Guiso de morcillo de ternera con patatas y zanahorias, plato único con menos de 500 calorías.
La receta es para 4 personas:
■ 4 cucharadas de 10 g cada una de aceite de oliva virgen extra = 360 calorías
■ 600 g de morcillo ya limpio = 786 cal
■ 20 g ajos ya pelados = 22 cal
■ 300 g de cebolletas ya peladas y limpias = 64 cal
■ 300 g tallos de apio, solo tallos y también limpios = 23 cal
■ 300 g de zanahorias también limpias = 82 cal
■ 500 g de patatas ya peladas = 355 cal
■ 200 g de tomate natural triturado de brik = 32 cal
■ 100 g de agua
■ canela en polvo que sea muy reciente
■ ½ o 1 cucharada de cominos en polvo
■ ½ o 1 cucharada de pimentón de La Vera picante, o dulce
■ ½ o 1 cucharada de curry Mc Cormik
Total de calorías del plato = 1.724 calorías: 4 = 431 calorías por persona.
1. El morcillo, llamado también jarrete o zancarrón, es una de las partes de la ternera con menos grasa, ya que al ser la parte alta de la pata del animal, la que va desde la pantorrilla hasta la corva, sujeta el cuerpo del animal y es muy musculosa pero no grasa.
Sucede lo mismo con las manitas o pies de cerdo, de cordero, de ternera…, aunque muchos puedan pensar lo contrario.
Es una carne muy jugosa y sabrosa, ideal para elaborar guisos y estofados, aunque puede tener bastantes desperdicios.
Para saber que es realmente morcillo suelo comprarlo entero y decirle al carnicero que le quite después de pesado, las partes blancas duras y fibrosas puesto que son músculos, que pueden estar por fuera, aunque no siempre.
2. Aunque el carnicero os lo limpie un poco, al trocearlo veréis que sigue habiendo partes blancuzcas pero melosas que, sin embargo no notaréis después en el guiso.
Cortarlo en trozos medianos.
3. Pelar y limpiar todas las hortalizas, y para aprovechar el tiempo, picarlas todas juntas en una picadora fácil de limpiar, si no caben de una sola vez, en dos.
4. Calentar el aceite en la olla superrápida y en cuanto aparezcan los primeros vapores, antes de que humee, volcar los trozos de carne.
Como hay poco aceite tendréis que removerlos rápidamente con una cuchara de madera para que no se peguen demasiado.
5. A continuación, y también deprisa, añadir la cebolla, las zanahorias y el apio picados, las patatas en cuartos no muy pequeños para que no se deshagan, el tomate natural triturado y el agua y remover de nuevo con la cuchara.
6. Salpimentar y añadir también todas las especies.
Si alguna no os gusta o no la habéis usado nunca, probarla porque os gustará, a no ser que estéis acostumbrados a comer todo muy «light».
7. Como tenéis que seguir removiendo, rascar con la cuchara de madera el fondo de la olla por si parte de los jugos de la carne, al principio, se hubieran pegado un poco.
Esto es lo que se llama «desglasear» y, aunque muy pocos lo hacen, es una de las operaciones más importantes en nuestra cocina.
Al dorar la carne, o el pescado, sus proteínas se coagulan por el calor, y una parte de ellas puede pegarse en el fondo del utensilio.
Si las disolvemos con agua, o con una chispa de vino, de jerez, de brandy… todos estos aminoácidos pegados pasarán al líquido añadido y será siempre jugo concentrado de carne o de pescado.
8. Cuando ya todo se haya despegado del fondo, cerrar la olla y en cuanto aparezcan las 2 rayitas de la válvula de presión fuera contabilizar 8 minutos.
9. Acto seguido apagar el fuego y esperar a que la válvula baje por su propio peso.
Consejos de cocina y nutrición
■ Éste es también un perfecto plato único puesto que sigue teniendo de todo, las proteínas de la carne y alguna de las patatas, el buen aceite de oliva virgen, la fibra, vitaminas y minerales de la verdura más todos los antioxidantes que aportan no solo las verduras sino también las especies.
Al ir el tomate guisado con aceite, su licopeno, poderoso antioxidante, aumenta su biodisponibilidad y se vuelve más asimilable.
■ Si os gustan los guisos muy caldosos añadir, además de los 100 g de agua, 100 g de un buen vino tinto y, si al finalizar la receta la salsa os parece clarucha, sacar del guiso algún trozo de patata y machacarla con un poco de salsa hasta obtener un poquito de puré que mezclaréis con el resto del guiso para que tenga más consistencia.
¡Todos menos espesarlo con harina, que le robaría categoría al plato!
■ Las especias en general favorecen la digestión, realzan el sabor de la comida y dan un toque distinto a platos corrientes.
¡Qué pena que en España se utilicen todavía tan poco, con lo ricas que son!
Se ha podido demostrar que al añadir especias se produce una mayor secreción salivar y ésta excita la secreción de varios jugos gástricos como el jugo intestinal, el pancreático y la bilis, facilitando así nuestra digestión.
Ya sabéis que la digestión empieza en la boca.
■ En cuanto a nuestro maravilloso pimentón de La Vera se han hecho estudios que demuestran que no solo tiene un efecto antioxidante, sino que también produce un aumento de las defensas contra los radicales libres y baja el colesterol y los triglicéridos.
Además, su variante picante, contiene una sustancia denominada capsaicina, que es la responsable del picante, y que tiene efectos anticancerígenos.
■ Este plato único se podría acompañar de una ensalada de tomate aderezada con albahaca fresca u orégano y hasta con 1/2 cucharada de aceite de oliva virgen extra con sabor fuerte como un Picual o un Cornicabra, con lo que solo añadiríamos 45 calorías a cada ración.
Al tener tanto sabor parecerá que hemos añadido una cantidad mayor.
■ Por último, y no me cansaré de repetirlo, comer despacio, masticando mucho para disfrutar más del plato.