Aunque en todas las recetas, y en todo lo que comemos y bebemos, debe primar ante todo la calidad de sus ingredientes, en esta ensalada de kumatos y mozzarella auténtica es más que imprescindible.
Esta receta, a diferencia de las que os pongo casi siempre, aunque sigue siendo muy fácil, necesita ciertos ingredientes, como la crema balsámica o la salsa de setas y trufas que no se consumen habitualmente, pero que una vez adquiridas usaréis para otras muchas preparaciones.
Comprad exclusivamente mozzarella fresca en una sola bola, en la que en su envase blando de plástico ponga 100% Latte di Bufala de la marca Galbani.
Solo lleva leche de búfala, sal y cuajo y, que yo sepa, solo la encontraréis en los Carrefour grandes…, y si no le les ha acabado.
Su interior, al cortar la bola, se ve cremoso.
Cuidado con esta marca que también ofrece, ¡por 1 euro! «algo» que llaman «mozzarella» y en la que ni se molestan en indicar qué tipo de leche emplean: declaran «leche pasteurizada» y se quedan tan frescos.
¡Qué poquito respeto merece el consumidor!
La mozzarella elaborada exclusivamente con leche de búfala es mucho más nutritiva y sabrosa que la que prolifera en la mayoría de los supermercados, elaborada con leche de vaca, y en muchas pizzas.
Tiene un alto contenido de proteína, más de un 20 % por cada por 100 gramos de producto, y de flora láctica, de vitaminas y sales minerales como el calcio y el fósforo.
Si tenéis la mala suerte de encontrar solamente Bocconcini de la marca Albe, ni se os ocurra probarla porque, aunque en su envase por fuera os diga Mozzarella Fresca con leche de Búfala, si miráis por detrás, casi con lupa, veréis que declaran leche pasteurizada de vaca, un mínimo de 85% y leche de búfala un mínimo de un 5%.
Además, y en una compra rápida uno se puede entretener es descifrar toda su composición, declaran fermentos lácticos cuajo, sal y un conservador, el sorbato potásico, el E202.
No sabe a nada, su textura es hasta desagradable y aunque no tiro nada, después de probarla fue directamente a la basura.
¿Cómo es posible que la AECOSAN, la Agencia Española de Consumo, Seguridad Alimentaria y Nutrición, o quién corresponda, permita estos abusos y esta desinformación?
Cada día los que estamos concienciados de lo importante que es una alimentación sana, equilibrada y nutritiva estamos más desamparados.
El tomate kumato o negro tiene un agradable sabor y aroma pero no es demasiado ácido y, a pesar de su nombre, no es totalmente negro como su nombre indica porque sus tonalidades son verdosas, oscuras, marrones y algunas partes casi negras.
A pesar de su color oscuro, el tomate kumato contiene altos niveles de licopeno.
Si partís de una mozzarrella que no sea auténtica, o de vinagre blanco de Módena en lugar de la crema balsámica, los resultados no serán ni parecidos.
Aunque a muchos esta receta les recordará la famosa ensalada caprese, que se denomina así por proceder de Capri, en su elaboración y presentación difiere bastante.
Como conviene servirla en cuencos individuales, os pongo la receta para 1 sola persona.
Empezar, como en el resto de las ensaladas, por preparar la salsa en el fondo del cuenco que no debe ser demasiado pequeño para poder remover bien.
■ un poquito de sal y pimienta blanca recién molida
■ 2 cucharadas de crema balsámica blanca, ver más adelante
■ 3 o 4 tomates de la variedad kumato, unos 300 o 400 g
■ unas cuantas hojas de albahaca fresca, nunca seca
■ 1 o 2 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
■ 1 envase de mozzarella 100% Latte di Bufala, peso neto 125 g
■ 1 o 2 cucharadas de salsa de setas con trufas, ver más adelante
Preparación y elaboración de esta ensalada
1. Para trabajar menos y mejor empezar volcando en el cuenco los ingredientes en el orden en el que aparecen en la receta, primero la sal, la pimienta y la crema balsámica y remover bien para que todo se mezcle por igual.
2. Cortar los tomates en trozos regulares, ni muy grandes ni muy pequeños, añadirlos encima y remover bien.
3. Esperar por lo menos 1 hora para que todos estos ingredientes se maceren bien y se mezclen sus sabores.
La crema balsámica y la sal, por un proceso que se llama ósmosis, sacan al exterior parte del jugo de los tomates y así tendremos al final más salsa.
4. Mientras tanto lavar las hojas de albahaca, muchas o pocas dependiendo de lo que os guste su sabor, ver más adelante, secarlas muy bien con papel absorbente de cocina y picar la gran mayoría.
Reservar unas cuantas enteras para adornar al final la superficie de la ensalada.
Remover de nuevo para que la albahaca, con la crema balsámica, también se «cueza», es decir se vaya poniendo como «lacia» porque estará soltando todo su sabor.
5. Cuando se vaya a degustar esta ensalada, removerla otra vez, sacar la «bola» o medallón de mozarella de su envase, escurriéndolo bien para que salga sin suero.
Tiene entonces un peso neto de 125 gramos.
Desmenuzarlo con las manos en 2 o 3 trozos y colocarlos encima de todos los ingredientes anteriores bien removidos.
6. Agregar entonces la salsa de setas con trufas.
7. Colocar encima las hojas enteras de albahaca que habíamos reservado.
Consejos de cocina y nutrición
■ Para esta ensalada el sabor de la albahaca es totalmente imprescindible.
■ Como la albahaca fresca no se consigue siempre, salvo que se cultive en un tiesto o en un trozo de jardín, si compráis un manojo grande, picarla menudita y congelarla. Aunque forma «casi un bloque», cuando hace falta se puede retirar, con la punta de un cuchillo pequeño, la parte que nos interesa.
También se puede congelar en hojas enteras, sin tallo, que luego se pueden sacar con facilidad.
■ Incluso se pueden aprovechar los tallos de albahaca que arrancamos, bien cubiertos de aceite de oliva virgen extra y guardarlos en la nevera, aunque el aceite, con el frío, se solidificará.
Es así como antes conservaban los italianos la albahaca en invierno, hojas y /o tallos, hierba también imprescindible en la elaboración de su salsa «pesto».
■ No empleéis nunca para esta ensalada vinagres balsámicos de Módena, ni negros ni blancos porque su acidez os estropeará la receta.
■ Yo he utilizado aquí crema de vinagre balsámico blanco de Módena que, como su nombre indica, es una crema no un líquido. Y no es nada ácida, aunque en su composición tiene vinagre.
La he adquirido por Internet, pero os será más fácil encontrar ésta otra que está en varios supermercados.
■ En cuanto a la salsa de setas con trufas, con grandes diferencias de precio dependiendo de su sabor y calidad, las encontraréis en las tiendas Gourmet de los grandes almacenes y también aquí.
■ Si por persona os tomáis esta receta entera, como el queso es muy nutritivo, puede constituir un plato único si se acompaña de pan integral de 5 cereales porque tiene de «todo», proteína, minerales, vitaminas, hidratos de carbono de los tomates y el buen aceite de oliva.
■ ¡Cuidado con los «panes integrales y de 5 cereales» que se encuentran en los supermercados, que no son de masa madre. Son todos ellos industriales, blanduchos, con muchos fermentos panarios y conservantes!
■ La poderosa industria alimentaria cada día, en su afán de «ayudar» al consumidor, nos proporciona más y más productos de todo tipo pero demasiado procesados y, cuanto menos lo estén, más sanos serán.
Por ello muchos de vosotros os elaboréis en casa vuestro propio pan.