Chocolate, ¿os vuelve locos?
Si os pirráis por el chocolate, para empezar escoger chocolate de verdad, puro, que es el que solo lleva su grasa, la manteca de cacao, sin ninguna otra grasa añadida, ya que desde hace unos años la Unión Europea permite que se llamen “chocolates” los que también llevan otro tipo de grasa añadida, de coco y palma normalmente, o mantequilla que no deja de ser una grasa animal, y que antes se consideraban sucedáneos.
¡Una vez más habrá que tener especial cuidado en leerse detenidamente su composición para que no nos confundan!
Si realmente os gusta, podéis perfectamente no prescindir de él, siempre que escojáis uno muy negro, es decir con un alto contenido de cacao que, aunque será más amargo, también será mucho más sano.
De acuerdo con las normas europeas un chocolate para llamarse negro, puro o amargo debe estar hecho con granos de cacao tostado, para conseguir su característico sabor y no tener leche añadida, y este proceso de tostado es fundamental, porque según sea la técnica utilizada, como veremos más adelante, se pueden perder parte de sus polifenoles.
Se debe utilizar un mínimo de cacao del 35%.
La marca suiza Lindt lo tiene hasta con un 99% de cacao mínimo y lleva pasta de cacao, cacao magro, manteca de cacao y azúcar moreno de caña, pero en mi opinión es demasiado amargo y sobre todo demasiado mantecoso, precisamente por su gran cantidad de manteca.
La tableta entera es superfina, de 50 g, y como tiene 567 calorías por cada 100 g, la tableta entera tiene 283,5 kilocalorías en total.
Sin embargo, el que yo os propongo y el que más debería consumirse es el del de 85% de cacao, también de la misma marca, que es el que se debe usar para hacer los “coulants”, cuya receta os pondré algún día.
El coulant es un postre de origen francés que se caracteriza porque dentro del bizcocho de chocolate lleva chocolate fundido, el cual brota del mismo y se extiende por el plato una vez que se corta.
Aparte de ser muy llamativo en el aspecto visual cuando el chocolate sale desde el interior del bizcocho, es muy sabroso e ideal tanto para postres como para meriendas.
Pero para pastelería en general, no usar más que el que tiene solamente un 52% de cacao para que funda bien.
Volvamos a nuestro chocolate con un 85% de cacao que, paradójicamente, tiene menos calorías que el del 99% de cacao, 530, a pesar de llevar algo más de azúcar, 19 g en lugar de 8.
Pero tiene 49 g de grasa frente a los 46 que lleva el del 85% de cacao, y de ahí la diferencia de calorías.
Esta vez la pastilla pesa 100 g, así que si os tomáis al día 2 cuadraditos u oncitas serán 20 g = 106 calorías.
Si las deshacéis en la boca despacito, nunca masticándolas, sino saboreándolas y paladeándolas, el placer será mayor.
Eso sí, no os llevéis a la mesa más que esas 2 oncitas, porque si ponéis toda la tableta… estaréis perdidos.
Este par de oncitas después de la comida son perfectamente compatibles con una alimentación saludable y con no demasiadas calorías, y sus propiedades son magníficas como luego veremos.
Si estas calorías las tomáis de más, porque el chocolate os priva y no podéis prescindir de él, las podréis “quemar” subiendo y bajando escaleras durante aproximadamente 10 minutos y esto se puede hacer en el metro, subiéndolas a pie y no mecánicamente, en vuestra casa si es unifamiliar, o si es una comunidad subiendo y bajando varias veces hasta el último piso, un 6º o un 7º.
Si no es así, 100 calorías de más de las que os corresponden, que total parece que no son nada, representan a la semana 700, y en 10 semanas, es decir en prácticamente 2 meses, 7.000 calorías, es decir 1 kilo de más… que se irá sumando a los que pesquéis con otros alimentos.
¡Por eso los kilos de más se cogen paulatinamente y no de golpe!
Aunque entre los siglos XVI y XX se atribuyeron al chocolate más de 100 propiedades medicinales, y ya en el siglo XVIII se le llamo “manjar de dioses” y más tarde “comida emocional’, es a partir del siglo XVIII cuando el chocolate se puso de moda y desde entonces no se ha detenido en su carrera para convertirse en el dulce más famoso del planeta.
En los últimos años los estudios científicos están redescubriendo lo que nuestros antepasados entendieron y experimentaron durante siglos, que el chocolate negro tiene múltiples efectos saludables que han sido demostrados tanto a nivel epidemiológico como a nivel clínico.
El chocolate, tal como lo consumimos ahora, mayoritariamente en forma sólida, fue el resultado de procesos tecnológicos, principalmente en Holanda y Suiza, diseñados para adaptarlo a las costumbres y al paladar europeo y facilitar su consumo.
