Comer o alimentarse, ¿alguien nos ha enseñado a hacerlo?
Antes de nada habría que establecer la diferencia entre comer y alimentarse.
El diccionario define comer como tomar alimentos por la boca, tengan o no tengan nutrientes, especialmente alimentos sólidos, masticándolos y tragándolos para que pasen al estómago.
Alimentarse es ingerir alimentos que tienen un valor nutricional, es decir que son ricos en nutrientes como proteínas, hidratos de carbono, grasas, vitaminas, minerales y agua y que nos ayudan a mantenernos saludables y con energía.
A comer en el sentido de alimentarse nadie nos ha enseñado. Todo lo más, y no siempre, nos han indicado «modales», es decir cómo teníamos que sentarnos en la mesa y cómo usar correctamente las herramientas, es decir el tenedor, la cuchara y el cuchillo.
Los niños pequeños cuando empiezan a comer cogen estas piezas como puñales porque no son capaces de hacerlo de otra manera pero, a medida que van creciendo, hay que explicarles cómo hacerlo adecuadamente. Esto, en mi opinión, se llama educar, aunque puede que a muchos les parezca extraño y pasado de moda.
Si nadie nos ha enseñado a alimentarnos, ¿cómo hacerlo correctamente?
Francisco Grande Covián, médico e investigador español del siglo pasado, fundador y primer presidente de la Sociedad Española de Nutrición ya hablaba de que se tenía que enseñar a los niños en el colegio, cuando eran pequeñitos.
Desde entonces mucho se ha dicho al respecto pero prácticamente nada se ha hecho.
Ahora, y dado el problema de sobrepeso y obesidad que tenemos en nuestro país, tanto en niños como en adolescentes y mayores, una verdadera epidemia, en algunos colegios se están empezando a tratar estos temas.
Así que he decidido reunir una serie de posts con aclaraciones o recomendaciones a este «saber comer» que, si se alargan podrían convertirse en mi décimo ebook.
Mi noveno libro digital, «Como adelgazar sin dietas y no volver a engordar», que podéis conseguir en formato pdf + epub, o en Amazon en formato Kindle es un tratado completísimo de nutrición, pero en estos posts me voy a limitar a hablar de qué tenemos que comer a lo largo de los días, semanas, meses y años para disfrutar de una buena salud hasta el final de nuestros días.
Esto se me ha ocurrido porque recibo casi a diario comentarios en mi blog de personas que están convencidas de que comen bien y de manera saludable, pero luego cuando siguen contando lo que comen se da uno cuenta rápidamente de que «no saben comer» porque nadie les ha enseñado nunca a hacerlo y, lo más preocupante, es que no saben que no saben.
Están convencidos de que «comer bien» es comer únicamente de todo lo que les gusta, en la cantidad y en el momento que les apetece, aunque no sea ni variado, ni equilibrado, ni nutritivo.
El desayuno «casi oficial» hasta en muchos hospitales de la Seguridad Social en Madrid son los churros o porras, ricos y apetecibles que, tan solo de vez en cuando, se podrían tomar. Los que se además encuentran hoy día están fritos en aceites de dudosa procedencia, «cansados», es decir muy reutilizados y tienen demasiadas calorías por mucho que los escurran. Son un típico producto procesado,
Además de aprender a comer hay que saber también cómo se deben tratar y cocinar todos nuestros alimentos desde el momento de su compra hasta su ingesta para que no pierdan sus buenas propiedades. Y esto es algo de lo que no se ha hablado nunca hasta ahora, a pesar de ser muy importante, importantísimo.
Tenemos unos alimentos cada día más variados, mucho más que hace unos años pero, en el caso de hortalizas en general y verduras en particular por ejemplo, están criadas de una manera tan intensiva que su riqueza en vitaminas y minerales está muy disminuida y, si además se manipulan mal, perderán lo poco que les queda.
Muchos entonces acuden a los superalimentos, muchos desconocidos hasta ahora, y que son fruto de un marketing escandaloso y engañoso.
En Internet podéis encontrar cientos y cientos de estos superalimentos, algunos que os “sonarán” y otros totalmente desconocidos.
Los que ya los estén “disfrutando” deberían saber que probablemente no les sentarán mal, dependiendo de la cantidad ingerida, pero que no les aportarán ningún plus, aunque el efecto placebo funciona muy bien en algunos individuos.
La EFSA, por sus siglas en inglés «European Food Safety Authority», y en castellano Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria, es una agencia de la Unión Europea, UE que empezó a ser operativa en 2002.
Su sede permanente se localiza en Parma, Italia y su principal objetivo es evaluar de forma consultiva las declaraciones de propiedades saludables o nutricionales de los alimentos y de muchos medicamentos.
La EFSA recibe las peticiones de autorización a través de los Estados miembros. Luego los expertos de la Comisión Europea y las autoridades nacionales las valoran y autorizan o vetan la comercialización de dichos productos alimentarios expresando una opinión favorable o negativa. Este proceso de evaluación dura como mínimo cinco meses.
La EFSA afirma que suele rechazar un 80% de las solicitudes.
Como lo que más se asemeja a lo que debe ser una buena alimentación viene ya indicado en el post que os puse de Myplate, y como los vegetales ocupan un poquito más de 1/4 de dicho plato, el próximo día empezaremos a hablar de todos los vegetales que debemos consumir y cómo cocinarlos.
En lo que sí quisiera insistir es en lo que acaba de declarar hace tan solo unos días María Neira, directora de Salud Pública y Determinantes Ambientales y Sociales de la Salud en la OMS, y transcribo sus palabras.
«Hay que decidir si queremos seguir usando la alimentación para destruir nuestra salud o no. Tenemos que volver a adoptar pautas de alimentación que no nos hagan daño a nosotros mismos.
Es probable que nuestros hijos vivan menos que nosotros”.
Para los muchos seguidores míos a lo que les gusta el Dr. Mario Alonso Puig, les recomiendo este youtube sobre el impacto de la alimentación sobre nuestra inteliegencia.