Aunque hoy es un día muy importante para todos los que somos creyentes, Viernes Santo, voy a seguir publicando posts puesto que a muchos os gusta.
Infusiones para los que no les gusta beber agua.
Hay personas a las que no les gusta
– beber agua, ni del grifo ni embotellada,
– o que nunca tienen sed.
Y conozco a personas que reúnen ambas «premisas». A ellas va dirigido este post.
La cantidad diaria recomendada de agua oscila entre un litro y medio a dos, es decir unos 6 u 8 vasos diarios.
!Hay que beber! y no hay nunca que reemplazar el agua por refrescos industriales, aunque sean light, y mucho menos por bebidas energéticas que se han puesto de moda y no solo entre nuestros adolescentes.
Si queréis ampliar vuestros conocimientos sobre estas bebidas energéticas industriales acudid al magnífico blog Scientia de José Manuel López Nicolás. Hoy pues vamos a hablar de infusiones, que pueden sustituir al agua puesto que hay una gran variedad de ellas, totalmente naturales, sin azúcar y sin cafeína que muchos no pueden tomar.
Tenemos por un lado las infusiones Yogi Tea y las Pukka con una infinidad de sabores.
Hoy ya se encuentran en muchas grandes superficies, herboristerías, farmacias…, y en Amazon.
Las que se encuentran por todas partes, nacionales, suelen ser muy malas, y conste que las he probado todas. No saben a casi nada.
Y si son de marca blanca peor que peor.
Como hay entre las dos marcas buenas que os he puesto cantidad de sabores, dependiendo de la mezcla de plantas que lleven, tomarlas según os gusten al paladar, pero nunca pensando en que tienen un efecto terapeútico porque dudo mucho que lo tengan.
Podéis encontrar un gran surtid0 en Amazon o en www.planetahuerto.es que es dónde las adquiero yo, porque ni me gusta el agua ni tengo sed normalmente.
Tampoco hay que estar bebiendo agua a todas horas, como se ha puesto últimamente de moda, salvo que se haga un gran ejercicio, hoy algo muy difícil, a no ser que se esté realizando un gran ejercicio… !en casa¡
Beber agua a todas horas no adelgaza como muchos dicen.
Caeríamos en la potomanía (del griego ‘ποτος’, potos = bebida, y manía del latín ‘mania’, y éste del griego ‘μανία’= locura, demencia) o deseo impulsivo de beber grandes cantidades de líquidos.
Se caería en un trastorno del control de los impulsos.