La producción anual de cacao en el mundo es de unos 2 millones de toneladas, estando África del Sur y Brasil entre los principales productores del grano, siendo Suiza el país donde más chocolate se come, con un consumo de 10 kilos anuales por persona.
El cacao, y por eso es tan importante un alto contenido en un chocolate, tiene cerca de 300 componentes identificados de los cuales la gran mayoría, de una forma u otra, benefician nuestro organismo.
Tiene en su composición una enorme concentración de minerales como potasio, fósforo, magnesio, hierro, calcio, zinc, cobre y cromo y vitaminas como la E, la B1 o tiamina, la B2 o riboflavina y la B3 o niacina.
Contiene también feniletilamina, un estimulante natural que acelera la liberación de serotonina en el cerebro, un neurotransmisor que produce felicidad y una sensación de bienestar y relajación…, teobromina, cafeína y teofilina…, y triptófano, un aminoácido que también favorece la producción de serotonina.
Por ello el chocolate es excelente frente a la tristeza, la ansiedad y la irritabilidad.
Pero gran parte de sus propiedades terapéuticas se atribuyen a unos compuestos antioxidantes llamados flavonoides que son los polifenoles más abundantes en el cacao, y representan aproximadamente el 10% del peso del polvo de cacao.
Estos combaten eficazmente los radicales libres que son los promotores de las enfermedades cardiovasculares y de todas las enfermedades asociadas con el envejecimiento, como la apoplejía y enfermedades crónicas como algunos tipos de cáncer.
Así que su consumo, siempre moderado, está asociado con menor mortalidad cardiovascular, menor riesgo de diabetes, de infarto de miocardio y de ictus, reduce la presión arterial y proporciona un mejor bienestar psicológico.
Además de la evidencia sólida que teníamos desde hacía algún tiempo sobre sus beneficios sobre la hipertensión, estos últimos días ha aparecido publicado en el «European Journal of Clinical Nutrition» un estudio que demuestra, en un análisis combinado de toda la evidencia clínica, que el consumo de chocolate negro, contiene una de las mayores concentraciones conocidas de estos antioxidantes, estos polifenoles, que también se encuentran, aunque en menores cantidades, en el aceite de oliva extra virgen y en el vino tinto y que reducen significativamente los niveles de colesterol en la sangre, sobre todo del colesterol «malo».
Un equipo del Centro Médico de la Universidad de Columbia (CUMC) ha detectado un nuevo beneficio del cacao, o mejor dicho de sus flavonoles o flavanoles, que ahora se han revelado capaces de retrasar el típico deterioro cognitivo, sobre todo la dificultad de recordar, asociado a la edad.
“Si un voluntario tenía una memoria típica de un sexagenario antes de la dieta rica en flavanoles, al finalizar el estudio podría pasar en este aspecto por un individuo de 30 o 40 años”, ha llegado a declarar Scott A. Small, uno de los autores de la investigación.
Este hallazgo se suma a otro anterior que demostraba los efectos beneficiosos de los flavanoles en la salud cardiovascular.
Cuando te sientes nervioso, inquieto o estresado, comer chocolate negro te ayuda a relajarte, según un estudio de la Universidad Tecnológica de Swinburne, en Australia.
Sin embargo el inmenso surtido de chocolates en la actualidad poco tienen que ver con estos chocolates negros ya que pueden llevar de todo, leche, frutos secos, mucho azúcar… disparándose sus calorías, perdiendo gran parte de sus propiedades al disminuir su proporción en cacao y ya no se deberían tomar con asiduidad.
Recientemente científicos africanos encabezados por el doctor Emmanuel Ohene Afoakwa, han logrado mejorar su fórmula de tostado para que el cacao obtenido con su técnica tenga un sabor más intenso y una mayor concentración de polifenoles.
Se repartieron 300 vainas de cacao en cuatro grupos:
– el primero de ellos no fue almacenado en ningún momento,
– el segundo fue almacenado durante 3 días antes de la fermentación,
– el tercero durante 7 días
– y el cuarto durante 10.
Los granos almacenados durante 7 días presentaban la mayor cantidad de elementos antioxidantes, después, incluso, de haber sido tostados.
Esto se debe a que el almacenaje mejora las condiciones de la pulpa rosa, viscosa y dulce que envuelve los granos de cacao dentro de la vaina.
Después, estudiaron el proceso de tostado: tomaron muestras de cada uno de los cuatro grupos de granos y los tostaron a 116ºC durante 45 minutos, una temperatura más baja y un tiempo mayor de lo que es habitual.
Así, incrementaron la actividad antioxidante, en comparación con los granos tostados por el método tradicional.
A todos los que les guste el chocolate, que disfruten de este placer, pero siempre con un alto contenido en cacao, es decir muy negro.
¡Además es delicioso, qué más se le puede pedir!
Otro día os pondré otra forma de consumirlo para hacer que nuestros desayunos y cenas sean más saludadles y naturales, llenos de antioxidantes.