El tomate seco natural es un tomate maduro secado lentamente al sol.
Este lento proceso de secado hace que los tomates mermen perdiendo su humedad interior, pudiendo llegar a perder casi el 90% de su peso inicial.
Al disminuir tan considerablemente su volumen, su sabor se intensifica y se transforma en un condimento o guarnición ideal para acompañar platos de carne, de pescado, de pasta fría o caliente, de ensaladas…, incluso en una pizza casera.
También pueden encontrarse en alguna de las cocinas del levante español.
Estos tomates secos son muy populares en ciertas cocinas mediterráneas, una de las más afamadas es la italiana, y en la región de Puglia es habitual ver tejados de casas llenos de estos tomates secándose al sol.
Pueden conservarse comestibles durante largos periodos de tiempo debido a su bajo índice de humedad.
Existen 2 tipos de secado de tomates, uno de ellos es el natural, y consiste en el lento secado de los tomates expuestos al sol, en una cama de sal, haciendo que se mantengan sus valores nutricionales iniciales.
La medida de sal empleada en el secado es fundamental, si se incluye mucha se deseca rápidamente, afectando a los sabores.
Los tomates secados al sol se cortan en dos partes y se ponen boca-abajo con la piel hacia arriba.
Es importante que el primer día de desecado sea un día despejado con el objeto de que se deshidrate en un 70% sin que adquiera mohos durante la noche.
Según la variedad del tomate el secado puede ser rápido, de 3 o 4 días, o ser lento, alcanzando un periodo de una semana.
Durante este secado se les protege de insectos mediante el empleo de lienzos de fino tamiz, como «telas mosquiteras».
El otro es industrial, y se va imponiendo poco a poco en su elaboración y consiste en la deshidratación mediante aplicación de calor artificial.
Los deshidratadores industriales permiten desecar grandes cantidades en periodos cortos de tiempo, logrando así un mayor rendimiento.
Lograr su secado hace que sea posible obtener en cualquier época del año, tomates ricos en licopeno, al que deben su intenso color rojo, en otros antioxidantes, en vitamina C… y, sin embargo poseen niveles bajos de sodio, de grasa y de calorías.
En algunos casos se almacenan en botes de cristal sum
ergidos en aceite de oliva virgen extra, que se aromatiza a su vez con hierbas diversas, como es el caso del tomate mallorquín.
También se pueden comercializar simplemente secos, a granel, sobre todo en Levante, o envasados en bolsas o cajitas de cartón.
Si podéis escoger, que sean los secados de manera natural.
Os voy a dar una receta fácil y rápida de “pommodori secci” aliñados para ensalada, que os gustará mucho, aunque los podéis incluir en cualquier otro plato en el que queráis tener este sabor y aroma.
■ 200 g de pommodori secci o tomates secos naturales
■ 50 g de hojas de albahaca muy fresca, solo las hojas
■ ¼ de litro de vinagre suave, de sidra, de manzana…
■ 3 dientes gordos de ajo
■ 2 o 3 guindillas secas
■ aceite de oliva virgen extra hasta cubrir
1. Lavar los tomates secos debajo del grifo y centrifugarlos si tenéis una centrifugadora.
2. Lavar las ramitas de albahaca de la misma manera, y centrifugarlas también.
3. Secarlas con varios trozos de papel absorbente de cocina, separar los rabitos de las hojas y esparcirlas encima de la mesa de la cocina para que se acaben de secar.
4. Pelar los ajos y aplastarlos encima de la tabla de cocina sin que se deshagan demasiado.
5. En una jarrita de vidrio volcar los tomates ya lavados y centrifugados y cubrirlos con el vinagre.
Apretarlos bien para que se queden bien cubiertos.
6. Introducirlos en el microondas a potencia máxima hasta que empiecen a hervir.
7. A continuación colarlos pero recogiendo el vinagre, que nos seguirá sirviendo para aderezar ensaladas y elaborar vinagretas a pesar de que ha tomado un ligero color rojo.
8. Secarlos muy bien como en el caso de las hojas de albahaca y esparcirlos también sobre la mesa de la cocina.
Dejar que se sequen hasta el día siguiente.
9. En un recipiente de vidrio hermético volcar las hojas de albahaca, las guindillas y los dientes de ajo y cubrirlos de aceite de oliva virgen extra.
10. Al día siguiente sobre este aceite, que ya olerá a albahaca, volcar los tomates y terminar de cubrirlos con aceite.
11. Aunque lo ideal es consumirlos al cabo de 1 mes, se pueden consumir antes, y tendrán menos sabor, o después y su sabor será más intenso.
No os podéis ni imaginar el aroma tan fantástico que coge además este aceite con la albahaca.
¡Es una delicia! y lo podéis usar para cocinar todo lo que se os ocurra no solo para aliñar ensaladas.