentos están presentes en la mayoría de las frutas y verduras, las legumbres, la pasta al dente, el arroz blanco poco cocido, en su punto, aunque mejor es el vaporizado y el integral, los copos de avena y en ciertas clases de pan, integral, de centeno, multicereal… es decir cuando la harina de su fabricación está poco “trabajada”, no excesivamente molida y el pan aparece con aspecto denso, compacto, como apretado o comprimido, justo lo contrario de lo que a la mayoría de las personas les gusta, un pan muy blanco, aireado, ligero… y ¡muy peligroso para el control del peso!
6. Al revés, si se ingieren hidratos o glúcidos rápidos, el azúcar en sangre subirá vertiginosamente, casi de inmediato, recibiéndose como un “chute” de energía que durará aproximadamente 1 hora, pero rápidamente bajará a un nivel más bajo que el normal.
De repente os encontraréis cansados, hasta deprimidos y tendréis la necesidad de picar, justamente lo que más apetece que es lo que más engorda.
Por ser la descarga de insulina tan rápida, tienen un índice glucémico alto y son los que van a contribuir al sobrepeso.
Todos los que toman dulces caseros sustituyendo el azúcar por un edulcorante artificial… pensando que así no van ganar peso… «lo llevan claro».
La harina blanca tiene casi las mismas calorías que el azúcar y un índice glucémico alto, y los huevos, la mantequilla o el aceite, la nata… tienen también las suyas.
Si se quiere adelgazar o no engordar habrá que consumir dulces… ¡solo de vez en cuando!