Parece ser que a mediados del siglo pasado, un científico japonés anónimo queriendo atenuar el fuerte olor del ajo, lo puso a asar a baja temperatura y se le quedaron sus dientes completamente negros, con un aroma suave, agradable, algo dulzón, con una textura parecida a la de las gominolas y un sabor delicioso, sutil, delicado, recordando ligeramente al regaliz.
Por ello se empezaron a fabricar armarios estancos donde los ajos sufrían esta trasformación.
A partir de ese momento su consumo se extendió como la pólvora por todo Oriente, donde es muy apreciado.
En el verano de 2007 Ferrán Adriá, en El Bulli, los introdujo en sus deslumbrantes menús. “Fui el primero en importarlos de Japón, los descubrí en un restaurante de Osaka y me entusiasmaron”, comentaría Adriá tiempo después.
¡Por ello, entre otras muchas razones, los franceses, le denominan el «alquimista» de la cocina!
De momento, hasta que estos ajos se conozcan más, son los gastrónomos y grandes Chefs los que los están utilizando para dar un toque de originalidad y color a sus exóticas preparaciones… hasta que usuarios como vosotros los degustéis y decidáis si os gustan o no.
Si queréis probarlos, o experimentar con ellos, podéis adquirirlos en las buenas verdulerías, en los centros del Corte Inglés y en Internet.
Vienen en cajitas pequeñas con 2 unidades dentro.
En nuestro país se empezaron a comercializar en las Pedroñeras, capital por antonomasia del ajo, y de todos es conocida la gran calidad de estos ajos manchegos.
A la hora de adquirir estos ajos blancos con denominación de origen, aunque son fáciles de reconocer por ser blancos por fuera y morados por dentro, no os equivoquéis ya que la piel que recubre la cabeza es blanca, pero la que recubre los dientes es morada.
El ajo morado de las Pedroñeras es más rico en azufre, yodo, sílice, alicina, zinc…, lo que le da un valor nutricional importante y le convierte en una ayuda para nuestro bienestar.
Tiene un aroma y un sabor característico, mucho más intenso, fuerte y estimulante que el resto de los ajos.
También tendréis que prestar atención cuando compréis ajos negros, ya que estos manchegos tienen sus dientes más pequeños y ovalados, mientras que los de procedencia oriental, fundamentalmente de China, son grandes y redondos.
Y no son manías, en la comparativa de ajo negro de diferentes procedencias siempre gana el de Las Pedroñeras, porque en aroma, textura y sabor supera con creces a los demás.
¡Pero, no esperéis encontrar el sabor característico del ajo… porque no lo tiene!
¿Cómo se obtienen estos ajos negros?
El ajo negro o Black Allium, se obtiene por tanto metiendo las cabezas de ajo enteras, sin añadirles nada en absoluto, es decir sin aditivos, ni colorantes, ni conservantes en una cámara sellada a una temperatura y humedad constantes durante un periodo que puede oscilar entre los 30 a 60 días según el productor que lo elabore.
Después se deja “madurar” en una sala especial durante 45 días, y durante este tiempo el ajo va cambiando de color poco a poco hasta convertirse en el deseado “ajo negro, 100% natural”.
Parece ser que no es difícil encontrar recetas para elaborar ajo negro en casa, aunque es un proceso muy largo y difícil, pero el que se quiera animar, ¡adelante!
Son una muy buena fuente de energía y salud
Estos pequeños ajos son una auténtica panacea vegetal, ya que tienen muchísimas propiedades.
Mientras que los ajos blancos que todos utilizamos a diario o Allium Sativum, una vez pelados tienen casi 84 calorías, los negros al haber perdido durante su proceso de transformación alrededor de un 20% de agua tienen alrededor de 132.
Naturalmente todos los “elementos” que se encontraban en los ajos blancos se han concentrado, es decir han aumentado y se encuentran en mayor proporción que en sus homónimos, los ajos blancos.
Así que, para empezar, de los 20 aminoácidos esenciales, y por tanto necesarios que requiere el ser humano para mantener el tono de nuestro cuerpo, tener la suficiente energía y que el sistema inmunológico funcione, estos ajos negros cuentan nada más y nada menos que con 18, lo que les convierte ya en un alimento muy beneficioso.
Sin estos aminoácidos esenciales estaríamos decaídos y con las defensas bajas ante cualquier enfermedad.
Como el cuerpo no los fabrica, hay que incluirlos en nuestra alimentación, y es aquí donde el ajo negro ejerce un papel destacado, ya que es una de las principales fuentes de aminoácidos.
Es un energizante natural, combate el estrés y la depresión y por su alto contenido en zinc resulta un “vigorizante” natural.
Participa en la purificación de la sangre y la protección del corazón gracias a un componente, la “S-allícisteína”, que colabora en la eliminación de lípidos y del llamado “colesterol malo”.
Entre sus otras propiedades nutricionales cabe destacar que tiene los siguientes nutrientes, lo mismo que los ajos blancos pero en mayor cantidad, hierro, calcio, potasio, yodo, zinc, magnesio, sodio, fósforo, trazas de vitamina A, vitamina B1, vitamina B2, vitamina B3, vitamina B5, vitamina B6, vitamina B7, vitamina B9, vitamina B12, vitamina C, vitamina D, vitamina E, vitamina K, 0 miligramos de colesterol y de purinas y bastante fibra.
El ajo negro tiene 5 veces más alicina, también 5 veces más de fibra, y 3 veces más de antioxidantes que el ajo blanco.
La alicina no es intrínseca al ajo sino que se produce al cortar o machacar el diente.
No es un elemento esencial en la alimentación, pero sí una gran ayuda en la lucha contra los radicales libres, lo que le convierte en uno de los mejores antioxidantes que nos brinda la naturaleza, una fuente de juventud.
La alicina también colabora en la circulación de la sangre teniendo efectos antitrombóticos.
Además de ayudar al sistema inmunológico y a mantener limpias las arterias, colabora en la prevención de la diabetes y facilita el tránsito intestinal.
¿Cuál es la cantidad aconsejable que debe consumirse de ajo negro?
Se aconseja consumir un mínimo de 1 a 3 dientes repartidos a lo largo del día, solos o añadidos a la comida.
Como era de esperar, ha entrado de lleno en los herbolarios como complemento nutricional.
Estos ajos negros son también perfectos para elaborar platos sofisticados, ya que les añade un sabor dulcificado, entre el de las pasas y el del regaliz, ideales por tanto para preparar también los más insólitos postres.
El próximo día os explicaré uno de mis «experimentos» que podrá agradar a muchos, o disgustar a otros, pero que os aseguro no dejará indiferente a ninguno ya que tiene una cremosidad y una suavidad increíbles.
¡Y es algo que pocos conocerán y que, al probarlo, no identificarán sus componentes!