Si no se tienen ganas de guisar por la noche, algo muy comprensible, no hay por qué hacerlo ya que existen otras muchas posibilidades, sobre todo si queréis alimentaros bien y que toda vuestra familia también lo esté.
Si os organizáis bien y guisáis tan solo 1 vez a la semana podéis hacer una mayor cantidad de muchos platos que consumiréis para las cenas.
Y los niños, cuando ya hayan incorporado todos los alimentos a su alimentación, a partir de los 14 meses más o menos, deberían tomar lo mismo que sus padres, siempre que sea sano, todo ahora muy cortadito y nunca triturado ya que, si abusáis de los purés, no se les desarrollará bien la mandíbula al no ejercitarla, un problema con el que se están encontrando los odontólogos cada día con más frecuencia, y en muchas ocasiones tienen que sacarles las muelas cuando empiezan a querer salir.
Si os gustan las sopas, y muchos en invierno no pueden prescindir a esta hora de algo calentito, teniendo en el congelador algunas raciones de caldo casero totalmente desgrasado, preparar una sopa de fideos, sémola o tapioca en el microondas, en el mismo plato en el que se va a tomar, tapado con otro plato del mismo tamaño invertido os costará tan solo 2 o 3 minutos a potencia máxima.
Si no tenéis caldo, buscar alguno en brick que no lleve ni aceite vegetal ni ningún aditivo, ya que los hay y buenos.
Si es verano podéis tener también siempre hechos gazpacho y salmorejo que también tomarán los niños, máxime si tenéis la suerte de poder cenar con ellos. Los niños «copian» lo que ven y querrán lo que vosotros estéis tomando.
Si los niños van a la guardería o al colegio, como os entregarán los menús de toda la semana, podéis acoplar las cenas para que tomen las “5 raciones” al día, entre verduras y frutas, y que haya además una gran variedad. ¡¡Muchos no las toman ni de lejos!!
Olvidaros de los “fritos” de noche, normalmente precocinados, con grasas malas y muy calóricos ya que suelen tomar más que suficientes fuera de casa.
Y con las pizzas si son también precocinadas pasa lo mismo que con los fritos, o con las salchichas que les encantan.
Aunque sean de pavo o de pollo, como son productos muy elaborados, llevan muchos aditivos y solo deberían tomarlas muy de vez en cuando.
El problema del sobrepeso y la obesidad infantil empieza por una alimentación inadecuada desde muy chiquititos.
Si tomáis normalmente verduras, rehogadas con ajitos o taquitos de jamón, o al natural aderezadas con una buena vinagreta o simplemente con aceite, también se pueden tener siempre a mano pues se conservan y congelan estupendamente.
Preparar una ensalada variada con endibias, cogollos de lechuga, o tomate os costará poquísimo tiempo. Podéis echar mano de las bolsas de 4ª gama. Si les acostumbráis desde pequeñitos, ¡claro que se las tomarán!
En lugar de los clásicos embutidos envasados, aprovechar todas las conservas de pescado que son buenísimas y mantienen sus magníficos ácidos grasos omega 3.
Puede ser atún o bonito al natural o en aceite, siempre de oliva, lomos de caballa, sardinas o sardinillas de lata… que ingeridas con su espinita son una buena fuente de calcio.
El queso, y tenemos una enorme variedad tanto frescos como curados o semi, mejor en taco, es decir ni quesitos ni loncheado.
El jamón loncheado mejor que el chopped, y si fuera cortado en casa todavía mejor pues ahora hasta al jamón envasado le están poniendo hasta 3 y 4 aditivos para que dure 1 año. ¿Hay alguna necesidad de que dure tanto?
Los huevos en todas sus versiones menos fritos con puntillas, pasados por agua, revueltos, en tortilla, escalfados, a la plancha, y si me apuráis hasta duros. Si tenéis suerte, y depende en gran medida del tiempo que ha transcurrido desde la puesta, podéis conseguirlos con la yema sin cuajar del todo… ¡¡en el microondas!!
Si lo acabáis de sacar de la nevera, que es dónde siempre deben estar, programar como siempre 30 segundos a 300 o 350 vatios de potencia, esperar 1 minuto para el período de reposo y programar después 10 segundos más a la misma potencia, o 15, o 20 probando poco a poco.
También es importante la aportación de calcio incluso a esta hora, tanto para niños como para mayores, lo que conseguimos con un buen vaso de leche semidesnatada, yogur, o cuajada si no se ha tomado previamente queso.
Si preferís los alimentos ya preparados estáis perdidos.
1 bocadillo de embutido o de paté puede tener 400 o 450 calorías,
1 sándwich mixto 500,
1 donuts y 1 croissant juntos otras 500,
1 porción de pizza 420,
1 porción de tarta 350,
1 menú pequeño de “fast food” con sólo 1 hamburguesa, patatas y un refresco 690,
1 bolsa de 100 g de patatas fritas 533,
1 bolsa de palomitas 592
o 1 bolsa de pipas de girasol 535…
Creo que sobran los comentarios. Decidid vosotros mismos.
Para los adultos, una cena pobre en proteínas, con mucha fruta o un simple yogur, hará que su organismo se vaya “comiendo sus propias proteínas” y se pierda masa muscular, además de no adelgazar.
Al revés, dependiendo de las piezas de fruta que se tomen se puede incluso engordar sin estar bien alimentado.
¡Cuántas personas de todas las edades comen demasiado al mediodía y sin embargo se van a la cama por la noche mal alimentados!