La medida del abdomen o perímetro abdominal es el que se mide con una cinta métrica alrededor de la cintura pasándola por el ombligo. Si no hubiera ningún tipo de sobrepeso coincidiría con el perímetro de la cintura.
Cuando no hay kilos de más, sino que se trata de personas grandes y fuertes anchas por todas partes, las cifras serán más elevadas que en personas con un tallaje normal, pero si sus cifras de IMC o Índice de Masa Corporal están dentro de la normalidad, no tendrán por qué tomarse esta medida.
Sin embargo, cuando las cifras de IMC indican que hay sobrepeso u obesidad, los médicos han llegado recientemente a la conclusión de que aunque los kilos de más estén distribuidos por todas las partes del cuerpo y son siempre dañinos para la salud, lo son todavía más si éstos se acumulan alrededor del abdomen formando un abultamiento que es lo que se llama grasa abdominal o visceral, u obesidad abdominal y habrá que medir siempre este perímetro.
Esta obesidad abdominal, también llamada obesidad en forma de manzana u androide, es la más corriente hoy día en ambos sexos, mientras que la que se acumulaba antes más frecuentemente en las mujeres en muslos y caderas se llama ginoide o en forma de pera.
La Sociedad Española de Cardiología considera que las cifras normales de este perímetro abdominal deberían estar por debajo de los 88 centímetros para las mujeres y por debajo de los 102 para los hombres. Superando estas cifras se entra ya en zonas de peligro, con una gran predisposición a padecer enfermedades cardiovasculares, la primera causa de muerte en los países industrializados por delante del cáncer.
Esta grasa acumulada que se denomina vulgarmente «michelines o flotadores» o abdomen voluminoso es más peligrosa que los kilos de más repartidos por todo el cuerpo. No se sabe bien por qué, pero parece ser que las células grasas u adipocitos tienen una composición distinta según la parte del cuerpo en la que se acumulan, y las de esta zona son mucho más activas que las de los muslos a la hora de segregar sustancias perjudiciales.
Además, en esta zona abdominal, se encuentran localizados una gran cantidad de órganos muy importantes y delicados como el estómago, el páncreas, el hígado, el bazo, la vesícula…
Un artículo publicado en The Journal of the American Geriatric Society demostró que las mujeres mayores, cuanto más peso tenían peor memoria y el efecto era más pronunciado si el exceso de grasa estaba en el abdomen, precisamente por la composición de esta grasa.
El estudio multinacional IDEA, International Day for Evaluation of Abdominal Obesity publicado en el Clinical Endocrinology Journal llegó a la conclusión de que había que tomar ya siempre esta medida del abdomen ya que esta obesidad abdominal, además de ser pandémica, predispone a sufrir lo que se llama síndrome metabólico que engloba una serie de enfermedades, hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, aumento de triglicéridos… y habría que tomarla como parámetro de referencia en la práctica clínica diaria.
Las cifras que se barajan para medir esta obesidad abdominal o visceral van cambiando a medida que se van viendo los estragos que produce y ciertos cardiólogos como Valentín Fuster consideran como peligrosas cifras de más de 80 centímetros en las mujeres y más de 100 en los hombres.
Postdata. Como este post, como otros muchos, está escrito hace un mes, tengo que añadir algo más. El jueves pasado, 24 de febrero, tuve la gran suerte de acudir a una lección magistral de Valentín Fuster en la Fundación Rafael del Pino de Madrid, «Salud, Juventud y Vejez» con un lleno hasta la bandera y previa invitación y reserva desde hace más de un mes.
A mitad de su charla, que duró hora y media, copio las palabras que él dijo: » Señores, cuando esta noche lleguen a su casa, cojan una cinta métrica y mídanse el perímetro de su abdomen» y volvió a repetir las cifras de su libro, 80 y 100, no más.