¿Quieres una pastilla o prefieres comer?
En su afán de encontrar «el elixir» para tener un cuerpo ideal eterno y sin sobrepeso, o lo que es lo mismo una “píldora maravillosa o mágica” para luchar contra un estilo de vida nefasto, fruto de la opulencia que reina en muchos países occidentales, los científicos de medio mundo siguen “mareando la perdiz” para encontrar una solución a todo esto olvidándose, en muchos casos, de que la gente come más de lo que debe y lo que no debe, no porque tenga realmente hambre, sino porque le gusta comer.
Si se come poco o mal, porque nuestra alimentación no es variada, ni equilibrada, ni nutritiva… puede que algunos, muchos o pocos, sientan “hambre”, o la necesidad de ingerir alimentos, porque noten como un “agujero” en el estómago, o se encuentren débiles, o cansados, sin energía, o con síntomas de hipoglucemia…, sencillamente porque no han tomado los alimentos adecuados para que no les falte esa energía que empieza por ser imprescindible para nuestro cerebro y desde que nos levantamos.
Pero dejando estos casos aislados aparte, la mayoría de las personas comen, o comemos, ya que me incluyo, porque nos gusta comer.
Y si delante de nuestros ojos nos presentan platos o viandas maravillosas, aún sin hambre comeremos.
¡El que diga que no miente… como un bellaco!
Es lo que sucede por ejemplo en los múltiples hoteles de categoría de “todo incluido”, o en los desayunos buffet, o en los múltiples “brunchs” que todavía ofrecen en Madrid los grandes hoteles de lujo.
Prueba de ello es, salvando las excepciones, que muchos, atraídos por el espectáculo maravilloso que se les ofrece a la vista, todo apetitoso, se sirven el doble, o hasta el triple de lo que luego realmente van a poder comer.
Por ello el consejo de acudir a estos cócteles, aperitivos, comidas o cenas conmemorativas, bodas, festejos… habiendo tomado previamente algo en casa me ha parecido siempre un tanto absurdo y desde luego nada eficaz.
¿Cómo se van a tomar antes en casa crudités, como palitos de zanahoria, de pepino, de apio, tomatitos cherry… o encurtidos, por muy crujientes que sean, si nos están esperando verdaderos manjares, o por lo menos “cosas” que nos apetecen un montón?
Es pura lógica.
En España cualquier evento, por pequeño e insignificante que sea, se arregla siempre “comiendo” y “bebiendo”, y si es en cantidad mucho mejor.
En la mayoría de los casos muchos dicen, para auto engañarse, «1 día es 1 día»… y suele ser 1 día, y al siguiente, y al otro…
Por ello un grupo de investigadores del prestigioso Instituto Salk de Estados Unidos nos propone, para luchar contra la obesidad y comer sin miedo a engordar una “pastilla mágica”.
En realidad, más que magia lo que ofrecen es un medicamento que «engaña» al organismo para que empiece a quemar grasa sin consumir ningún alimento y, por tanto, ninguna caloría.
El truco se consigue con un fármaco que se llama «fexaramina», un compuesto químico que aspira a convertirse en la nueva promesa anti obesidad, aunque de momento solo ha mostrado su eficacia en ratones.
Los científicos del Instituto Salk, capitaneados por Ronald Evans, director del laboratorio de expresión genética de este instituto y autor principal del trabajo, aunque también han colaborado otros centros de Estados Unidos, Suiza, Australia … explican en la revista «Nature Medicine», cómo los animales tratados redujeron su peso y además mejoraron en todos los problemas relacionados con la obesidad: el colesterol descendió, la glucosa se mantuvo a raya y se minimizó la inflamación, un marcador relacionado con el cáncer y las enfermedades cardiovasculares.
También notaron cambios en la flora intestinal y la grasa blanca dañina se convirtió en parda y buena.
De la misma manera que existe un colesterol «bueno» y otro «malo», el metabolismo cuenta con dos tipos de tejido graso: uno blanquecino responsable de la obesidad abdominal o «michelines» y otro pardo o marrón, una grasa buena que consume calorías para mantener la temperatura corporal adecuada.
De manera que el nuevo medicamento parece que lograría el objetivo de adelgazar por varias vías.
No sólo activaría un regulador de la digestión y el almacenamiento de grasa, sino que de alguna manera también lograría «activar esa grasa buena parda».
Por ello numerosos laboratorios tienen puestas sus esperanzas en esta «píldora», para combatir el aumento de peso en el mundo ya que los investigadores están convencidos de que estos buenos resultados convierten la «fexaramina» en un buen candidato para iniciar un ensayo clínico con pacientes de verdad.
Una de las ventajas de este compuesto es que, a diferencia de otros fármacos ya aprobados contra el sobrepeso, como los que suprimen el apetito o tienen cafeína, este no se disuelve en el torrente sanguíneo.
A pesar de que se toma por vía oral, solo actúa al llegar al intestino, respetando el hígado, los riñones y las glándulas suprarrenales, con lo que se reducen los efectos secundarios en otros órganos y mejora su funcionamiento.
«Esta pastilla es como una comida imaginaria», explica Evans, y «envía las mismas señales» que normalmente ocurren cuando se come una gran cantidad de comida.
El organismo se prepara para dejar espacio para almacenar los nuevos alimentos, pero no hay en realidad calorías y no hay cambios en el apetito.
Si los experimentos con pacientes funcionan tan bien como con los ratones, la idea sería que las personas con sobrepeso tomaran una pastilla diaria para mantener bajo control la báscula.
Aunque como ya advierten los científicos del Instituto Salk, actuaría como una ayuda más dentro de un plan para adelgazar.
Es decir, el medicamento no permitiría dejar de lado el gimnasio y la actividad física, ni dejar de seguir una dieta razonable.
Y después de leer todo esto yo me pregunto: ¿Llegarían a eliminarnos de un plumazo el placer, gran placer de comer? ¡¡Pues qué triste!!
En los casos realmente peligrosos para la mismísima salud en los que se llegan a alcanzar 100 o 100 y pico kilos, es decir en pacientes que realmente ya están enfermos, y enfermos graves, puede que este fármaco les ayude, pero en el fondo habría que preguntarse, si es que antes de empezar a engordar no tenían ninguna patología.
¿Por qué viendo que engordaban más y más no han tomado antes ciertas medidas para evitarlo?
Porque los kilos no se cogen de hoy para mañana, ni de golpe, y a medida que cogían más y más peso han tenido que darse cuenta de que su vida iba perdiendo calidad, empezaban los dolores articulares, sobre todo en cervicales, espalda, cadera y rodillas…, su movilidad disminuía, cada cosa que hacían desde andar o subir escalones resultaba cada día más difícil, muchos ya no se podían agachar ni para atarse los cordones de los zapatos, tenían que adquirir calzadores largos, larguísimos para poderse poner hasta otro tipo de zapatos sin cordones.
¿Cómo puede llegar el ser humano a auto destruirse de esta manera?
Con razón, el mayor enemigo del hombre es el hombre mismo.