Desde hace muchos años, bastante antes del nacimiento de este blog, sois “cantidad” los que os habéis dirigido a mí pidiéndome una receta o consultándome algún problema que habéis tenido a la hora de elaborar un bizcocho sin azúcar.
Antes de nada yo establecería 3 casos bien diferenciados de personas que hacen o quieren hacer este tipo de bizcochos:
1. Personas no diabéticas pero que quieren reducir la ingesta de calorías y pretenden tomar a menudo bizcochos y no engordar, incluso los prueban a hacer con harina integral.
2. Personas que ya saben que son diabéticas y entre ellas hay 3 subgrupos.
a) Las que padecen diabetes de tipo I, es decir son insulino dependientes por lo tienen que pincharse insulina a diario y son diabéticos normalmente desde niños o desde la adolescencia.
b) Las que sufren diabetes de tipo II, es decir que no se tienen que suministrar todavía insulina y se controlan con pastillas, una manera de comer correcta y ejercicio.
Para estos casos el antidiabético metformina es un gran aliado.
Esta clase de diabetes no insulinodependiente se presentaba hace unos años solo en personas mayores, normalmente con sobrepeso o con antecedentes familiares, pero ahora y precisamente por el grado de sobrepeso e incluso de obesidad de nuestros niños, cada vez es más frecuente encontrarla a edades más tempranas.
c) Las mujeres que después de un embarazo en el que ya se les manifestó lo que se llama una “diabetes gestacional” siguen siendo diabéticas, en general por antecedentes familiares.
Esta clase de diabetes se manifiesta porque las hormonas del embarazo, en determinadas ocasiones, bloquean el trabajo que hace la insulina y entonces los niveles de glucosa se incrementan en la sangre de la mujer.
Estos altos niveles de azúcar en sangre suelen volver a la normalidad después del parto.
Sin embargo, las mujeres con diabetes gestacional deben vigilarse cuidadosamente después del parto y en citas regulares con el médico para buscar signos de diabetes.
Muchas mujeres con diabetes gestacional desarrollan diabetes al cabo de 5 o 10 años después del parto y el riesgo puede incrementarse si son obesas o se han quedado después del parto con varios kilos de más.
3. Personas que no saben todavía que son diabéticas pero que desgraciadamente lo son.
El estudio di@bet.es realizado por la Sociedad Española de Diabetes (SED) afirma que el 13,5 % de la población adulta española padece diabetes, en su mayoría de tipo 2, y la mitad de ellos no lo saben, lo que puede representar más de 2 millones en la actualidad.
Además el 60% de éstos es obeso, casi la mitad presenta problemas de hipertensión arterial, el 30% fuma, y el 70% es sedentario.
Por ello las personas que ya tienen alguno de estos 4 factores, o más de 1, o los 4 deben realizarse analíticas periódicas para saber sus niveles de glucosa ya que una diabetes no conocida y por tanto no tratada no da síntomas durante mucho tiempo y cuando da la cara suele presentar problemas de salud muy graves, algunos de muy difícil solución, como la retinopatía diabética, la ceguera, la amputación de extremidades … y otros muchos.
1. Para las personas del primer grupo, los que quieren rebajar las calorías de un bizcocho, recordarles que la harina con la que se elaboran tiene → 348 calorías por 100 g, los huevos → 150, la grasa si es aceite de oliva que es bastante más sano que la mantequilla → 900 calorías y el azúcar que quieren eliminar → 373 con la particularidad de que la cantidad de harina necesaria para elaborarlos es bastante mayor que la de azúcar, puede ser el doble.
O sea que es “el chocolate del loro” y sucede lo mismo cuando alguien en un restaurante después de una comida pantagruélica se toma el café con sacarina ahorrándose las 50 o 55 calorías del sobrecito de azúcar.
Si estas personas no quieren engordar deben tomar pocos bizcochos, solo de vez en cuando, completos, es decir con su azúcar correspondiente y disfrutar del momento procurando después aumentar el ejercicio para quemar las calorías que han ingerido de más.
2. Para los que ya son diabéticos, tienen que procurar ir olvidándose poco a poco del sabor dulce, como muchos diabetólogos aconsejan.
Muchos productos dulces especiales para diabéticos que afirman en su publicidad que no llevan azúcar, efectivamente no llevan sacarosa, pero suelen llevar fructosa, que es un azúcar que en pequeña cantidad ellos sí pueden metabolizar pero que según el Dr.Esteban Jodar, Jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Quirón de Madrid y actualmente Profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Europea de Madrid «es por lo menos tan mala como la sacarosa».
Además el diabético tiene que controlar no solo el azúcar sino la cantidad total de hidratos de carbono y de grasa que ingiere al día.
La harina que se usa normalmente es blanca, y por tanto un hidrato de carbono de absorción rápida, es decir que va a producir un pico de glucosa en sangre casi instantáneo.
El día que quieran celebrar algo especial y quieran tomar un trocito de dulce, mejor normal o «entero», deberán a lo largo del día no tomar ningún otro hidrato de carbono y ese mismo día incrementar también el ejercicio para «quemarlo».
3. Y finalmente para las personas que no saben todavía que son diabéticas, simplemente si tienen kilos de más u obesidad, tampoco deberían tomarlos, por muy golosos que sean por los mismos motivos explicados anteriormente.
Por muy sanos que sean, suponiendo que sean caseros, van a influir en el número de calorías que ingieren, van a ir aumentando su sobrepeso, y cuanto mayor sea éste más probabilidades tendrán de sufrir lo que hoy se llama «síndrome metabólico» que es todo un conjunto de cuadros o «enfermedades»→ hipertensión arterial + diabetes + colesterolemia + niveles altos de triglicéridos + exceso de grasa alrededor de la cintura.