Para limpiar «mágicamente» el fondo difusor exterior de acero o de aluminio de vuestras ollas, cacerolas y cazos…, lo que se llama vulgarmente «culo«, hay un producto fantástico que se suele ver en las ferias medievales de muchas ciudades.
Lo ideal, al sacar alimentos de un utensilio de cocina, sea el que sea, olla, cacerola, sartén…, es tener cuidado al verter su contenido para que no chorree por su parte exterior y llegue hasta su base, es decir hasta su fondo difusor exterior.
Y si desgraciadamente lo manchamos, es preferible secarlo inmediatamente con papel absorbente de cocina o, mejor aún, con una bayeta spontex limpia, mojada pero totalmente escurrida.
Para evitar que se manche este fondo por el exterior, (si no manchamos no tenemos necesidad de limpiar), se puede sacar también todo el contenido de la olla o cacerola con un gran cucharón, o por un cacillo como los que podéis ver en estas fotos que son dos «herramientas» que existen o deberían existir en todas las cocinas.
Y, al terminar de cocinar, lo primero que debéis hacer lo más rápidamente posible es fregar vuestra cacerola u olla «en caliente» y, si por el motivo que sea no podéis, volcar algo de agua en su interior, preferiblemente también caliente para que los restos de comida no se resequen.
Estas ollas o cacerolas deben fregarse
– por fuera sin arañarlas, es decir con una esponja, un lavavajillas manual y siempre agua caliente,
– y por dentro de una manera más intensa. ¡Ojo! solo por dentro, hay que frotarlas con un estropajo fuerte, y agua también caliente.
Este estropajo, al ofrecer una superficie lisa se adapta mejor que las nanas, que muchos se han acostumbrado a usar, pero que forman como «cordones de acero» como podéis comprobar en la foto. Tienen por tanto una superficie de contacto irregular, es decir bastante mala.
No os olvidéis de fregar también de esta manera potente los dos fondos difusores de estas cacerolas u ollas,
– tanto el interior,
– como el exterior,
pero cuidado, ¡con dos productos diferentes! como veremos a continuación.
Si no se hace, se puede acumular mucha suciedad en esta zona exterior que, al ir quemándose en los sucesivos guisos, puede llegar a formar costra.
Exagerando, esta foto podría ser el resultado de una olla muy sucia por fuera en un local en el que siempre se esté trabajando con muchas prisas y mucha presión.
Para contrarrestar y que os hagáis una idea de lo importantes que son los cuidados de una olla, aquí tenéis la foto del fondo exterior de una olla que tiene muchos años de vida, y del interior de la olla-sartén.
El fondo difusor de estas ollas que yo uso, tanto el exterior como el interior, es tan fantástico que, a fuerza de frotarlos para que queden muy limpios, se termina por gastar poco a poco hasta el dibujo del panel de abeja, como podéis observar en esta foto. Pero siguen funcionando de maravilla.
Muchos, por miedo, en lugar de frotarlas fuertemente las «acarician» con lo que no las ven nunca limpias del todo.
También hay que tener especial cuidado con la «junta», desnivel o pequeño escalón que une el fondo difusor exterior con el cuerpo de estas últimas ollas.
Este desnivel solo existe en una marca de ollas superrápidas, que hace tiempo bien podrían haberlo quitado, porque es un incordio y nos hace perder tiempo.
Entre los lavavajillas manuales, aunque el que menos se anuncia es el Mistol, que apareció en el mercado en 1950, es decir hace más de 60 años, es el mejor y bastante más barato que el otro, también verde que, con una campaña publicitaria enorme, apareció más tarde, en los años 60, empezando a competir con el anterior.
Este último no desengrasa más, como la publicidad casi siempre engañosa afirma, solo produce más espuma que molesta ya que necesita más agua y más tiempo para aclararlo.
Si se friega con agua caliente, que es lo aconsejable siempre que se pueda, no hace falta ningún desengrasante más, como también la publicidad nos quiere hacer creer.
Con cualquiera de estos dos lavavajillas es más que suficiente, y si hay restos pegados en el fondo de nuestros utensilios, desprenderlos primero con agua y alguna espátula o cuchara de madera.
Sin embargo, ninguno de los desengrasantes que se anuncian como tales, ninguno, sirve para fregar recipientes de plástico tipo tupper que se quedan siempre pegajosos y hasta malolientes por mucho que se froten y aunque el agua esté muy caliente.
Si alguno de vosotros conoce «algo» realmente efectivo, que nos lo comunique por favor.
La única manera de que se queden limpios es en el lavavajillas teniendo mucho cuidado de que no vayan a caer en la zona de secado del aparato, en las resistencias, porque se estropearían.
Muchos lavaplatos las tienen todavía visibles, es decir al aire, y si tan solo una tapa de plástico cae encima se quema.
Lo que yo os propongo, si el fondo difusor exterior de las ollas, cacerolas o cazos de acero o aluminio…, se ha ido atrasando y aparece algo negro, o su junta, es que uséis un limpiador que se llama Piedra Blanca, de 600 gramos de peso y de fabricación alemana.
¡¡ Solamente para el exterior del fondo difusor!!, ya que el interior se estropearía.
También se le llama «Pierre verte» aunque el envase por fuera es de color amarillo, la esponja es verde y el producto en su interior blanco.
Además de verse en los mercadillos, yo solo lo he encontrado en Amazon, y aunque dicen que tiene otras muchas utilidades, he probado solo algunas.
Va genial, por ejemplo, para dar brillo a las encimeras claritas de mármol de los cuartos de baño que se van poniendo opacas con el tiempo y para dar brillo a los fregaderos de acero inoxidable que también tienen ya muchos años. Aunque se trata de una especie de arcilla, no araña en absoluto.
El último descubrimiento ha sido limpiar los recipientes dorados, que anteriormente se limpiaban con limpia metales diversos, esponjitas, toallitas, cremas… y demás, con las que los guantes y todos los trapos se manchaban de negro.
Si tenéis todavía en vuestros hogares barras doradas en el suelo o «perfiles», que separan dicho suelo de los cuartos de baño y de la cocina del resto de la tarima o parquet de la casa,»¡una autentica maravilla»!
Se moja la esponjita amarilla con agua, se escurre bien, se frota ligeramente sobre la superficie de la piedra que nos proporcionan, a continuación un pequeño frotamiento sobre las barras doradas para quitar manchas o arañazos, se seca con una gamuza tipo spontex también bien escurrida y se da brillo con un paño seco.
¡Visto y no visto! en tan solo 2 minutos, sin que aparezca nada de negro que manchaba la madera o parquet y que había que retirar rápidamente.
Estos perfiles dorados se sustituyeron por perfiles plateados mates, que ya no había que frotar y, en la actualidad, por nada en absoluto puesto que se suele colocar en toda la vivienda suelo laminado resistente al agua.
Estas son las «chuminadas» que parecen una tontería pero que nos simplifican la vida.