Este pastel salado de fiesta es una receta muy parecida a la del pollo relleno de Navidad que os puse el año pasado, y como había dejado de prepararla hacía tan solo 2 o 3 años, no me gustó en absoluto, y la he modificado para bien.
Es más fácil, rápida y saludable y puede quedar igual de vistosa.
¿Por qué no me gustó?
Porque aunque el pollero me aseguró que ya no tenía nada de grasa en el interior, al haberlo deshuesado totalmente, antes de rellenarlo, yo, con la mano, le retiré por la abertura más grande todavía grandes “pelotones”.
Y aun así, y os lo enseñé en una foto, el pollo relleno soltó, después de enfriado y prensado, todavía más grasa, cuando solo debía haber soltado jugos concentrados de las carnes que, al enfriarse, debían haberse transformado en gelatina, como en este caso del que os voy a hablar a continuación.
Así que me reitero en lo dicho en alguna ocasión, un pollo entero asado es una bomba, no solo de calorías, sino de grasa saturada.
Y si se le retira la piel doradita, como se aconseja, que es lo más rico, y no se moja bastante pan en la grasa… ya no sabe a nada.
En su afán de producir más carne y más deprisa, los animales ya no son lo que eran, ni el pollo, ni el conejo, ni hasta las mismísimas codornices que no han tenido nunca ninguna grasa.
Yo visité hace unos años una Cooperativa de producción masiva de conejos, y os aseguro que lo que vi y olí… ¡fue de espanto!
Como se trata de un pastel, vamos a elaborarlo en un recipiente tipo plumcake, es decir rectangular y alargado, y desde luego transparente porque en todo momento vais a poder ir viendo lo que pasa en su interior, y es mucho más cómodo y sobre todo más productivo.
Con un poco de suerte, los vais a encontrar también de la marca brasileña Marinex en los grandes bazares.
Ahora nos están «metiendo» por todas partes los moldes de silicona, con el pretexto de que son más «modernos», pero son incómodos, a veces demasiado blandos para manipularlos, son opacos, es decir que no se puede ver su interior, y lo más importante… son más caros, ¡que es de lo que se trata!
Los ingredientes serían:
■ 300 g de carne muy magra de ternera picada
■ 300 g de magro de cerdo también muy magro picado
■ 200 g de jamón serrano muy magro y picado
■ 10 cucharadas de un buen jerez seco = 100 g
■ 10 cucharadas de brandy = 100 g
■ 150 g de nueces ya peladas
■ 100 g de pasas pequeñas sin pepitas, sultanas, de Corinto o de California
■ 1 o 2 frasquitos o latas de trufa negra
■ sal
■ canela en polvo
■ un pizco de clavo molido
■ pimienta blanca y nuez moscada recién ralladas
■ 800 o 900 g de pechuga de pavo abierta lo más finamente posible y con la que vais a forrar toda la superficie interna del molde, el fondo y los laterales.
1. Escoger carne de ternera y de cerdo muy magras, aunque después de pesadas os tengan que retirar algo de grasa.
Los carniceros están tan acostumbrados a ver esta grasa infiltrada en la masa muscular de las carnes, que ya ninguna les preocupa, es que ni la ven.
Además no saben lo malísima que resulta para nuestro organismo, independientemente de las calorías que aportan.
Se sigue diciendo que esta grasa, puro sebo, aporta sabor, cuando no es así en absoluto.
2. Hacer que os la piquen 2 veces seguidas, después de haber vaciado la máquina de los restos del cliente anterior.
3. Picar vosotros mismos en casa el jamón, puede ser en la picadora de la minipímer, aunque queden solo hebritas, o una especie de «puré». El sabor será el mismo.
4. En un tupper redondo grande volcar estas 3 “carnes”.
5. Añadir las pasas sultanas y las nueces.
Si éstas últimas estuvieran en trozos grandes, trocearlas un poco con la mano pero conservando trozos grandecitos para que luego nos los encontremos.
6. Abrir el o los frasquitos de trufa negra, volcar todo su jugo dentro de las carnes y filetear la trufa en rodajitas finas.
Según vuestro presupuesto utilizar 1 o 2 unidades.
7. Añadir un buen jerez seco, para estas ocasiones puede ser un Tío Pepe, y también un brandy de calidad.
El resultado final se notará.
8. Agregar todas las especias, remover bien para igualar todos los sabores y aromas, cerrar bien el tupper y meterlo en la nevera hasta el día siguiente.
9. En cuanto a la pechuga de pavo, también libre completamente de grasa, decirle al pollero que os la abra en capas finas sin romperla, y lo más grandes posible porque hay que recubrir con ella todo el interior del molde, el fondo y las paredes laterales.
Conviene que os sobre pechuga para poder «tapar» con ella el molde al final, después de haberlo llenado completamente, hasta arriba.
Se admiten “parches”, aunque la maestría del pollero es fundamental porque unos son “manitas”, y otros “manazas”.
10. Al día siguiente, cuando “el relleno” se haya macerado, pintar con aceite y una brocha de silicona todas las paredes y el fondo del molde, forrarlo con los trozos de pechuga y volcar después todo el relleno que habréis removido de nuevo.
11. Con la pechuga que os ha sobrado de los costados, cubrir la superficie del molde y pintar esta “tapa” de pechuga también con aceite y la brocha de silicona.
12. Introducir en el microondas 15 minutos a potencia máxima, y después observar su contenido.
Seguramente le faltarán otros 10 o 12 minutos más, pero siempre podéis comprobarlo pinchando en el centro con una aguja o palillo largo para ver de qué color salen los jugos al apretar.
Deben salir transparentes ya que si son rosados querrá decir que hay una parte de las carnes que no se ha cocinado todavía del todo.
13. A diferencia del pollo relleno del año pasado, este pastel no necesita prensado, así que es más fácil y rápido de elaborar y los trozos de nueces, que deben aparecer a menudo, le dan un «toque» muy especial.
14. Para que no se reseque, cubrirlo inmediatamente después con varias capas de papel transparente de plástico.
15. Esperar a que se enfríe totalmente y guardarlo a continuación en la nevera, tal como está.
Os durará varios días, está cada vez más bueno, y los jugos que ha soltado son pura gelatina, sin atisbo de grasa.
A la hora de servirlo, cortarlo en rodajitas finas, que serán rectangulares en lugar de ovaladas como el año pasado puesto que el molde tiene esa forma y, dependiendo de cómo lo adornéis, os puede resultar un plato frío riquísimo y de mucha categoría.
Si os gusta el huevo hilado, utilizarlo para adornarlo pues realza su presentación.
También estaría rico y bonito acompañado de una ensalada de escarola y bastante granada.